Pablo Anto?ana, escritor de la Navarra m¨¢s tel¨²rica
Entre otros muchos premios recibi¨® el Pr¨ªncipe de Viana en 1996
"Escribir es una enfermedad cr¨®nica. No puede uno dejarlo. Si escribo, sufro, y si no escribo, sufro m¨¢s. El sufrimiento es una palabra manida que yo uso con sinceridad". As¨ª hablaba en 1999 a EL PA?S el escritor Pablo Anto?ana, fallecido el 14 de agosto en Pamplona, a los 81 a?os, tras varios meses de enfermedad. Y es que hace un a?o ya se declaraba "fatigado", pues, aunque segu¨ªa escribiendo art¨ªculos en los que repasaba an¨¦cdotas, gentes y tradiciones perdidas de "un tiempo que ya no existe", no pod¨ªa evitar el desencanto por la evoluci¨®n de la sociedad.
Anto?ana se consideraba predestinado a la escritura. Naci¨® en Viana en 1927, "precisamente", como ¨¦l mismo contaba a este peri¨®dico unos a?os antes, en 1979, a¨²n fuerte y reivindicativo, "en la casa en la que naci¨®, vivi¨® y muri¨® el escritor integrista don Francisco Navarro Villoslada". "?ste es un hecho, adem¨¢s de casual y coincidente, decisivo, seguramente, en mi vocaci¨®n de escribir", declar¨®.
Entonces era, para cr¨ªtica y p¨²blico -aunque no para todos- un injusto desconocido. Acababa de publicar la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona su novela Relato cruento, un repaso de lo peor de nuestras contiendas internas, empezando por las guerras carlistas y terminando en 1936, que no ahorraba ninguna descripci¨®n de los horrores que pasaban los que "siempre pagan las guerras, los pobres".
Para entonces ya acumulaba premios como el de la revista Acento en 1959, que no public¨® su novela corta El Capit¨¢n Cassou; el S¨¦samo con otra, No estamos solos, que s¨ª vio pronto la luz; el Nadal en 1962 con La cuerda rota, que no sali¨® a la venta hasta unos a?os despu¨¦s; el Ciudad de San Sebasti¨¢n en 1973, que public¨® Kurpil. Sin concurso, Plaza y Jan¨¦s hab¨ªa editado en 1964 El sumario.
Poco promocionado
Si entonces era poco conocido, o poco promocionado, despu¨¦s, lo sigui¨® siendo: "Como escritor, estoy fuera de los circuitos oficiales por no haber conectado con quienes tienen la sart¨¦n por el mango", opin¨® en 1999. Escrib¨ªa en castellano y describ¨ªa el pasado navarro, vibrante, doliente, primitivo, tel¨²rico. Tambi¨¦n observaba su alrededor, el mundo del campo, como un entom¨®logo, y describ¨ªa las vidas de sus habitantes. "Yo soy un campesino ilustrado que ha cultivado la tierra y ha estado en contacto con el pueblo", dijo en esa entrevista. "Por eso no creo que el pueblo llano sea sano, sino que tambi¨¦n tiene mucha malicia y no es tan ingenuo como la gente lo considera".
Para describir todo ello se invent¨® una tierra so?ada, la Rep¨²blica Federal de Ioar, donde retrat¨® incluso a la estirpe de reyes gobernantes, algo que le record¨® el Pr¨ªncipe Felipe cuando en 1976 le entreg¨® el premio Pr¨ªncipe de Viana. "La estirpe que me ha precedido", dijo entonces el Pr¨ªncipe.
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