El toreo 'underground'
Si se considera que el toreo que el pasado martes esparci¨® en esta misma plaza Morante de la Puebla es una de las cumbres de la tauromaquia moderna, la ortodoxia art¨ªstica por excelencia, el toreo que se sufri¨® ayer no puede ser calificado m¨¢s que como underground; alternativo, un subg¨¦nero carente de profundidad, emoci¨®n, aroma, dominio y gracia; un toreo hondamente superficial, anodino y desangelado que se desarrolla al margen de la grandeza torera.
Si viendo torear al diestro de La Puebla te sientes deslumbrado, arrebatado, conmovido y entusiasmado, en d¨ªas como ayer un bostezo profundo se apodera de todas las almas c¨¢ndidas, y alg¨²n aficionado recio se pregunta: "Si a m¨ª lo que me gusta es el toreo, ?qu¨¦ hago yo aqu¨ª?". Porque no es que los respetables profesionales de ayer no sean artistas, que no lo son; lo que habr¨ªa que preguntarse es a d¨®nde ha llegado el toreo para que un cartel como el de ayer forme parte de una feria puntera como la malague?a.
DOMECQ/RIVERA, EL FANDI, EL CAPEA
Toros del Marqu¨¦s de Domecq, bien presentados, mansos, muy blandos y descastados.
Rivera Ord¨®?ez: pinchazo y media tendida (silencio); estocada baja (silencio).
El Fandi: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo, estocada y dos descabellos (oreja).
El Capea: media tendida (silencio); media estocada (silencio).
Plaza de la Malagueta. 19 de agosto. Quinta corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".
"Si a m¨ª lo que me gusta es el toreo, ?qu¨¦ hago yo aqu¨ª?"
No resulta f¨¢cil entender el alboroto que form¨® El Fandi en el quinto toro, al que le cort¨® una oreja tras una faena inexistente a un toro de corto recorrido, al que hab¨ªa banderilleado con destreza y teatro a los gritos de "torero, torero", y al que hab¨ªa matado de manera defectuosa. Menos fino estuvo con las banderillas en su primero a toro pasado, y triste con la muleta ante un animal hundido en su propia miseria. A los dos los recibi¨® con una larga cambiada de rodillas en el tercio para animar a la triunfalista concurrencia.
Adm¨ªtase que lo de El Fandi tiene un pase. Siendo como es un habitual negado con capote y muleta, se ha ganada a pulso el lugar que ocupa con una suficiencia deslumbrante con las banderillas.
?Qu¨¦ se puede decir, en cambio, de Rivera Ord¨®?ez? Qui¨¦n lo ha visto y qui¨¦n lo ve... Sorprendi¨® muy gratamente el d¨ªa de su alternativa sevillana, all¨¢ por el a?o 1995. Lleg¨® con la escoba de barrer a todo y a todos. Durante un tiempo fue un torero aguerrido, valeroso, t¨¦cnico y depurado. Pasado el tiempo, parece un jubilado, de vuelta de todo. Ha olvidado c¨®mo se torea, o no le interesa ya esta profesi¨®n. Parece tener la cabeza en otro sitio, y toda su labor es consecuencia de la torpeza, la abulia y la inseguridad. A este torero le ha abandonado la ilusi¨®n. Muy mal su actuaci¨®n de conjunto de ayer, a pesar de que puso banderillas a su primero con soltura y brillantez.
El tercero en discordia, El Capea, no estaba anunciado en el cartel; entr¨® en sustituci¨®n de El Cordob¨¦s, lesionado hace d¨ªas en Gij¨®n. ?M¨¦ritos? Ninguno. Es un hijo de pap¨¢, pues su padre es El Ni?o de la Capea, hombre influyente en esta empresa. Un recomendado, vamos, lo cual no es algo indecoroso en este pa¨ªs de enchufados. Tiene suficientemente acreditado que no sirve para figura, y aburri¨® al personal con mantazos y trapazos diversos. La pena es que haya j¨®venes que se est¨¢n partiendo la cara en plazas exigentes y nadie se acuerde de ellos porque sus progenitores no son se?ores influyentes. Pero si es verdad que hay Dios, el toro pondr¨¢ a cada uno en su sitio.
Mientras tanto, ojal¨¢ esta cultura underground fenezca pronto y no se instale entre nosotros para desgracia de la ortodoxia. Por cierto, los toros, otra vez, infumables.
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