Ir¨¢n, sin cambios a la vista
Ahmadineyad inicia su nuevo mandato en un clima de pesimismo econ¨®mico
"Sin esperanza". As¨ª describen varios hombres de negocios iran¨ªes las perspectivas econ¨®micas de su pa¨ªs ante el segundo mandato de Mahmud Ahmadineyad. Ninguno ve signos de cambio en la mala gesti¨®n que ha caracterizado su presidencia. Mientras el sector p¨²blico (y semip¨²blico) siga controlando el 70% de la econom¨ªa y el monocultivo del petr¨®leo provea el 85% de los ingresos del Estado, resulta improbable que el Gobierno acabe con los subsidios o que aumente la productividad, dos pasos clave para reducir la inflaci¨®n y el paro, que las propias estad¨ªsticas oficiales sit¨²an en dos d¨ªgitos.
"Desde hace un a?o, los empresarios est¨¢bamos esperando el cambio", conf¨ªa el propietario de una peque?a empresa de tecnolog¨ªa. Durante el mandato de Ahmadineyad, las sanciones internacionales han hecho casi imposible la apertura de cartas de cr¨¦dito y han encarecido un 4% las transacciones internacionales. "Eso no es nada comparado con los problemas en nuestra relaci¨®n con el Gobierno", puntualiza ese mismo empresario.
El sector p¨²blico controla alrededor del 70% de la econom¨ªa
La ca¨ªda del precio del petr¨®leo obliga al Estado a apretarse el cintur¨®n
"En los meses que precedieron a las elecciones ning¨²n responsable quer¨ªa firmar contratos ante la inseguridad [que exist¨ªa] y si, como en nuestro caso, logras vender un sistema a alguna de las empresas nacionales, te encuentras con que el contrato no puedes firmarlo directamente con su director sino que tienes que pasar por una empresa interpuesta de los pasdar¨¢n", explica el interlocutor, que por razones obvias pide el anonimato. Los pasdar¨¢n son la Guardia Revolucionaria, un ej¨¦rcito ideol¨®gico paralelo al regular al que en los ¨²ltimos a?os se viene acusando de haber tomado el control de la econom¨ªa iran¨ª.
Sin duda, el paso obligado por un intermediario encarece cualquier transacci¨®n, pero, seg¨²n este empresario, ser¨ªa tolerable si no hubiera que sumarle tambi¨¦n la corrupci¨®n. "Cuando yo vendo este aparato, cuyo precio es de 3.000 d¨®lares, sol¨ªan pedirme facturas por 5.000. En v¨ªsperas electorales me estaban pidiendo que pusiera 10.000", a?ade mientras muestra uno de sus productos. "Yo no puedo hacer eso; es demasiado", asegura, convencido de que la diferencia estaba destinada a financiar la campa?a de Ahmadineyad.
La concreci¨®n de su denuncia resulta inusitada y da una idea del grado de desesperaci¨®n que vive el sector privado en Ir¨¢n. Pero incluso el sector p¨²blico est¨¢ pagando las consecuencias de la mala gesti¨®n. Iran Khodro, la principal empresa de automoci¨®n de Oriente Pr¨®ximo, est¨¢ al borde de la quiebra. El plan de rescate de 1.000 millones de d¨®lares que acaba de aprobar el Gobierno palidece ante la deuda de 9.000 millones que acumula la que hasta ahora se consideraba la joya de la corona de las empresas no vinculadas al petr¨®leo.
Los iran¨ªes no entienden c¨®mo una compa?¨ªa que cobraba los coches por adelantado, y a un precio muy superior al del mercado internacional, ha podido incurrir en semejantes p¨¦rdidas. "A causa de nuestra pol¨ªtica exterior", explica un analista. "Nos hemos empe?ado en abrir f¨¢bricas en Venezuela, Siria y otros pa¨ªses amigos, y eso ha llevado a Iran Khodro a la bancarrota". Fuera de Ir¨¢n, la empresa tiene que competir con coches mejores y m¨¢s baratos, frente al proteccionismo que le da ventaja en el mercado local.
"Nos estamos enga?ando a nosotros mismos", asegura el observador preocupado por las consecuencias de su eventual cierre. "No se trata s¨®lo de una f¨¢brica, sino de toda una red de proveedores. Miles de trabajadores se quedar¨ªan sin trabajo. Ser¨ªa un desastre social".
El paro es la principal preocupaci¨®n de los iran¨ªes. Nadie se cree las cifras oficiales que lo sit¨²an en un 12,5%. "[Esas cifras] Incluyen como activos a las amas de casa y a los estudiantes", apunta el analista citado. Adem¨¢s, la pol¨ªtica de jubilaciones tempranas que ha promovido Ahmadineyad para mejorar la tasa de desempleo ha duplicado el n¨²mero de pensionistas en los ¨²ltimos cuatro a?os. M¨¢s grave desde el punto de vista social, la falta de trabajo afecta a uno de cada cuatro j¨®venes, en un pa¨ªs en el que dos tercios de la poblaci¨®n tienen menos de 30 a?os.
En su primer mandato, Ahmadineyad cont¨® con el beneficio de los altos precios del petr¨®leo, que lleg¨® a rozar los 150 d¨®lares por barril en el verano de 2008. La diferencia con el valor presupuestado le permiti¨® distribuir ayudas en efectivo a familias con bajos ingresos, pensionistas y empleados p¨²blicos. Sin embargo, el aumento de dinero en circulaci¨®n y las bajas tasas de inter¨¦s no han logrado impulsar las inversiones, en parte a causa de la inflaci¨®n (28% en 2008) y en parte por la incertidumbre pol¨ªtica que ha acompa?ado su mandato.
Ahora, el barril se sit¨²a en torno a los 60 d¨®lares y est¨¢ obligando a apretarse el cintur¨®n. Para empezar, el Gobierno acaba de retractarse de un aumento en los salarios y pensiones de los empleados p¨²blicos que anunci¨® durante la campa?a electoral. Asegura que se trat¨® de un error y que en las pr¨®ximas n¨®minas va a deducir las cantidades avanzadas. Tampoco ayuda la crisis pol¨ªtica. Como ha advertido el presidente del Parlamento, Ali Lariyan¨ª, "el desarrollo no es posible sin estabilidad".
El coste de las protestas
Tiendas cerradas, horas de trabajo perdidas, gastos para interferir las se?ales de m¨®viles y de sat¨¦lite... Cualquier protesta social tiene un coste, pero en Ir¨¢n no se habla de ello. Al contrario, los peri¨®dicos est¨¢n llenos de buenas e incre¨ªbles noticias sobre las proezas econ¨®micas que el pa¨ªs lograr¨¢ en los pr¨®ximos diez a?os.
"Resulta pronto para cuantificar los efectos, pero sin duda ha tenido que afectar a la actividad empresarial y a las inversiones. Cualquier crisis genera incertidumbre y la incertidumbre es el peor enemigo de los negocios", estima un embajador occidental acreditado en Teher¨¢n.
"Ha llovido sobre mojado", se?alan fuentes bancarias iran¨ªes. "Los extranjeros hace ya tiempo que no invierten en Ir¨¢n y en cuanto a los rumores de fuga de capitales, llevan cuatro a?os produci¨¦ndose, desde la primera vez que elegimos a Ahmadineyad".
S¨®lo la empresa nacional de telefon¨ªa, Irancell, se ha quejado de la p¨¦rdida de 25 millones de d¨®lares (unos 17,5 millones de euros) por la suspensi¨®n del servicio de mensajes de texto (sms) durante las tres semanas que siguieron a las elecciones del pasado 12 de junio. El quebranto, que ninguna empresa privada hubiera tolerado, s¨®lo ha dado pistas a los opositores.
Blogs y redes sociales est¨¢n llenos de sugerencias sobre c¨®mo hacer da?o a las finanzas estatales. La mayor¨ªa de los j¨®venes han hecho suya la consigna de no enviar sms, para seguir castigando a la compa?¨ªa. Otra propuesta pide que se boicoteen los productos que se anuncian en la televisi¨®n estatal con el objetivo de obligar a sus fabricantes a abandonar esa plataforma.
Son gestos m¨¢s simb¨®licos que con verdadero impacto. Adem¨¢s, con un 70% de la econom¨ªa en manos del Estado resulta bastante complicado lograr efectos significativos. -
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