Mentiras y verdades
A Espl¨¢ lo despidieron con una sentida ovaci¨®n que el torero recogi¨® desde el centro del ruedo tras la muerte del cuarto de la tarde. Pero hab¨ªa quedado un mal sabor de boca en la plaza. Hab¨ªa sido una despedida de mentirijillas. Se anunci¨® en la feria con una ganader¨ªa de rebajas que oblig¨® a un ajetreado baile de toros en los corrales; de tal modo, que lo que sali¨® a la arena era impropio de su categor¨ªa y del respeto que merece esta fiesta por parte de un torero de tan larga y exitosa trayectoria. As¨ª, su segundo toro fue un novillote inv¨¢lido total, noqueado y moribundo, y que, por un mal entendimiento con la presidenta, no se devolvi¨® a los corrales. Lo banderille¨® con soltura y se enfad¨® dos veces con sus subalternos porque le cortaron el viaje del toro cuando trataba de lucirse tras colocar los garapullos. "Eso est¨¢ ensayado", grit¨® un espectador, y qui¨¦n sabe si no tendr¨ªa raz¨®n.
Sorando Espl¨¢, Conde, Cayetano
Cuatro toros de Rom¨¢n Sorando, mal presentados, inv¨¢lidos y descastados; el primero -muy soso-, y el sexto, con m¨¢s casta, de Luis Algarra.
Lis F. Espl¨¢: dos pinchazos y media (palmas); estocada baja (ovaci¨®n).
Javier Conde: pinchazo y estocada baja (silencio); estocada baja (oreja).
Cayetano: casi entera (silencio); estocada trasera (oreja).
Plaza de la Malagueta. 23 de agosto. ?ltima corrida de feria. Casi lleno.
Trap¨ªo ten¨ªa, es verdad, su primero, manso, gazap¨®n y soso, con el que Espl¨¢ s¨®lo pudo mostrar su imagen de torero a?ejo; voluntarioso, tal vez, pero con escasa profundidad. Su oponente era un esabor¨ªo, pero el torero se coloc¨® en los terrenos c¨®modos, con la muleta retrasada y as¨ª no es posible el toreo. Tambi¨¦n banderille¨® a este toro con su habitual sobriedad. Total, que se despidi¨® como un torero moderno, con pocas apreturas, con la m¨ªnima decisi¨®n y con su sabidur¨ªa cogida con alfileres. Una despedida mentirosa, aun a riesgo de que no fuera ¨¦sa su intenci¨®n.
No se retiraba Javier Conde, pero en ¨¦l todo suena a impostura y enga?ifa. Es una ceremonia en s¨ª mismo, y su p¨²blico lo acompa?a y disfruta con sus gestos histri¨®nicos. M¨¢s que andar, parece levitar; se mueve con calculada parsimonia, se adorna mucho y da la impresi¨®n de que en cualquier momento va a escenificar un baile flamenco en la cara del toro. Pero torear, lo que se dice torear... Poco le permiti¨® su primero, sin clase alguna, y enga?¨® al respetable en el cuarto con medios pases, todos muy despegados. Pero vende bien su producto y le concedieron una oreja de m¨ªnimo peso. Pues, muy bien.
La ¨²nica verdad de la tarde la dijo Cayetano ante el codicioso sexto -el tercero naci¨® lisiado-, con el que se faj¨® con la mano derecha en un par de tandas r¨¢pidas, pero ligadas y pre?adas de emoci¨®n. El nervio del animal dur¨® poco, y el sabor torero fue una r¨¢faga fugaz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.