"Bacon se ver¨¢ en Almod¨®var"
"?l observaba la materia de los cuadros como quien se recrea en la piel de un amante". As¨ª, de un brochazo, Manuela Mena, comisaria de la antol¨®gica sobre Francis Bacon (Dubl¨ªn, 1909-Madrid, 1992) en el Museo del Prado, entra en materia para describir los preparativos de aquellos d¨ªas de enero que ella recuerda como una carrera contrarreloj. "Estaban en Madrid todos los correos [los especialistas que acompa?an f¨ªsicamente a los cuadros] y hab¨ªa muy poco tiempo para el montaje; se inaugur¨® el 2 de febrero y tuvimos el tiempo justo para remodelar las salas. As¨ª y todo, fue f¨¢cil, muy tranquilo, sin nervios".
De los problemas, que los hubo, Mena, jefa de conservaci¨®n del siglo XVIII y Goya en el Prado, ya ni se acuerda. A toro pasado rememora con una sonrisa enigm¨¢tica c¨®mo algunas obras de Bacon hubo que cambiarlas de ubicaci¨®n porque se llevaban mal entre ellas. "Las dos cabezas antropom¨®rficas, Estudio de cabeza I, Estudio de cabeza II, ten¨ªamos idea de situarlas en la primera sala y cuando llegaron fue como si dijeran: 'Yo no quiero ir aqu¨ª, deseo ir all¨ª". Lo mismo, dice, ocurri¨® con la serie de los Papas enjaulados, aulladores, de bocas como cavernas. "Se quer¨ªa colocarlos por tonalidad, intensidad, pero fueron los propios cuadros quienes dijeron d¨®nde quer¨ªan ir. Qued¨¦ muy satisfecha de c¨®mo qued¨® el montaje".
"174.000 personas visitaron la muestra, y lo hicieron entregadas"
Bacon regres¨® en febrero a Madrid, 17 a?os despu¨¦s de su muerte, coincidiendo con el centenario de su nacimiento. 174.000 visitantes acudieron al Prado durante los dos meses y medio (de febrero a abril) en que permaneci¨® abierta la exposici¨®n para contemplar la obra demoledora de un artista genial. "Sientes la muerte en sus obras porque a Bacon ese tema siempre le interes¨®. Sobrecoge no porque nos descubra que vamos a morir, sino el ver c¨®mo este artista tira abajo barreras, como la decrepitud, por ejemplo. Se sinti¨® joven hasta el ¨²ltimo momento de su vida, y expres¨® as¨ª su sentido de la libertad, de la pasi¨®n, de la vida".
"Yo he visto en el Prado muchas exposiciones", asegura Manuela Mena, "pero en ¨¦sta hab¨ªa un atractivo especial, el morbo Bacon". El morbazo surgi¨® por diferentes razones. Por primera vez, un pintor actual, del siglo XX, entraba en el Prado con una antol¨®gica. Otro de los motivos era contemplar su obra, fuerte, bronca, expl¨ªcitamente sexual. El cuadro final del recorrido de la exposici¨®n, Tr¨ªptico 1992, fue quiz¨¢s el que mayor expectaci¨®n provoc¨®. Es el lienzo en que ¨¦l se retrat¨® con su amor espa?ol. "En un extremo del ¨®leo aparece Bacon surgiendo de un vac¨ªo negro y al otro lado, a la derecha, escapando a la vida, el rostro con las facciones de Jos¨¦, su amigo espa?ol". Cuenta Mena que para esta obra el pintor eligi¨® como soporte una tela de lino, un material noble que perdura en el tiempo. "Proporciona a la superficie una belleza especial y tiene una riqueza austera, tremendamente baconiana". El artista hizo esta elecci¨®n de forma premeditada. "Es un sudario para ¨¦l, una s¨¢bana de lino para su amante", afirma Mena.
Jos¨¦, pareja y hombre clave en los ¨²ltimos a?os del pintor, asisti¨® a la inauguraci¨®n de la exposici¨®n. "Nos conoc¨ªamos de cuando ¨¦l y Bacon acud¨ªan a visitar el Prado y es una persona maravillosa. ?Que si estaba emocionado? No s¨¦. Estaba contento de ver c¨®mo hab¨ªa quedado todo".
La de Bacon ha sido una de las muestras m¨¢s populares del a?o. "Si me reconoc¨ªan por la calle, o, por ejemplo, comprando tomates en el supermercado, me daban la enhorabuena", recuerda Manuela Mena. "Fue algo realmente especial. Las 174.000 personas que vinieron lo hicieron entregadas".
Manuela Mena gui¨® a muchas personas por las obras de la antol¨®gica. Un d¨ªa lo hizo con el director de cine Pedro Almod¨®var. "Le encant¨®. Observ¨® cosas relacionadas con la dimensi¨®n del cine en sus cuadros". Y Mena arriesga incluso un pron¨®stico para el futuro. "A lo mejor en su pr¨®xima pel¨ªcula aparece alguna referencia al pintor, un gui?o; algo parecido a cuando Bertolucci fue a Francia, en 1971, a ver una individual de Bacon y un a?o despu¨¦s rod¨® El ¨²ltimo tango en Par¨ªs; all¨ª, en la primera escena, se aprecia claramente que est¨¢ influida por Bacon".
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