'Espartaco': el p¨¦plum en el ballet
Lo de la t¨²nica y la armadura que dejan ver lustrosamente las piernas est¨¢ en el ballet desde sus albores. Ya en tiempos de Luis XIII aparecen los soldados romanos en los ballets de corte (casco crestado, coraza, faldilla trabillada, espinilleras, espada, estandarte o lanza). Despu¨¦s, mientras reinaba su hijo Luis XIV, las armaduras se cubrieron de oro y piedras refulgentes; en el rococ¨®, lleg¨® el delirio: rocallas emplumadas y faldillas m¨¢s cortas. En el romanticismo, en Sylvia (Delibes, 1876) el guerrero Aminta fue vestido por Eug¨¨ne Lacoste como un noble romano y en El juicio de Par¨ªs (Pugni/Perrot), el tal interpretado por Arthur Saint-Le¨®n aparec¨ªa con armadura de la legi¨®n estilizada: puros caprichos decorativos, licencias del escenario de danza. En Cleopatra (Fokin, San Petersburgo-Par¨ªs, 1909) Leon Bakst redise?¨® la entrada de Marco Antonio en armadura, corona de laureles y cuadriga de caballos blancos, am¨¦n de 12 maromos de la legi¨®n.
Si Lenin se hab¨ªa referido tambi¨¦n a Espartaco, c¨®mo no hacer un ballet en el apogeo del realismo socialista
Jacobson elimin¨® las zapatillas de punta: s¨®lo sandalias y t¨²nicas, en contraste con las armaduras de los romanos
Pero el ballet p¨¦plum genuino como tal es un invento sovi¨¦tico de los tiempos del realismo socialista, y eso tiene una obra mayor: Espartaco (hasta hoy en m¨¢s de cincuenta versiones en todo el mundo) y su explicaci¨®n en dos factores: la divulgaci¨®n de las novelas hist¨®ricas en la desaparecida Uni¨®n Sovi¨¦tica y el argumento m¨ªtico, al que ya hizo alusi¨®n Karl Marx, de los esclavos rebel¨¢ndose contra los poderosos. Si Lenin se hab¨ªa referido tambi¨¦n a Espartaco, c¨®mo no hacer un ballet en el apogeo del realismo socialista. El origen est¨¢ en una de las tantas novelas del siglo XIX que popularizaron la legendaria historia del esclavo tracio, escrita por Raffaello Giovagnoli (Roma, 1838-1915), que ley¨® de ni?o Il Compendio della Storia Romana de Oliver Goldsmith y qued¨® ya fascinado con el mundo antiguo, as¨ª subtitul¨® su novela a?os despu¨¦s como Racconto Storico del Secolo VII Dell'Era Volgare. En 1874 se hizo en Mil¨¢n una edici¨®n del Espartaco de Giovagnoli ilustrada por Nicola Sanes que fij¨® un ideario iconogr¨¢fico que atraves¨® g¨¦neros y modas, y en 1882 se tradujo al ingl¨¦s. Otras novelas contribuyeron a la furia romana, desde Quo vadis? (Sienkiewicz) a Fabiola (Wiseman) pasando por Los ¨²ltimos d¨ªas de Pompeya (Lytton), lo que nos trae hasta Gladiator (2000), el oscarizado filme de Ridley Scott, que calca a otro p¨¦plum anterior: La ca¨ªda del Imperio Romano (1964). Gladiator se parece a todos sus predecesores, y especialmente al ballet Espartaco, de donde toma el color negro para las vestiduras de C¨®modo y su obsesi¨®n por los juegos y las batallas de gladiadores. Por qu¨¦ le dieron un Oscar al vestuario de Gladiator es un misterio: pensar un momento en la armadura "blanco nuclear" de C¨®modo, y es que todos le deben la vida y la inspiraci¨®n a Edgard Gibbon, aquel se?or que med¨ªa 1,24 de estatura y escribi¨® una obra eterna y monumental en el siglo XVIII: La decadencia y ca¨ªda del Imperio Romano (que inspir¨® a Samuel Bronston la producci¨®n de su filme en Madrid). En el primer tomo, Gibbon cita a Espartaco y las fuentes que se conoc¨ªan en su tiempo, que son casi las mismas de hoy: de Plutarco a Cipriano, Floro, Salustio, Columela y Plinio el Viejo. Hay quien agrega las s¨¢tiras de Juvenal.
El Espartaco de Stanley Kubrick es de 1960 (el cineasta reneg¨® siempre de la pel¨ªcula) y el Ballet del Teatro Bolsh¨®i de Mosc¨² bail¨® esta obra en el Metropolitan Opera House de Nueva York en septiembre de 1962. La sorpresa fue may¨²scula: la est¨¦tica era similar y as¨ª se dijo en las cr¨®nicas, la estilizaci¨®n del mundo romano coincid¨ªa en muchas cosas. El filme de Kubrick se inspira, con gui¨®n de Dalton Trumbo, en la novela hom¨®nima de Howard Fast (que la empez¨® a escribir en la c¨¢rcel en 1950 y que cuando era comunista de pro lleg¨® a recibir el Premio Stalin). Fast hab¨ªa le¨ªdo atentamente tanto la de Giovagnoli como la de Arthur Koestler: Los gladiadores (1940), sin duda la mejor. Koestler tambi¨¦n pas¨® por Mosc¨² en los a?os treinta (despu¨¦s se arrepinti¨® amargamente) y en Fast est¨¢ tambi¨¦n sesgadamente la Spartacus (1933) de Lewis Grassic Gibbon, donde el protagonismo se cede al eunuco Kle¨®n, personaje ficticio que deviene mentor de Espartaco y rememora su vida de esclavitud infantil y abusos sexuales a los que hab¨ªa sido sometido de peque?o. En el ballet Espartaco aparecen los dos ni?os que documenta la historia: los hijos del esclavo y su adorada Frigia.
El primer Espartaco en ballet se hace en Leningrado coreografiado por Leonid Jacobson (San Petersburgo, 1904-Mosc¨², 1975), artista de origen jud¨ªo que sufri¨® ocasionalmente represalias y confinamiento en el periodo estalinista. El gui¨®n era (y es, con variantes, el mismo de hoy en todas las versiones) de Nikol¨¢i Volkov, el m¨¢s importante libretista de ballet de la era sovi¨¦tica. De su pluma salieron en la ¨¦poca dura del realismo los argumentos de Las llamas de Par¨ªs (Vainonen, 1932) y Cinderella (Prok¨®fiev, 1945). Tambi¨¦n cre¨® el texto de La fuente Bakhchisaria (Sarajevo, 1934). Espartaco fue su ¨²ltimo gran empe?o literario.
El compositor Aram Kjachaturian (Tbilisi, 1903-Mosc¨², 1978) que hab¨ªa nacido en el gueto armenio de la capital georgiana escribi¨® en el diario Pravda en 1953: "El Teatro Bolsh¨®i me ha comisionado que escriba un ballet sobre el antiguo gladiador romano Espartaco, que en sus heroicas gestas tiene mucho que ver con la resistencia ¨¦pica del pueblo ruso ante los invasores nazis". Stalin bendijo la idea, pero ese mismo a?o muri¨®. Al estreno moscovita en 1958 fue su sucesor: Nikita Jruschov y sali¨® contento, aunque la primicia mundial fue la citada del Teatro Kirov de Leningrado el 27 de diciembre de 1956, con dise?os de Valentina Kjodasevich y protagonizado por Askold Makarov (Novo-Mossalskoie, 1905-San Petersburgo, 2000). Luego, en 1958 en el Bolsh¨®i de Mosc¨², la coreograf¨ªa la hizo ?gor Mois¨¦iev (Kiev, 1906-Mosc¨², 2007) y Espartaco lo encarn¨® Alexander Konstantinov. Mois¨¦iev, cuyo primer ballet se llam¨® El bal¨®n de f¨²tbol (m¨²sica de Oranski, 1930) e inaugur¨® otro subg¨¦nero: los ballets sobre balompi¨¦ (hizo varios t¨ªtulos). Entonces asumi¨® al centuri¨®n Craso, el malo de la trama.
Jacobson elimin¨® las zapatillas de punta: s¨®lo sandalias y t¨²nicas, en contraste con las armaduras (el metal dorado) de los romanos. Luego los esclavos-gladiadores asumen el metal (espadas y escudos), pero en bru?ido r¨²stico. Estas premisas est¨¦ticas son suyas y se mantienen hasta hoy. Jacobson subtitul¨® su ballet Escenas de la vida romana y hay una con las bailarinas de Gades, llamada V¨ªrgenes gaditanas; tambi¨¦n destac¨® los dos adagios: el de amor de Frigia y Espartaco (pas de deux: fidelidad, entrega) y el de Aegina (decadencia y crueldad sin l¨ªmites). Cuando el tambi¨¦n georgiano Simon Virsaladze dise?¨® la versi¨®n de Yuri Grigorovich en abril de 1968 estim¨® sostener este ¨ªndice crom¨¢tico y de dibujo. El Bolsh¨®i en pleno desembarc¨®, flamante, en Londres en julio de 1969 con el Espartaco de Grigorovich y Clive Barnes escribi¨® entonces: "Desde Romeo y Julieta, esto es lo m¨¢s grande que ha hecho el ballet sovi¨¦tico".
En el Teatro Real encarnar¨¢ Espartaco el joven de 23 a?os Ivan Vassiliev. Debut¨® en este papel a los 19 a?os. Un r¨¦cord: ha sido el bailar¨ªn m¨¢s joven en encarnar sobre las tablas de la ¨®pera moscovita un gran rol. Cr¨ªtica, p¨²blico y profesi¨®n se han rendido a su fuerza viril, a su danza heroica y pujante. Hay quienes le arrojan claveles y dicen que, claro, es el nuevo Vassiliev.
Espartaco, coreograf¨ªa de Yuri Grigorovich. Ballet del Teatro Bolsh¨®i de Mosc¨². Teatro Real de Madrid. Del 5 al 10 de septiembre. www.teatro-real.com
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