Decandencia de un gran apellido
Los Wittgenstein eran una poderosa familia perteneciente a la gran burgues¨ªa industrial europea de la "Viena fin de siglo", hoy queda poco de ellos. Alexander Waugh (1963), nieto del novelista brit¨¢nico Evelyn Waugh, narra la interesante cr¨®nica de su decadencia a trav¨¦s del destino de sus miembros principales. "Decadencia" y no "ascenso" puesto que el bi¨®grafo elude cualquier referencia a los pr¨®speros negocios del afianzador del imperio econ¨®mico familiar, el voluntarioso y tozudo Karl, que hered¨® y ampli¨® una gran fortuna forjada gracias a la industria del acero. El libro comienza describiendo su muerte, para continuar con el relato de los avatares de los ocho hijos nacidos de su matrimonio con Leopoldine Kalmus, una mujer t¨ªmida, a la sombra del poderoso patriarca, que no siempre supo quererlos bien.
La familia Wittgenstein
Alexander Waugh
Traducci¨®n de Gerardo P¨¢ez Irrac¨ª
Lumen. Barcelona, 2009
484 p¨¢ginas. 24,90 euros
Como sucediera a otra escala entre Kafka y su progenitor, tambi¨¦n Karl Wittgenstein alardeaba de ser un self made man e infravalor¨® el talento de sus cinco hijos varones, con los que ten¨ªa poco en com¨²n: Hans, Kurt, Rudi, Paul y Ludwig. Los tres primeros, debido a depresiones de diversa ¨ªndole, terminar¨ªan suicid¨¢ndose. De las tres hijas, Herminie, Helene y Margarete; la primera, melanc¨®lica y acomplejada, se qued¨® soltera; la segunda, una mujer muy severa, contrajo un matrimonio ventajoso y, a pesar de sus neurosis, llev¨® una vida estable; la menor, autoritaria y de car¨¢cter fr¨ªo, se cas¨® con un millonario norteamericano que padec¨ªa ataques psic¨®ticos y fue desgraciada a pesar de sus riquezas. En realidad, en esta historia todos son infelices: los hermanos re?¨ªan de ni?os y ya adultos pleitearon entre ellos, a veces con sa?a.
El miembro m¨¢s conocido de todos es el que fuera menor de los hijos varones, el fil¨®sofo Ludwig Wittgenstein, autor del Tractatus logico-Philosophicus, un genio de la l¨®gica que vivi¨® presa de la culpa por creerse incapaz de llevar una aut¨¦ntica "vida filos¨®fica", y quiz¨¢s por su homosexualidad. Pero el personaje que m¨¢s le interesa a Waugh es Paul, el pianista manco, un a?o mayor que Ludwig. Todos los Wittgenstein, salvo el severo Karl, conformaron una familia "musical": s¨®lo se llevaban bien entre ellos cuando tocaban juntos. Por los salones de su palacio vien¨¦s desfilaron Mahler o Brahms; sin embargo, ¨²nicamente Paul fue concertista profesional. Al perder el brazo derecho en la Gran Guerra se esforz¨® tanto por superarse que pudo dar conciertos de piano con la mano izquierda. Ravel, Prok¨®fiev o Korngold compusieron obras exclusivas para ¨¦l. Es de la mano de Paul como Waugh nos conduce por una historia cada vez m¨¢s interesante, sobre todo cuando refiere las peripecias que acosaron a los Wittgenstein bajo el r¨¦gimen nazi, que indag¨® en su ¨¢rbol geneal¨®gico hasta descubrir que la familia contaba nada menos que con tres abuelos jud¨ªos; herencia gen¨¦tica que les resulto m¨¢s desgraciada si cabe que la del c¨¢ncer de pr¨®stata que marc¨® el destino de los varones de esta singular familia, del que murieron algunos de ellos.
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