Los fantasmas de Mari?¨¢n
El acad¨¦mico Felipe Sen¨¦n propone un recorrido por el lado humano del pazo
El pazo de Mari?¨¢n, antiguo castillo, est¨¢ lleno de los esp¨ªritus de los muchos personajes ilustres que, en vida o en obra, han dejado huella entre sus muros. Felipe Sen¨¦n, arque¨®logo, muse¨®logo y acad¨¦mico de Bellas Artes, los conoce a todos. Y es ¨¦l el que entiende el pazo como una "arquitectura con humanismo: paisaje y paisanaje", dice para proponer un recorrido por el que fue solar de L¨¢ncara.
Tras pasar el portal¨®n, al fondo de la avenida, un par de apeaderos para jinetes -ahora in¨²tiles- reciben al visitante en Mari?¨¢n; y a su lado, Felipe Sen¨¦n, al pie de una escalera, flanqueado por dos mayordomos p¨¦treos en actitud de acoger al reci¨¦n llegado. Pelda?os, balaustradas y bustos de granito crean un escenario casi teatral. El aspecto de quinta se?orial del edificio escasamente deja traslucir sus or¨ªgenes defensivos, aunque con ese fin fue mandada construir la torre original, en el siglo XV, por G¨®mez P¨¦rez das Mari?as, caballero guerrero de la corte de Juan II que particip¨® activamente en las luchas Irmandi?as, seg¨²n relata Sen¨¦n. En la segunda mitad del XVIII, tiempos de Diego de Oca y sus sucesores, la fortaleza se hizo pazo.
El pazo, antiguo castillo, perteneci¨® a linajes como los Sarmiento o Ulloa
Saramago o Cela, entre otros ilustres, pasaron por sus instalaciones
Desde G¨®mez P¨¦rez das Mari?as, Mari?¨¢n fue pasando de padres a hijos en un intrincado ¨¢rbol geneal¨®gico en el que confluyen buena parte de los grandes linajes gallegos como los Sarmiento o los Ulloa, hasta desembocar en la figura de Gerardo Berm¨²dez de Castro y Su¨¢rez de Deza, se?or de L¨¢ncara. Este, al morir en 1936 sin hijos, dej¨® el pazo a la Deputaci¨®n da Coru?a para usos sociales. Entre sus antepasados, Sen¨¦n relata una historia de un fantasma que no lleg¨® a ser: el de do?a In¨¦s de Ribadeneyra, a quien su marido, Luis de Pimentel y Sotomayor, intent¨® asesinar en las dependencias del pazo.
Tras su reconstrucci¨®n y remodelaci¨®n en los 70, Mari?¨¢n es hoy sede de actos institucionales, centro de congresos y museo, reuniendo parte de la colecci¨®n art¨ªstica de la Deputaci¨®n de A Coru?a. El pazo ha tratado de ambientarse con muebles y objetos art¨ªsticos propios de las casas hidalgas, lo que hace de las estancias un conjunto admirable en s¨ª. Pero los espacios del pazo se complementan con una importante pinacoteca, con firmas en su mayor¨ªa gallegas, que constituye una buena s¨ªntesis de los nombres m¨¢s destacados desde el siglo XIX hasta hoy. Entre ellos se encuentran Ovidio o D¨ªaz Pardo. Recientemente, escultores como Paco Pestana han aportado tambi¨¦n su obra a los jardines. En la torre, parecen revivir ilustres personajes. Se ha dedicado una sala a los Murgu¨ªa-Castro donde est¨¢ el ¨²nico retrato hecho a Rosal¨ªa en vida y el sof¨¢ en el que esta se sentaba y en el que tambi¨¦n queda algo del esp¨ªritu de Manuel Mar¨ªa y Ux¨ªo Novoneyra, retratados reposando en la misma tapicer¨ªa.
El otro tesoro del pazo son sus jardines decimon¨®nicos. "Los eucaliptos m¨¢s antiguos de Europa fueron tra¨ªdos aqu¨ª por Fray Rosendo Salvado", se?ala Sen¨¦n. Tambi¨¦n destacan los camelios, el cipr¨¦s de Lawson o el boj bien recortado con dise?os ros¨¢ceos propios del arte popular gallego. Otro misterio habita en los setos, donde los jardineros dibujaban palabras como "virtud", "constancia" y "honestidad" que llevan a sospechar de propietarios masones.
El culto al saber perdura en Mari?¨¢n, por donde ha pasado m¨¢s de un premio Nobel. Un poco de Cela vive a¨²n en el Jard¨ªn de las Palabras, en el que, como hacen los visitantes ilustres desde 1997, plant¨® un ¨¢rbol y dej¨® un mensaje. La voz de Saramago reson¨® por estos salones m¨¢s de una vez. Tambi¨¦n el escritor nicarag¨¹ense Ernesto Cardenal debi¨® sentir los esp¨ªritus durante su estancia en Mari?¨¢n, a juzgar por los versos que le dedic¨® al pazo: "La atracci¨®n de la tierra / hunde las ra¨ªces / la atracci¨®n de la luz / hunde los gnomos / rostros como las plantas / entre la tierra y la luz". Sin embargo, nadie ha encontrado fantasmas en este pazo. Quiz¨¢s un misterio: "Hace unos a?os apareci¨® una mujer carbonizada en su coche cerca de la muralla y el crimen sigue sin resolver".
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