Una vikinga en la Rectoral
La noruega Randi Hanssen ha cambiado los fiordos por las vistas de la r¨ªa de Vigo
En la alta Edad Media, los vikingos llegaban a Galicia por el Atl¨¢ntico atra¨ªdos por el dorado prometido de la Iglesia compostelana. En los 60, la noruega Randi Hanssen eligi¨® un camino diferente. Ella vino desde Levante, una ruta alternativa que, igualmente, le ha valido para conquistar a su marido lucense y una importante posesi¨®n de la Iglesia: la Rectoral de Cobres, que ha transformado en hotel monumento. Hanssen lleg¨® a Catalu?a con 20 a?os, sin tener ni idea de castellano, despu¨¦s de no superar la entrada en la facultad de Medicina en Molde, su plan inicial. El espa?ol le cerr¨® una puerta, pero el ingl¨¦s y el alem¨¢n, que s¨ª dominaba, le abrieron una ventana. As¨ª, consigui¨® un empleo como gu¨ªa para un tour operador noruego.
"Met¨ªa la pata cada cinco minutos" al no conocer los h¨¢bitos espa?oles
El hotel monumento que Hanssen y su marido regentan data del a?o 1729
"Aquella era una Espa?a muy diferente y yo era ex¨®tica en este pa¨ªs", recuerda. Su aspecto n¨®rdico fue lo que atrajo a su marido, Juan -estudiante de Ingenier¨ªa Industrial en Barcelona y, sobre todo, tuno-, cuando lleg¨® a la Costa Brava a la caza de suecas en biquini. "Las noruegas ¨¦ramos m¨¢s recatadas que las suecas", asegura Randi, que se ve "como una monja al lado de las espa?olas de hoy". ?l dice que no le fue f¨¢cil pescarla y ella defiende lo suyo: "Ve¨ªa a un tuno que cantaba bien, pero yo iba a trabajar, no quer¨ªa salir con nadie". Pero era mayo del 68 y les lleg¨® la revoluci¨®n del amor.
La Navidad la pasaron en Lugo, ¨¦l con sus padres y ella en un hotel, porque eran otros tiempos. En aquella primera visita, descubri¨® que Galicia no encaja en la imagen de "sol y playa" que se vende a los extranjeros. En Pedrafita, una gran nevada, digna de su Noruega natal, cerr¨® el paso al coche. Al apearse descubri¨® mujeres enlutadas calzadas con zuecos. Un a?o despu¨¦s, al volver a Lugo por Navidad, fue su vestimenta la que sorprendi¨®. Ataviada con chaqueta y pantalones "muy elegantes, de dise?o", Randi acudi¨® con Juan al baile del C¨ªrculo de las Artes: "No me dejaron entrar, porque estaba prohibido que las mujeres llevaran pantalones". Ese d¨ªa acabaron en la fiesta del Casino. "Como no conoc¨ªa las costumbres del pa¨ªs, yo met¨ªa la pata cada cinco minutos", reconoce.
En el 72, se casaron en Noruega. Fue la culminaci¨®n de un proceso de aceptaci¨®n por parte de sus respectivas familias. La de ¨¦l estaba impresionada porque su hijo se enamorara de una escandinava. A la de ella, una familia luterana de clase media, tampoco le hac¨ªa mucha gracia un yerno espa?ol, pero al conocerlo cambiaron de opini¨®n. "Mis padres eran estrictos, pero ten¨ªan una visi¨®n moderna y tolerante". Al principio se instalaron en Barcelona, donde Randi estudi¨® interiorismo y comenz¨® a trabajar para firmas del sector en ciudades como Mil¨¢n y Londres. Juan mont¨® una empresa de comercio exterior. En Catalu?a vivieron tres d¨¦cadas antes de que la morri?a les trajera de vuelta. "Mi marido es muy gallego", dice ella, y con eso da por explicada la decisi¨®n. Como sab¨ªan de turismo, de decoraci¨®n y de comercio, decidieron montar un hotel en un edificio singular. En la b¨²squeda del inmueble, encontraron la Rectoral de San Adri¨¢n de Cobres. Un antiguo edificio de 1729, sobre una colina con vistas a la r¨ªa de Vigo que han convertido en hotel monumento. El edificio eclesi¨¢stico inaugur¨® el milenio con una restauraci¨®n completa ideada por la misma Randi. Se ve su mano de interiorista en la rehabilitaci¨®n respetuosa y en la creaci¨®n de espacios innovadores adaptados a los nuevos tiempos. "En Galicia llueve y la casa tiene que ser acogedora, estar pensada para ser vivida", explica.
Randi se ha adaptado bien: "Al principio no quer¨ªa venir, pero al ver el cambio me anim¨¦ y poco a poco comenc¨¦ a conocer Galicia". Ahora, cuando va a Noruega, es de all¨ª; y cuando vuelve, es de aqu¨ª. "Mis amigas noruegas dicen que hablo y gesticulo mucho", comenta. La comida tambi¨¦n ha ayudado en su proceso de asimilaci¨®n. Y es que en Noruega tambi¨¦n se come pescado, mucho cerdo e "incluso tenemos filloas, las pannkake", dice. Tambi¨¦n le gusta el vino gallego y dice sentirse m¨¢s a gusto en la Festa do Albari?o que en la Romar¨ªa Vikinga de Catoira.
Aunque conserva una casa en Molde con vistas a los fiordos, su hogar ahora mira hacia Rande. Se sienta en su h¨®rreo, construido en 1772 y convertido por su mano en una relajante terraza al lado de la piscina, y mira la r¨ªa de Vigo con la isla de San Sim¨®n al fondo. "Parece un fiordo".
![La noruega Randi Hanssen en el h¨®rreo de su Hotel Casa Rectoral de Cobres (Vilaboa, Pontevedra).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LSEMQ4ICQAWMDIXKSUHW4B6OMQ.jpg?auth=a2409521266ea38e38bae8ee567a79473aa40f2a2391773852fd575967fd0b75&width=414)
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