Tormentas pasadas y lo que podr¨ªa venir a continuaci¨®n
La ¨²ltima noticia que nos llega desde la Reserva Federal es que nuestra econom¨ªa en general ya ha dejado de caer o lo har¨¢ muy pronto y, en cambio, se estabilizar¨¢. ?Qu¨¦ no significa esto? No dice nada de la rapidez con la que Estados Unidos volver¨¢ al nivel en que estaba en 2008 antes del desastre de la recesi¨®n.
De hecho, la Reserva y la mayor¨ªa de los pron¨®sticos econ¨®micos temen que la recuperaci¨®n prevista sea d¨¦bil y que no haga mucho para reducir el desempleo entre los estadounidenses de a pie. Y tambi¨¦n podr¨ªa implicar que el futuro gasto del consumidor y en inversi¨®n seguir¨¢ siendo an¨¦mico.
Eso significar¨ªa que a escala mundial podr¨ªa no repetirse la odisea de siempre en la que la locomotora estadounidense acude al rescate de las econom¨ªas deprimidas. Hubo una vez, cuando Estados Unidos produc¨ªa casi la mitad de la producci¨®n mundial total, en que era apropiado centrarse principalmente en el papel de Estados Unidos con respecto al resto del mundo. Pero hace ya mucho que aquello se acab¨® para siempre.
China y otros pa¨ªses con activos en d¨®lares perder¨¢n confianza en el d¨®lar como divisa de reserva
La Uni¨®n Europea pr¨¢cticamente iguala la parte proporcional estadounidense de la producci¨®n mundial. Y, naturalmente, China e India son nuevos centros neur¨¢lgicos a tener en cuenta.
El PIB total de China en funci¨®n de la paridad del poder adquisitivo supera ya el de Jap¨®n. Si la tasa de crecimiento en porcentaje total de China sigue creciendo el doble de r¨¢pido, pronto llegar¨¢ el momento en que el PIB total de China est¨¦ a la par con el de Estados Unidos. Cuando eso ocurra, el nivel de vida chino per c¨¢pita todav¨ªa ser¨¢ aproximadamente una cuarta parte del de Estados Unidos y posiblemente s¨®lo un tercio del nivel de bienestar per c¨¢pita de Jap¨®n.
La falta de previsibilidad exacta en la historia econ¨®mica es lo que la hace tan fascinante para los expertos en macroeconom¨ªa como yo. Aqu¨ª tienen un ejemplo dr¨¢stico. Tanto a Alemania como a Francia les ha ido mejor durante la actual crisis que al resto de la Uni¨®n Europea. ?Qui¨¦n iba a esperar eso de dos sociedades cuya fuerza laboral trabaja tan pocos d¨ªas por a?o y que han tenido que lidiar con sindicatos poderosos?
Cuando el rendimiento econ¨®mico es relativamente bueno en Alemania y en Francia, la fortaleza del euro se ve presionada al alza. Por desgracia, eso hace sufrir a Italia, a Espa?a y a los pa¨ªses b¨¢lticos. Uno podr¨ªa sentirse impulsado a pensar que las locomotoras francesa y alemana tirar¨ªan del resto de la Uni¨®n Europea. Pero las estad¨ªsticas nos dicen que lo que ha puesto fin a las recesiones en esos pa¨ªses ha sido la reducci¨®n de las importaciones francesas y alemanas. La econometr¨ªa es un arte verdaderamente complejo.
Perm¨ªtanme adivinar c¨®mo ser¨¢n 2010 y 2011 a escala mundial y en Estados Unidos. Primero, y quiz¨¢ con igualdad de probabilidades, las recuperaciones en Estados Unidos y en el extranjero podr¨ªan ser fuertes, como sol¨ªan ser normalmente y en particular al final de la estanflaci¨®n de la d¨¦cada de 1970. Un resultado tan positivo justificar¨ªa el poco ortodoxo gasto de los bancos centrales y los ministerios de Hacienda para estimular la econom¨ªa en contra del viejo consejo de no interferir del presidente Hoover entre 1929 y 1933, un consejo resucitado recientemente por expertos libertarios como el fallecido Milton Friedman.
S¨ª, la antigua independencia del banco central, que propugnaba el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke antes de la crisis mundial, se ha visto permanentemente debilitada por los ¨²ltimos y necesarios planes de rescate. Los tiempos cambian y, por fuerza, nosotros tenemos que cambiar con ellos.
Pero pensemos ahora en la posibilidad de un estancamiento durante el cual persiste una depresi¨®n cr¨®nica. Un buen ejemplo es la D¨¦cada Perdida de Jap¨®n despu¨¦s de que su sector inmobiliario y el mercado de valores pasaran simult¨¢neamente de burbujas al alza a burbujas a la baja. El equipo econ¨®mico de Obama no consentir¨ªa una perspectiva tan poco halag¨¹e?a. Una vez m¨¢s habr¨ªa que recurrir a nuevos fondos de rescate.
?Est¨¢n estos actos de desesperaci¨®n libres de futuras presiones inflacionistas? Por supuesto que no. En alg¨²n momento, los precios de la energ¨ªa podr¨ªan repuntar. Entre 2010 y 2015, China y otros pa¨ªses con activos en d¨®lares reciclados perder¨¢n confianza en el d¨®lar como divisa de reserva.
China -y Jap¨®n, y otros por el estilo- har¨ªa bien en abandonar los bonos del Tesoro estadounidense con tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos y pasarse a carteras mundiales diversificadas. Eso inducir¨ªa una depreciaci¨®n considerable del d¨®lar. Y semejante huida del d¨®lar provocar¨ªa una subida de los ¨ªndices de precios de consumo y de producci¨®n estadounidenses.
?Cu¨¢l puede ser el veredicto final de un jurado informado de votantes y autoridades del Gobierno? El realismo me obliga a indicar que no hay desenlaces seguros. Ahora, como siempre, es inevitable que tengamos que hacer concesiones. Como ciudadano patri¨®tico, me siento agradecido por el hecho de que los tr¨¢gicos errores cometidos entre 1929 y 1933 se hayan evitado en estos tiempos terribles de verdadera angustia.
Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services. Traducci¨®n de News Clips.? 2009
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.