Radio de palabras menores
Un centro de reforma usa las ondas para tratar a j¨®venes
Mohamed lo intent¨® cinco veces. Siempre le pillaban. Se escond¨ªa en los bajos de un cami¨®n en el puerto de T¨¢nger (Marruecos) y trataba de cruzar la frontera. Le descubr¨ªan, le devolv¨ªan a su ciudad y ¨¦l lo volv¨ªa a intentar. En la quinta consigui¨® su meta de llegar a Algeciras. Alcanz¨® a pie M¨¢laga, a 140 kil¨®metros, pero su aventura acab¨® en un centro de menores. Entonces ten¨ªa 15 a?os, ahora est¨¢ a punto de cumplir 18 y narra su vida en un conseguido espa?ol delante de un micr¨®fono. De momento lo hace como entrevistado, pero pronto aspira a tener con sus compa?eros de internamiento su propia radio y su propio programa.
Mohamed pertenece a un reducido grupo que el experto en educaci¨®n social Ignacio Santiesteban, ha elegido entre los residentes en el centro de menores infractores de Puerto Real (C¨¢diz). "No ha sido una selecci¨®n estudiada. Hemos formado un grupo casi al azar. Pero est¨¢n mostrando un gran inter¨¦s desde el primer d¨ªa", reconoce el educador. El grupo de chavales ha viajado esta semana por el ajetreado mundo de las mesas de sonido, los micr¨®fonos, las peceras y los auriculares.
"Podemos hablar de emigraci¨®n de drogas, de sexo, de trabajo, de nosotros"
Los chavales recibir¨¢n formaci¨®n para preparar su propio magac¨ªn
Los chicos han visitado tres emisoras, de Canal Sur, la Cadena SER y Onda Cero, donde han conocido en persona las exigencias del directo, el poder informativo de las ondas y las enormes posibilidades de la comunicaci¨®n entre locutores y oyentes. Una primera toma de contacto como preludio a su siguiente paso.
El centro de menores, con el apoyo de la Asociaci¨®n de la Prensa de C¨¢diz, quiere crear una emisora, en principio de circuito privado, para que los internos tengan una oportunidad de expresarse. "Se consigue algo especialmente importante para ellos. Aprenden a hablar y tambi¨¦n a escuchar. Se convierten en protagonistas, en receptores y emisores, se les da el doble papel que les permite comunicarse", explica ilusionado el periodista Jos¨¦ Lorenzo Ben¨ªtez, que ha acompa?ado a los chavales en sus primeros contactos con la radio.
"Se trabaja mucho", concluye Mohamed, cuando le preguntan por su visi¨®n del mundo radiof¨®nico reci¨¦n descubierto. Su mente se mueve ya entre el gusanillo hambriento de micr¨®fono y la ilusi¨®n de recibir sus primeras clases en cursos que le preparar¨¢n para alguna profesi¨®n con la que aspira a obtener un trabajo y su estancia definitiva en Espa?a, ese falso para¨ªso por el que arriesg¨® cinco veces su vida bajo los ejes de un cami¨®n.
"Nosotros tenemos muchas cosas que contar", defiende en¨¦rgicamente. "Podemos hablar de emigraci¨®n, de drogas, de sexo, de trabajo, de nosotros", sugiere para llenar de contenido el nuevo programa. El futuro espacio quiere nacer de una mezcla de acentos y vivencias personales tan diversas y controvertidas como las que bullen a diario en un centro de menores.
Los participantes en la iniciativa, que cumplen medidas judiciales bajo r¨¦gimen semiabierto, cubrir¨¢n 20 horas de formaci¨®n te¨®rica y pr¨¢ctica. Sabr¨¢n de la labor de los periodistas, productores, locutores y t¨¦cnicos, intercambiar¨¢n esos roles y preparar¨¢n la escaleta de su propio magac¨ªn sonoro, como cualquier profesional. Unos, como Mohamed, abogan por el debate de temas candentes para ellos. Otros, como Antonio, se dejar¨¢n llevar por la m¨²sica y, si hace falta, se arrancar¨¢n por sevillanas para demostrar sus dotes. El centro de menores conf¨ªa en las posibilidades de la comunicaci¨®n radiof¨®nica para ayudarles como ya se ha hecho en experiencias previas en c¨¢rceles o las favelas de Brasil. La nueva emisora quiere llamarse Radio Legal y su programa estrella, Palabras menores.
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