La llave de la fraternidad
Para el l¨ªder del Partido Dem¨®crata de Jap¨®n, que ha ganado las elecciones en su pa¨ªs, los retos del futuro pasan por estrechar los lazos con sus vecinos del Sureste Asi¨¢tico. Y por limitar los excesos de la globalizaci¨®n
Durante los a?os posteriores al fin de la guerra fr¨ªa, Jap¨®n ha sorteado los vientos del fundamentalismo del mercado que ha liderado Estados Unidos y que se conoce usualmente como globalizaci¨®n. Aunque en ¨¦sta defiende que la libertad es el m¨¢s alto de todos los valores, el capitalismo fundamentalista ha tratado a la gente no como un fin sino como un medio. Con lo que se ha perdido la dignidad humana.
La reciente crisis financiera, sin embargo, nos ha obligado a enfrentarnos a la realidad. ?C¨®mo podemos acabar con el fundamentalismo de mercado y con el capitalismo financiero, que carecen de consideraciones morales, para proteger las finanzas y la forma de vida de nuestros ciudadanos? ?se es el gran desaf¨ªo del presente.
De lo que se trata es de regresar a la idea de la fraternidad como fuerza moderadora de la libertad
El establecimiento de una divisa asi¨¢tica com¨²n probablemente tardar¨¢ m¨¢s de 10 a?os
De lo que se trata es de regresar a la idea de la fraternidad -como en el lema franc¨¦s de "libertad, igualdad, fraternidad"- como la fuerza moderadora que rebaja los peligros inherentes al uso de la libertad. Tal como yo la entiendo, esa fraternidad debe limitar los excesos de la globalizaci¨®n y recuperar las pr¨¢cticas econ¨®micas locales que proceden de cultivar nuestras tradiciones.
En Jap¨®n hubo divisi¨®n de opiniones frente al fen¨®meno de la globalizaci¨®n. Hubo quienes defendieron sus logros y apoyaron dejarlo todo a los dictados del mercado. Otros entendieron que era necesario ampliar la red de seguridad social y proteger nuestras actividades econ¨®micas tradicionales. El Gobierno del primer ministro Junichiro Koizumi (2001-2006), del Partido Liberal Democr¨¢tico, se inclin¨® por la primera opci¨®n, mientras nosotros, en el Partido Dem¨®crata de Jap¨®n, hemos tendido hacia la ¨²ltima posici¨®n.
El orden econ¨®mico y las actividades econ¨®micas locales de cualquier pa¨ªs se van configurando a lo largo de los a?os y reflejan la influencia de sus tradiciones, sus h¨¢bitos y el estilo de vida nacional. La globalizaci¨®n ha avanzado sin tener en cuenta los valores no econ¨®micos, ni las cuestiones ambientales, ni los problemas derivados del progresivo agotamiento de los recursos. Si analizamos los cambios en la sociedad japonesa que han ocurrido desde el final de la guerra fr¨ªa, creo que no es exagerado decir que la econom¨ªa global ha da?ado las actividades econ¨®micas tradicionales y ha destruido a las comunidades locales.
El capital y los medios de producci¨®n pueden moverse ahora f¨¢cilmente de uno a otro lado de las fronteras internacionales. Sin embargo, la gente no puede hacerlo con tanta facilidad. En t¨¦rminos de c¨¢lculo econ¨®mico, la gente simplemente es un gasto de personal, pero en el mundo real la gente apoya el tejido de la comunidad local y es la personificaci¨®n f¨ªsica de su estilo de vida, sus tradiciones y su cultura.
Nuestra responsabilidad como pol¨ªticos es volver a concentrar nuestra atenci¨®n en los valores no econ¨®micos que han sido lanzados a un lado por la marcha de la globalizaci¨®n. Debemos desarrollar pol¨ªticas que regeneren los lazos que unen a la gente, que tengan m¨¢s respeto al medio ambiente, que reconstruyan los sistemas de beneficencia y las ayudas m¨¦dicas, que faciliten una educaci¨®n mejor y que apoyen la crianza de los hijos, y se enfrenten a la desigualdad en la riqueza.
Otra meta nacional que emerge del concepto de la fraternidad es la creaci¨®n de una comunidad del este de Asia. El pacto de seguridad entre Jap¨®n y Estados Unidos continuar¨¢ siendo, por supuesto, la piedra angular de la pol¨ªtica diplom¨¢tica japonesa. Al mismo tiempo, sin embargo, no debemos olvidar nuestra identidad como naci¨®n localizada en Asia. Creo que la regi¨®n del este de Asia, que cada vez da m¨¢s se?ales de la vitalidad de su crecimiento econ¨®mico y de la fuerza de los lazos mutuos, debe reconocerse como la esfera b¨¢sica del ser de Jap¨®n. Por ello, debemos continuar haciendo esfuerzos para establecer una cooperaci¨®n econ¨®mica estable y reforzar la seguridad nacional en toda la regi¨®n.
La reciente crisis financiera ha sugerido a muchas personas que la era del unilateralismo americano podr¨ªa estar llegando a su t¨¦rmino, que nos estamos alejando de un mundo unipolar hacia una era de multipolaridad. No hay, sin embargo, en el presente, ning¨²n pa¨ªs listo para reemplazar a Estados Unidos como el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo, como tampoco hay una divisa lista para reemplazar al d¨®lar como divisa clave mundial.
Aunque la influencia de Estados Unidos est¨¢ disminuyendo, seguir¨¢ siendo la principal potencia militar y econ¨®mica durante las pr¨®ximas dos o tres d¨¦cadas. Los datos actuales muestran claramente que China, que tiene con mucho la poblaci¨®n m¨¢s grande del mundo, ser¨¢ uno de los principales poderes econ¨®micos del mundo, y ampliar¨¢ tambi¨¦n su poder¨ªo militar.
La econom¨ªa china superar¨¢ a la japonesa en un futuro no muy distante. ?C¨®mo podr¨ªa Jap¨®n mantener su independencia pol¨ªtica y econ¨®mica y proteger sus intereses nacionales al verse atrapado entre Estados Unidos, que lucha por retener su posici¨®n como potencia mundial dominante, y China, que busca formas para asentarse como una gran potencia?
Se trata de una cuesti¨®n de inter¨¦s no s¨®lo para Jap¨®n sino tambi¨¦n para todas las naciones peque?as y medianas de Asia. Todas quieren que el poder militar estadounidense funcione efectivamente para la estabilidad de la regi¨®n pero quieren tambi¨¦n evitar los excesos pol¨ªticos y econ¨®micos estadounidenses. Y esperan reducir la amenaza militar que representa nuestro vecino China, asegurando que la onda expansiva de su econom¨ªa se desarrolle de una manera ordenada.
A diferencia de Europa, los pa¨ªses de esta regi¨®n difieren en el tama?o de sus poblaciones, fases de su desarrollo y sistemas pol¨ªticos, y por ello la integraci¨®n econ¨®mica no puede alcanzarse al corto plazo. Sin embargo, debemos aspirar a avanzar hacia la integraci¨®n cambiaria regional, como una extensi¨®n natural del r¨¢pido crecimiento econ¨®mico comenzado por Jap¨®n, seguido por Corea del Sur, Taiw¨¢n y Hong Kong, y despu¨¦s alcanzado por las naciones reunidas en la Asociaci¨®n de Naciones del Sureste Asi¨¢tico (ASEAN) y por China.
El establecimiento de una divisa asi¨¢tica com¨²n probablemente tardar¨¢ m¨¢s de 10 a?os. Para que una divisa as¨ª produzca la integraci¨®n pol¨ªtica seguramente se necesitar¨¢ todav¨ªa m¨¢s tiempo.
La ASEAN, Jap¨®n, China (incluyendo a Hong Kong), Corea del Sur y Taiw¨¢n suman ahora la cuarta parte del producto interior bruto del mundo. El poder econ¨®mico del este de Asia ha crecido y las relaciones de interdependencia de sus naciones se han hecho m¨¢s profundas, lo que no tiene precedentes. Las estructuras necesarias para la formaci¨®n de un bloque econ¨®mico regional ya existen.
Por otro lado, debido a los conflictos hist¨®ricos y culturales existentes entre los pa¨ªses de esta regi¨®n todav¨ªa hay muchas cuestiones pol¨ªticas por resolver. Los problemas de una creciente militarizaci¨®n y de disputas territoriales no pueden resolverse mediante negociaciones bilaterales entre, por ejemplo, Jap¨®n y Corea del Sur, Jap¨®n y China. Cuanto m¨¢s se discutan sus problemas de manera exclusivamente bilateral, mayor riesgo existe de que las emociones de los ciudadanos de cada pa¨ªs se inflamen y el nacionalismo se intensifique.
Resulta parad¨®jico pero las cuestiones que estorban en el camino hacia la integraci¨®n regional s¨®lo pueden resolverse en realidad mediante el proceso de avanzar hacia una mayor integraci¨®n regional. La experiencia de la Comunidad Europea nos muestra c¨®mo esa integraci¨®n puede desactivar las disputas territoriales. Por eso creo que la integraci¨®n en la regi¨®n Asia Pac¨ªfico es el camino que debemos seguir hacia la realizaci¨®n de los principios del pacifismo y la cooperaci¨®n multilateral que defiende la constituci¨®n japonesa. Tambi¨¦n es el camino apropiado para proteger la independencia econ¨®mica y pol¨ªtica de Jap¨®n y encontrar nuestra posici¨®n entre las grandes potencias del mundo, Estados Unidos y China.
Como escribi¨® hace 85 a?os en Pan-Europa el Conde Coudenhove-Kalergi, el padre de la Uni¨®n Europea, "todas las grandes ideas hist¨®ricas comenzaron siendo un sue?o ut¨®pico y terminaron como realidades. El que una idea en particular siga siendo un sue?o ut¨®pico o se convierta en realidad s¨®lo depende del n¨²mero de personas que crean en el ideal y act¨²en por ¨¦l".
Yukio Hatoyama es el l¨ªder del Partido Dem¨®crata de Jap¨®n, que acaba de ganar las elecciones. ? Voice/Global Viewpoint Network.
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