M¨¢s impuestos, m¨¢s justicia
Un mill¨®n de espa?oles no tienen qu¨¦ llevarse a la boca. Est¨¢n parados y han agotado las prestaciones por desempleo. Ellos son quienes m¨¢s est¨¢n sufriendo una crisis generada en los enmoquetados despachos del poder financiero.
El Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero aprob¨® en agosto una ayuda de 420 euros mensuales para una tercera parte de ese mill¨®n de desesperados (340.000 personas). Lo cobrar¨ªan durante seis meses y deber¨ªan seguir cursos de reinserci¨®n laboral. El coste para el Estado ser¨ªa de 642 millones de euros.
Los partidos de izquierda y los sindicatos reclamaron que esa modesta prestaci¨®n abarcara al total de los trabajadores sin cobertura alguna. Ayer alcanzaron un importante acuerdo con el Gobierno: tendr¨¢n derecho a esa ayuda todos los que dejaron de percibir prestaciones a partir del 1 de enero, y no desde el 1 de agosto, como hab¨ªa previsto el Ejecutivo. Resultado: ser¨¢n 650.000 los beneficiarios del subsidio, que le costar¨¢n al erario 1.340 millones de euros.
Algunos se preguntan de d¨®nde saldr¨¢ el dinero, si el Estado est¨¢ endeudado hasta las cejas. Porque, curiosamente, se cuestiona m¨¢s este tipo de ayudas que, por ejemplo, las percibidas por la banca.
Si se quiere mantener el gasto en sanidad, en educaci¨®n, y en todos los ¨¢mbitos que han hecho envidiable un moderno Estado de bienestar, y no hay m¨¢s recursos, habr¨¢ que recurrir a los impuestos. Que paguen m¨¢s quienes m¨¢s ganan.
Los datos de Hacienda son concluyentes: 746.000 espa?oles declararon en 2007 unos ingresos por encima de los 60.000 euros. De ellos, casi 100.000 ganan entre 150.000 y 600.000 euros y unos 10.000 obtienen ingresos por encima de los 600.000 euros (recuerden: 100 millones de pesetas).
Para estos privilegiados, aportar fondos para, por ejemplo, ampliar el subsidio de 420 euros a quienes no tienen absolutamente nada, significar¨ªa un m¨ªnimo esfuerzo fiscal: entre el 2% y el 0,4% de sus ingresos.
Pero los ap¨®stoles de lo que el premio Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman llamaba en este peri¨®dico la derecha rabiosa (cuando no gobierna) han vuelto a las andadas: subir impuestos generar¨¢ m¨¢s paro, dicen; al contrario, hay que bajarlos.
Regresan a lo que Krugman ha bautizado como la doctrina zombi, el reaganismo, el capitalismo salvaje que sostiene que el mercado lo arregla todo y cuantos menos impuestos, mejor. Una teor¨ªa que, por fracasada, deber¨ªa haber muerto. Porque este paro es hijo suyo.
Esa bajada de impuestos ahond¨® las diferencias: entre 1980 (llegada de Reagan al poder) y 2007 (inicio de la crisis), la renta del 1% de los estadounidenses m¨¢s ricos se multiplic¨® por siete. Por el contrario, las rentas de las clases medias crecieron solo un 22%.
En Espa?a ha sucedido lo mismo. O peor. Porque aqu¨ª el fraude fiscal est¨¢ muy extendido. Es sorprendente este dato del Ministerio de Hacienda: el 75% de los empresarios se declaran mileuristas. Asombroso, ?no?
Combatir el fraude y, si es preciso, subir impuestos en tiempos de crisis a quienes mejor pueden soportarlos, es una verdadera opci¨®n de izquierdas. El presidente de la Junta, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, asegura que no subir¨¢ impuestos. Tampoco los bajar¨¢, como piden Crist¨®bal Montoro y Javier Arenas, cualificados ap¨®stoles andaluces de la derecha rabiosa. Por cierto que el superior de ambos, Mariano Rajoy, anuncia serm¨®n en el vel¨®dromo de Dos Hermanas, el d¨ªa 27, "por el empleo y contra la subida de impuestos".
Gri?¨¢n sabr¨¢ c¨®mo cuadra sus cuentas. Pero deber¨¢ tener presente las necesidades futuras de los 803.137 parados andaluces, seg¨²n datos del Inem. Es cierto que la Junta no tiene competencias en materia de prestaciones por desempleo. Pero no podr¨¢ dejar tirados en la cuneta a esos miles de andaluces cuando no tengan qu¨¦ llevarse a la boca.
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