Eg¨®latra, delator, artista ¨²nico
El cineasta Elia Kazan mantiene el aura pol¨¦mica en el centenario de su nacimiento
Fue un tremendo eg¨®latra y un delator. Pero su cine ha sobrevivido a sus debilidades y a sus canalladas. Su talento como descubridor y director de actores nos ha dado nombres imprescindibles. Elia Kazan naci¨® hace 100 a?os -el 7 de septiembre de 1909- en una ciudad llamada entonces Constantinopla, hoy Estambul. Los suyos fueron v¨ªctimas de los pogromos turcos contra los ciudadanos de origen griego, y buscaron un nuevo comienzo en Estados Unidos. Am¨¦rica, Am¨¦rica (1963, la preferida por ¨¦l de entre sus pel¨ªculas, seg¨²n cont¨® en 1984 a esta periodista) dio buena cuenta de aquella historia y nos conmovi¨®. Antes lo hizo con Esplendor en la hierba (1961), Un rostro entre la multitud (1957), Al este del Ed¨¦n (1955), La ley del silencio (1954), ?Viva Zapata! (1952), Un tranv¨ªa llamado deseo (1951) y P¨¢nico en las calles (1950), sus obras maestras, algunas de las cuales le proporcionaron un par de oscars al mejor director y cubrieron de premios a sus colaboradores.
Pese a su apoyo a la 'caza de brujas' logr¨® un Oscar honor¨ªfico en 1999
Pensaba de verdad que el comunismo ten¨ªa que ser erradicado de EE UU
Ninguno tan controvertido, sin embargo, como el Oscar honor¨ªfico que le dieron en 1999, en atenci¨®n a su labor de toda una vida. Eran palabras mayores, y la comunidad progresista de Los ?ngeles -incluidos los supervivientes de la caza de brujas con la que Kazan colabor¨® en los cincuenta- se moviliz¨® con manifestaciones y ruedas de prensa. Nick Nolte y Ed Harris permanecieron en sus asientos, sin moverse, cuando el p¨²blico se puso en pie y ovacion¨® a un Kazan que parec¨ªa disfrutar tanto del ¨¦xito como del rechazo.
Nunca se arrepinti¨® de lo que hizo. En sus memorias cont¨® que pensaba realmente que el comunismo ten¨ªa que ser erradicado de Estados Unidos. Ni una palabra contra la paranoia antirroja que sacudi¨® a su pa¨ªs de elecci¨®n durante aquella d¨¦cada maldita. Orson Welles escribi¨® que los chivatos hablaban para conservar sus mansiones y sus piscinas. Elia Kazan delat¨® a miembros del Group Theatre de Nueva York, que hab¨ªa fundado con Clifford Odets, Lee Strasberg y Stella y Luther Adler, entre otros. La traici¨®n de Kazan tuvo el lamentable efecto de inaugurar la lista negra teatral, que hasta entonces hab¨ªa resultado dif¨ªcil de establecer por el mccarthismo. Y, de paso, se quit¨® de encima a un pu?ado de competidores. Nunca podremos saber c¨®mo la ausencia de rivales repercuti¨® en la singularidad y el esplendor de su carrera, tanto en Broadway como en Hollywood.
Un siglo despu¨¦s de su nacimiento, s¨ª sabemos que todos est¨¢n muertos: ¨¦l mismo, aquellos a quienes denunci¨®, los perseguidos por el senador McCarthy y el Comit¨¦ de Actividades Anti-americanas, el propio senador... Quedan las obras. Queda el cine. Y, ocupando un lugar de honor, el cine de Elia Kazan.
Le conoc¨ª en Madrid hace 25 a?os, como he dicho, en ocasi¨®n de un encuentro organizado por personalidades teatrales espa?olas para homenajear al dramaturgo Tennessee Williams. Kazan, cuya inteligencia deslumbraba, cont¨® maravillas del fallecido escritor. Fascinada por su talento, la audiencia nada le pregunt¨® de su pasado pol¨ªtico -igual que yo tampoco lo hice cuando le entrevist¨¦: se me ca¨ªa la baba escuch¨¢ndole-, y s¨®lo se crisp¨® un poco cuando le preguntaron por John Garfield, que hab¨ªa protagonizado para ¨¦l La barrera invisible (1947) y que, v¨ªctima del ostracismo a que le someti¨® la caza de brujas, sin trabajo y enfermo, falleci¨® de un ataque al coraz¨®n a los 39 a?os. Su antiguo director dijo en Madrid que no le gustaba hablar de ¨¦l.
Kazan, que confesaba haber aprendido el arte del plano largo viendo las pel¨ªculas de John Ford, liber¨¢ndose as¨ª de la tiran¨ªa del primer plano, instrumento que las stars utilizaron para medrar e imponer sus condiciones en los a?os treinta y cuarenta, fue tambi¨¦n, sin embargo, un fabricante de estrellas. Claro que las suyas rompieron con todo lo anterior. Una nueva generaci¨®n de actores y una forma de interpretar que se apartaba de todo lo anterior surgieron de la casa cuna para talentos que fue el Actors Studio -del que fue uno de los fundadores-, la escuela en donde se ense?¨® el famoso m¨¦todo Stanislawski, y de la que surgieron gente como Marlon Brando, James Dean, Montgomery Clift, Paul Newman y, posteriormente, Al Pacino, entre muchos otros. Al Actors Studio acud¨ªa la pobre Marilyn Monroe en busca de respetabilidad en los tiempos en que estaba casada con Arthur Miller, el escritor y dramaturgo que fue gran amigo de Kazan -que mont¨® varias de sus piezas teatrales- hasta la delaci¨®n. Sin embargo, Miller fue uno de los que apoyaron que se le concediera el Oscar honorario: tal vez por entonces ya hab¨ªa aceptado su propio ego¨ªsmo. Pues Miller no traicion¨® a nadie, pero cuando tuvo un hijo retrasado lo alej¨® de ¨¦l y lo hizo encerrar en una lamentable instituci¨®n, y se neg¨® a verle por siempre jam¨¢s. Miserias.
Elia Kazan, durante aquella visita que hizo a Madrid, parec¨ªa muy satisfecho de s¨ª mismo. Es algo que se nota mucho en los hombres famosos, por la actitud de sus esposas. La de Kazan, Frances, le miraba con esa atenta devoci¨®n, un poco temerosa, de quien hace lo imposible para que el otro lo encuentre siempre todo a punto. ?l hablaba y hablaba, y luego ped¨ªa copia de las cintas para usarlas cuando escribiera sus memorias, cosa que hizo poco m¨¢s tarde. Era tambi¨¦n un buen novelista. Y le gustaba escribir: pod¨ªa hacerlo a solas, reunido con la persona que m¨¢s le gustaba en el mundo, ¨¦l mismo.
Fue capaz de crear pel¨ªculas y personajes emocionantes. Cualquiera que sea lo que uno quiere ver en La ley del silencio, bien una eleg¨ªa de la delaci¨®n o una denuncia de los sistemas totalitarios -como el sindicalismo portuario mafioso-, lo mejor del filme ser¨¢ siempre la delicad¨ªsima historia de amor entre Eve-Marie Saint y Marlon Brando.
Como sutil e intensa era la relaci¨®n entre Warren Beatty -otro descubrimiento de Kazan- y una incre¨ªble Nathalie Wood siempre caminando sobre el filo de la navaja; y en ?Viva Zapata! la excelente secuencia de la noche de bodas, con Jean Peters ense?ando a leer al r¨²stico Marlon-Emiliano.
Elia Kazan, un artista ¨²nico.
Una vida de cine
- Lazos humanos (Un ¨¢rbol crece en Brooklyn) (1945).
- El justiciero
(1947).
- Mar de hierba (1947).
- La barrera invisible
-
Pinky (1949).
- P¨¢nico en las calles
(1950).
- Un tranv¨ªa llamado
deseo (1951).
- ?Viva Zapata!
(1952).
- Fugitivos del terror
rojo (1953).
-
La ley del silencio. (1954).
Al este del Ed¨¦n (1955).
- Baby doll
(1956).
- Un rostro entre la
multitud (1957).
- R¨ªo salvaje
(1960).
- Esplendor en la hierba
(1961).
- Am¨¦rica, Am¨¦rica (1962).
-
El compromiso
(1969).
- Los visitantes
(1972).
- El ¨²ltimo magnate (1976).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.