El camino del purgatorio
La estrategia de salida de los planes de est¨ªmulo econ¨®mico no ser¨¢ f¨¢cil
Una soluci¨®n tambi¨¦n puede ser un problema. Habr¨¢ que dar marcha atr¨¢s al conjunto de medidas que puso fin a la ca¨ªda libre econ¨®mica de principios de 2009: enormes d¨¦ficit presupuestarios, tipos de inter¨¦s interbancario m¨ªnimos y una amplia gama de ayudas al sistema financiero. Pero el camino de salida es angosto y espinoso.
Los ministros de Econom¨ªa del G-20, reunidos en Londres, ya han tomado la primera medida f¨¢cil: asegurar a los inversores que volver¨¢n a la normalidad tan pronto como sea seguro. Y todav¨ªa no lo es, a pesar de que las noticias econ¨®micas est¨¢n mejorando.
Aun as¨ª, el momento adecuado podr¨ªa llegar pronto. El actuar con demasiada lentitud acarrea riesgos significativos. Los inversores en deuda p¨²blica podr¨ªan abandonar a los gobiernos que a su juicio hayan adquirido el h¨¢bito incurable de gastar en exceso. Los bancos con apoyo oficial podr¨ªan ampliar demasiado el cr¨¦dito excesivamente barato, lo cual har¨ªa que subiera el precio de los activos, o incluso fomentar¨ªa la inflaci¨®n en los precios al por menor.
Quiz¨¢ el mayor peligro de dilatar excesivamente el est¨ªmulo sea que se saquen conclusiones incorrectas. Ya hay se?ales de que los financieros est¨¢n volviendo a sus antiguas y temerarias costumbres. Los consumidores podr¨ªan olvidarse de ahorrar y cambiar la tendencia a la disminuci¨®n de los desequilibrios comerciales y acumulando nuevas monta?as de deuda.
Un mundo excesivamente estimulado puede provocar malos h¨¢bitos, pero una salida demasiado r¨¢pida tambi¨¦n es peligrosa. El cambio de pol¨ªtica en Estados Unidos en la d¨¦cada de 1930 y 1980 y en Jap¨®n en la d¨¦cada de 1990 convirti¨® una recuperaci¨®n vacilante en una nueva recesi¨®n. Y en todos esos casos, las pol¨ªticas de est¨ªmulo eran menos extremas que las actuales.
Tras dos a?os de noticias constantemente peores que las esperadas, los pol¨ªticos tienen m¨¢s miedo a que se renueven las desgracias bancarias y a que se reproduzca una reca¨ªda que al cr¨¦dito demasiado f¨¢cil o a un crecimiento demasiado r¨¢pido. Probablemente ¨¦se sea por ahora un prejuicio adecuado. Pero lo que m¨¢s necesita la econom¨ªa mundial es un mayor equilibrio. Los prestatarios cr¨®nicos -Estados Unidos, Reino Unido y Espa?a- deber¨ªan reconstruir su capacidad productiva, y los prestamistas cr¨®nicos -China, Jap¨®n, Alemania y los exportadores de petr¨®leo- deber¨ªan acercar m¨¢s la demanda interna a la oferta. ?sta es la senda para alcanzar un crecimiento sostenible a largo plazo y evitar recaer en los viejos h¨¢bitos.
Transiciones como ¨¦stas exigen sacrificios. Si el G-20 quiere encontrar el camino adecuado, las naciones ricas deber¨ªan aceptar varios a?os de, pongamos, un crecimiento del PIB del 1% y desempleo elevado. Las estrategias de salida del G-20 deber¨ªan dise?arse para alcanzar eso, no un r¨¢pido retorno a la tasa del 2%-3% antes considerada normal. Es una pena que, con toda probabilidad, los pol¨ªticos no lo vean as¨ª.
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