Mollejas para el Caudillo
"No ha llegado la paz, ha llegado la victoria", ironizaba el personaje encarnado por Agust¨ªn Gonz¨¢lez, como colof¨®n inolvidable de Las bicicletas son para el verano. La cena de los generales, comedia amable y sentimental de Jos¨¦ Luis Alonso de Santos, comienza un mes despu¨¦s de que finalice la de Fern¨¢n G¨®mez, amarga y desencantada. Ambas son el haz y el env¨¦s de una sola hoja, la evocaci¨®n del antes y del despu¨¦s inmediato de la toma de Madrid por los franquistas, con una diferencia cardinal: donde el autor de Viaje a ninguna parte plasmaba con colores reales el recuerdo de unos a?os vividos, el autor vallisoletano recrea la historia desde una perspectiva optimista y confiada, para no aguarnos la fiesta.
La cena de los generales
De Jos¨¦ Luis Alonso de Santos. Int¨¦rpretes: Sancho Gracia, Juanjo Cucal¨®n, Jes¨²s Prieto, Ana Goya, Emilio G¨®mez, etc¨¦tera. Escenograf¨ªa: Andrea d'Odorico. Direcci¨®n: Miguel Narros. Madrid. Teatro Espa?ol. Hasta el 11 de octubre.
La cena de los generales plantea una situaci¨®n plausible: el 15 de octubre de 1939, para celebrar su victoria, Franco invita a Varela, Yag¨¹e y compa?¨ªa a cenar en el hotel Palace, ignorando que el personal de cocina est¨¢ encarcelado por anarquista o por rojo. Para salir del paso, Medina, teniente de intendencia, decide devolver los presos a los fogones, por unas horas. La comedia tiene tres ejes: la relaci¨®n entre Medina y el ma?tre, que lo torea a mantel; el choque entre cocineros y camareros, estos ¨²ltimos de derechas, y un intento de fuga, del que es mejor no dar detalles.
Alonso de Santos tiene un oficio envidiable para la comedia. Sabe colocar cada cierto tiempo un golpe de esos que casi todo el p¨²blico r¨ªe a la vez. Maneja resortes de buena ley, y cuela alg¨²n truco. Genaro, el ma?tre, su personaje mejor, encuentra en Sancho Gracia un int¨¦rprete sobrio, medido, con peso. Genaro es el fiel de la balanza, alguien sin filiaci¨®n ni intereses de parte, con esa bondad natural que el capitalismo financiero se est¨¢ llevando por delante: ese tipo m¨¢gico que, en las comedias, se dedica a hacer felices a los dem¨¢s. Sancho Gracia le presta cr¨¦dito: transmite verdad, y aun las veces en que gestualmente redunda en lo que est¨¢ diciendo de viva voz, no lo parece, porque tiene esa organicidad que s¨®lo los a?os otorgan, y no siempre.
Medina es el clown: una caricatura de militar, bien dibujada por Juanjo Cucal¨®n, que hace lo que el texto pide. Hay alg¨²n momento en que si le plantara cara en serio a su antagonista conseguir¨ªa un efecto igualmente c¨®mico, pero con verosimilitud y nervio dram¨¢tico. Quiz¨¢ sea pedirle demasiado, porque el p¨²blico que abarrot¨® el Teatro Espa?ol anteanoche le ovacion¨® m¨¢s que a nadie.
La direcci¨®n de Miguel Narros es minuciosa, especialmente en lo coral, donde se nota el trabajo preparatorio que la mayor¨ªa de los 18 int¨¦rpretes han hecho en tres restaurantes de Madrid. La escenograf¨ªa de Andrea d'Odorico reproduce limpiamente las cocinas del Palace. En la dispar paleta de interpretaciones, destacan tambi¨¦n el color y el tono de la de Ana Goya, la chef anarquista, y en segundo plano, las de Jes¨²s Prieto y Emilio G¨®mez, que dan volumen a personajes necesariamente esquem¨¢ticos, y V¨ªctor Manuel Dogar, eficaz int¨¦rprete a capella de romanzas de zarzuela.La cena de los generales.
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