Necesitamos un plan
El reto es encontrar un equilibrio entre mantener los est¨ªmulos y no desbocar el d¨¦ficit
El deterioro de las finanzas p¨²blicas es uno de los efectos m¨¢s visibles de la severidad de la crisis en las econom¨ªas avanzadas. La pronunciada contracci¨®n en la demanda y el ascenso del desempleo han puesto en marcha los estabilizadores autom¨¢ticos derivados de la ca¨ªda en todos los cap¨ªtulos de ingresos tributarios y el ascenso de los conceptos de gasto social. Adem¨¢s, la mayor¨ªa de los pa¨ªses han adoptado programas de est¨ªmulo del gasto p¨²blico con el fin de compensar el desplome de la demanda privada. Sobre la conveniencia de no reducirlos de forma precipitada acaban de alertar las principales instancias econ¨®micas internacionales.
La econom¨ªa espa?ola no es una excepci¨®n, con el agravante de tener la tasa de paro m¨¢s elevada de la OCDE. Su d¨¦ficit p¨²blico se ha multiplicado por cinco como consecuencia de un descenso en la recaudaci¨®n del 17% (en los impuestos indirectos la reducci¨®n super¨® el 27%, con el IVA cayendo m¨¢s del 36%), mientras que los gastos aumentaron casi un 25%. Frenar ese deterioro no va a ser sencillo, y explic¨¢rselo con rigor a los contribuyentes es una primera responsabilidad de los gobernantes. La oposici¨®n debe evitar jugar demag¨®gicamente con esto (con campa?as como la que identifica el aumento del gasto social con "caprichos de Zapatero") y esforzarse por poner sobre la mesa algo m¨¢s que rechazo y descalificaciones sin argumentos.
Pero con independencia de las dificultades es necesario disponer de un plan articulado y riguroso. Un planteamiento en el que se anticipen efectos todav¨ªa no manifestados de deterioro adicional en las rentas de las familias y de las empresas y que, por tanto, asuma que la reconducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico ha de hacerse en varios ejercicios presupuestarios y actuando sobre diversos ¨¢mbitos. El primero es la eficiencia en el gasto corriente, que a¨²n dispone de margen de ajuste. En el cap¨ªtulo de ingresos ser¨¢ necesario retocar aquellas figuras que m¨¢s recauden y menores distorsiones generen en el funcionamiento de los agentes y de los mercados. Claro que es conveniente eliminar deducciones como los 400 euros de regalo de la campa?a electoral, una de las m¨¢s demag¨®gicas y menos efectivas decisiones fiscales en la historia de la democracia. Tambi¨¦n otro tipo de subsidios deber¨ªa atender a la renta de los beneficiarios.
Es tambi¨¦n razonable que se analicen las posibilidades recaudatorias asociadas a la modificaci¨®n de la tarifa en el IRPF o en las rentas del capital, discriminando a favor de las rentas m¨¢s bajas del trabajo. Y ha de detallarse un plan de lucha contra el fraude fiscal. Todo ello debe figurar en el cuadro de prioridades de las agendas de los partidos pol¨ªticos y de las instituciones. La capacidad para consensuar un plan va a constituir una prueba de madurez de la clase pol¨ªtica espa?ola. La confianza que eso transmita puede ser el fundamento de la paz social, condici¨®n para una salida que sea a la vez inicio de la modernizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola.
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