?Deben subir los impuestos?
Si tenemos n¨²meros rojos y debemos re-equilibrarlos, disponemos de tres remedios: aumentamos los ingresos, reducimos los gastos, o nos endeudamos. O combinamos los tres instrumentos. El catecismo vale para familias, empresas, y administraciones. A tenor del debate parlamentario de ayer, s¨®lo existe una sinton¨ªa fr¨¢gil (expirar¨¢ a la primera concreci¨®n) para sujetar los gastos corrientes de la Administraci¨®n. Nada m¨¢s.
Quienes propugnan bajar los impuestos, lo hacen por numantinismo neoliberal: menos Estado, ?ahora que el mercado renquea! O por c¨¢lculo de que ¨¦sa es la receta adecuada para incrementar la actividad: a menos grav¨¢menes, m¨¢s incentivo a la inversi¨®n y el consumo. Pero eso no es autom¨¢tico. Y en caso, como es el caso, de n¨²meros rojos, disminuir los impuestos / ingresos, supone agravar el d¨¦ficit.
Casi todos olvidan la deuda como alternativa v¨¢lida o complemento para financiar la crisis
La batalla pre-presupuestaria iniciada en el Congreso se adereza de dilemas muy dif¨ªciles. El mayor consiste en que, desde un punto de vista de Hacienda, de mera caja, subir impuestos es de caj¨®n: para compensar la ca¨ªda de ingresos y afrontar el pago de la factura social de la crisis: siempre que ¨¦sta se admita, que algunos no. Pero ese enfoque pugna con el de la pol¨ªtica econ¨®mica necesaria hoy, y por tanto de la pol¨ªtica fiscal, presupuestaria, que se requiere expansiva, generosa, gastadora, para combatir la recesi¨®n.
El G-20, el BCE, el Eurogrupo, el Banco Mundial / FMI, la OCDE y todos los dem¨¢s sabios de Grecia sostienen que hay que seguir gastando. "Seguir implementando de manera decidida nuestras necesarias medidas de apoyo financiero y pol¨ªticas fiscales y monetarias expansivas", consignaron los ministros de Finanzas del G-20 el pasado s¨¢bado en Londres. Aunque empezaron a preparar tambi¨¦n el movimiento inverso, el retorno futuro a la ortodoxia.
Pues si a¨²n hay que gastar, no tocar¨ªa aumentar impuestos. Quiz¨¢ s¨ª practicarles un afeite: a lo mejor cambiar un aumento de dos puntos del IVA (16%, inferior a la media europea) por un descenso de las cotizaciones sociales (que ayudar¨ªa a las contrataciones laborales). O suprimir la in¨²til d¨¢diva de los 400 euros.
Pero subir la presi¨®n fiscal m¨¢s de un punto, como ayer anunci¨® el presidente, aunque convenga a Hacienda, es demasiado dudoso que convenga a la pol¨ªtica econ¨®mica necesaria de est¨ªmulo a la recuperaci¨®n. Hay que elegir bien el momento para actuar, y el momento para esa subida es cuando la senda de la recuperaci¨®n sea irreversible. Que no es nuestro caso. Quiz¨¢ les convenga a los pa¨ªses que ya tienen trazada la senda de la recuperaci¨®n. No a los dem¨¢s, que se arriesgar¨ªan a matar al enfermo. "Si los Gobiernos hubiesen elevado los impuestos o reducido el gasto en medio de una recesi¨®n, es f¨¢cil que todos nosotros hubi¨¦semos vivido una repetici¨®n completa de la Gran Depresi¨®n", advert¨ªa Paul Krugman (Negocios del domingo pasado).
Ese error de precipitaci¨®n lo cometi¨® EE UU en los a?os treinta. Y Jap¨®n en los noventa, tras su brutal burbuja inmobiliaria. Al impedir o suprimir la droga, el enfermo se hizo cr¨®nico. Esos mismos ejemplos del Nobel los expuso d¨ªas antes el consejero Antoni Castells para concluir que el alza impositiva es prematura, y le crucificaron, oh divina provincia ignorante, con una rid¨ªcula rega?ina y el sambenito de presunto submarino del PP.
De modo que la reducci¨®n del gasto, incluso el menos necesario, el corriente, ser¨¢ dif¨ªcil; el aumento del ingreso, por v¨ªa de impuestos, a la par una urgencia hacend¨ªstica y un dislate de pol¨ªtica econ¨®mica. Queda el recurso al d¨¦ficit, y su embalse a?o tras a?o, la deuda: herramienta que todos los parlamentarios olvidaron. Espa?a est¨¢ en el 4,7 de d¨¦ficit (se prev¨¦ que roce el 10% a fin de a?o) y en el 55% de la deuda sobre el PIB. Cierto, un nivel ins¨®lito y preocupante.
?Pero es m¨¢s inconveniente endeudarse que subir la presi¨®n fiscal? ?Hay margen para mayor endeudamiento? La deuda topa con dos obst¨¢culos. Uno es el Plan de Estabilidad de la UE, que impone techos del 3% al d¨¦ficit y del 60% a la deuda: a cumplir en 2012. Objetivo deseable, pero aplazable, como ha ocurrido tantas veces. Espa?a podr¨ªa alegar que atraviesa una "circunstancia temporal y excepcional" (lo que permite flexibilizar la aplicaci¨®n de la norma) diferencial. A saber, una mayor gravedad comparativa de su desplome inmobiliario, ins¨®lito en Europa; y su consecuente, aunque lamentable, retraso en salir a flote. Lo que amortiguar¨ªa por otra vereda el peor efecto negativo del previsible repunte del Eur¨ªbor, cuando los primeros de la locomotora, Francia y Alemania, afiancen la recuperaci¨®n, y los dem¨¢s a¨²n no.
Segunda barrera, los mercados. A mayor deuda, m¨¢s cara su financiaci¨®n, mayor el diferencial que el Tesoro paga por sus bonos. Pero los mercados atienden, m¨¢s que a su volumen, a la firmeza en el manejo de la pol¨ªtica econ¨®mica, a la claridad de las reformas estructurales, tambi¨¦n la vetada reforma laboral, la mejora de la competitividad y del d¨¦ficit exterior. Otros grandes ausentes de la endeble ri?a dom¨¦stica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.