Barroso bis
El anfitri¨®n de las Azores tiene pr¨¢cticamente asegurada su reelecci¨®n al frente de Bruselas
Todo parece despejado para que el Parlamento Europeo apruebe el pr¨®ximo mi¨¦rcoles la candidatura de Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso como presidente repetidor de la Comisi¨®n Europea, y sin condiciones expl¨ªcitas previas. La conocida habilidad dial¨¦ctica del pol¨ªtico portugu¨¦s le sac¨® del agujero en las sesiones program¨¢ticas de debate. En ellas, los eurodiputados le apretaron las tuercas, en consonancia con la extendida percepci¨®n de que durante su primer mandato, en vez de un presidente con iniciativa, se movi¨® a remolque de los acontecimientos; y en lugar de mostrarse exigente con los Gobiernos para neutralizar sus crecientes tendencias chovinistas, se rindi¨®, sumiso, ante ellos.
El visto bueno al anfitri¨®n de la ominosa cumbre de las Azores en que se ultim¨® la invasi¨®n de Irak estaba casi anunciado, en la medida en que contaba con el cerrado apoyo del Partido Popular Europeo, la primera minor¨ªa de la C¨¢mara. Es de una impecable l¨®gica democr¨¢tica que la cabeza del Ejecutivo responda a su composici¨®n. Otra cosa es que Barroso deba cambiar mucho en su actuaci¨®n para que la primera instituci¨®n de Bruselas pueda estar a la altura de las dif¨ªciles circunstancias que acechan a la Uni¨®n Europea: de la salida de la crisis econ¨®mica al desaf¨ªo medioambiental; del manejo de las relaciones con la nueva Administraci¨®n estadounidense, a la creciente presencia de la UE (y, m¨¢s din¨¢mica, de otros competidores) en distintos escenarios regionales; del r¨¢pido desarrollo del Tratado de Lisboa, si no sufre nuevos revolcones, a la digesti¨®n de los ¨²ltimos residuos de la ¨²ltima ampliaci¨®n al Este.
Todo ello en una coyuntura de especial desafecci¨®n de los Gobiernos y las opiniones al proyecto europeo. Una muestra de la desorientaci¨®n y confusi¨®n que ¨¦ste atraviesa es el procedimiento para la propia elecci¨®n de Barroso. Si el mi¨¦rcoles la Euroc¨¢mara confirma las previsiones, el presidente de la Comisi¨®n habr¨¢ sido elegido por mayor¨ªa simple, seg¨²n las reglas del Tratado de Niza; y sus comisarios lo ser¨¢n por mayor¨ªa absoluta, seg¨²n las del Tratado de Lisboa. M¨¢s val¨ªa haber esperado al resultado del refer¨¦ndum de Irlanda, el 2 de octubre, para usar m¨¦todos uniformes, y haber elegido al un¨ªsono el resto de los otros altos cargos de la UE. Los simbolismos tambi¨¦n cuentan. En este caso, como un mal comienzo de la nueva comisi¨®n.
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