Qui¨¦n toque es lo de menos
Los nuevos carteles de rock devienen objetos de coleccionismo en s¨ª mismos
Entre tanto vaiv¨¦n de la industria musical, hay un producto de los tradicionales que, sorpresa, ha salido beneficiado: el p¨®ster de concierto. Pero no, no exactamente como sol¨ªan. Ahora son verdaderas piezas de arte. "En los sesenta, el p¨²blico pod¨ªa tomarse su tiempo mirando un cartel. Ahora como mucho hay que hacerse ver, luego si lo miran, perfecto", dice Fernando Delgado, del departamento de promoci¨®n de Heart Of Gold, promotora madrile?a.
"Hoy, el afiche juega roles bastante distintos", comenta el dise?ador estadounidense Jason Munn, m¨¢s conocido como Small Stakes, quien ha realizado obras para bandas como Sonic Youth o Wilco. "Sigue siendo el anuncio de un concierto, trata de llamar la atenci¨®n en la sala o en las tiendas de discos, pero tambi¨¦n es cada vez m¨¢s utilizado como merchandising. Normalmente, se vende la noche del concierto junto a camisetas y otros recuerdos de la banda en cuesti¨®n. Creo que con cada vez menos gente comprando copias f¨ªsicas, estas obras est¨¢n satisfaciendo la necesidad del p¨²blico de tener una pieza de dise?o de la banda que le gusta".
Como explica Jason Slomine, otro dise?ador que, bajo el nombre de Spike Press, se ha forjado un nombre en la escena, "el prop¨®sito de los p¨®sters ha cambiado bastante desde que volvieron a ser relevantes. Bandas y promotores, con Internet y otros medios digitales de comunicaci¨®n, ya no conf¨ªan tanto en colgar cosas en las paredes, lo que hace que muchas obras pasen directamente a la venta". Para Gina Kelly, dise?adora de vocaci¨®n surrealista pop y tambi¨¦n fot¨®grafa, el cartel sigue siendo "un medio que se dirige a una audiencia ya interesada, lo que hace que la relaci¨®n que mucha gente tenga con ¨¦l sea m¨¢s personal". Tal vez por eso sea tan f¨¢cil que se traspase con extrema facilidad su vocaci¨®n informativa para entrar de lleno en el terreno del coleccionismo.
Strawberry Luna, artista de filiaciones comiqueras y con una incipiente carrera en el dise?o de los artefactos que nos ocupan, recuerda que la difusi¨®n de estos afiches topa siempre con ciertas normativas municipales sobre le espacio en el que se pueden mostrar. Los arrancan las fuerzas del orden higi¨¦nico de cada ciudad y provocan as¨ª que se pierda gran parte de la tirada. "Adem¨¢s", insiste, "no es de extra?ar que cada vez m¨¢s sitios web se dediquen a mostrar los posters y sean utilizados como soporte promocional, porque, la verdad, hay algo rom¨¢ntico en un pedazo de papel tintado con un dibujo colgando de un poste telef¨®nico".
Una de estas webs es GigPosters, que, en palabras de sus fundadores, "es una comunidad internacional en la que se muestran, discuten y promocionan obras creadas por dise?adores de conciertos". La web ha editado un libro en el que se hace un repaso de esta forma de creaci¨®n, con gran cantidad de obras, biograf¨ªas de los artistas y hasta 101 reproducciones de carteles preparadas para ser enmarcadas y colgadas en cualquier pared. Actualmente, la web muestra m¨¢s de 100.000 piezas de casi 9.000 artistas diferentes. Otro buen lugar donde pulsar la actualidad es Flatstock, muestra que acompa?a a ciertos festivales estadounidenses y que ha llegado a Europa de la mano de Reperbahn, evento de Hamburgo.
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