La Fundaci¨®n Cela enmohece
Ex trabajadores denuncian abusos en la gesti¨®n y un grave deterioro del legado
La Fundaci¨®n Camilo Jos¨¦ Cela (FCJC) afronta estos d¨ªas varios juicios. No es algo nuevo en sus 23 a?os de historia, porque en vida del Nobel, y despu¨¦s, ya fue denunciada. Tres de los cuatro trabajadores que fueron despedidos en abril por recortes del gasto han demandado a la empresa. La primera sentencia que ha visto la luz declara nulo el despido de una empleada. Mientras, algunos ex trabajadores han decidido revelar los supuestos abusos en la gesti¨®n que han llevado a la actual situaci¨®n de crisis y al deterioro del legado m¨¢s rico de todas las fundaciones de autor de Espa?a.
La tercera vez que una inundaci¨®n puso en peligro la sala de los manuscritos de la FCJC, en Iria Flavia, localidad natal de Cela (Padr¨®n, A Coru?a) fue en julio. Salt¨® la alarma de la c¨¢mara blindada y todos los originales (en pu?o y letra del autor, que nunca toc¨® una m¨¢quina de escribir) tuvieron que ser evacuados. La fundaci¨®n presume de que ning¨²n otro escritor, en todo el planeta, tiene agrupada bajo un mismo techo la colecci¨®n al completo de sus manuscritos. Seg¨²n el director gerente, Tom¨¢s Cavanna, que lleg¨® procedente de Ford a la FCJC de la mano de Cela y Marina Casta?o, el techo resisti¨®. Pero sobre el texto de Madera de boj, eternamente abierto y al aire, como los dem¨¢s, se cierne a¨²n la enorme mancha amarilla del agua acumulada.
Los ex trabajadores aseguran que la piedra de la sala, muy degradada, se desescama sobre los escritos. Aportan fotos que evidencian la suciedad y el descuido. La capa de polvo engorda y aseguran que el legado est¨¢ "amenazado por los xil¨®fagos". En el exterior, la herrumbre se come las locomotoras del Museo Ferrocarrilero que el Nobel dedic¨® a su abuelo, John Trulock, gerente de la West Galicia Railway Company. El estado de la Sarita, la joya, que entr¨® en servicio en 1880, es tan alarmante que la gerencia ha ordenado ocultarla con una funda.
Desde poco despu¨¦s de la muerte de Cela, en 2002, su fundaci¨®n, presidida por Casta?o, su viuda, no ha hecho m¨¢s que agonizar. Con un presupuesto anual de 550.000 euros, arrastra grandes dificultades financieras por la escasez de patrocinios y ha pasado de 15.598 visitantes de ese a?o a 3.062 en 2008. En abril, seg¨²n los despedidos, tambi¨¦n se qued¨® sin empleo "el ch¨®fer" de la viuda en Madrid, que no estaba en n¨®mina de la fundaci¨®n, pero cobraba de ella. Seg¨²n ex empleados de la FCJC, durante a?os han salido de la misma contabilidad los sueldos de una secretaria personal de Casta?o y de trabajadoras dom¨¦sticas de la presidenta y del gerente. No es el ¨²ltimo exceso que denuncian. Dicen que Cavanna ha llevado siempre al trabajo a sus perras y ha obligado a alg¨²n empleado a llevarlas a la peluquer¨ªa, alimentarlas y limpiar sus excrementos. El gerente lo niega (aunque admite que siempre ha ido con sus perras "a todas partes"), y asegura que el ¨²ltimo trabajador de Madrid era un conserje.
Al tiempo que se produjeron los despidos, fue nombrada subdirectora Covadonga Rodr¨ªguez, hija de un hist¨®rico del PP gallego, Dositeo Rodr¨ªguez, miembro del patronato de la FCJC. El gerente dice que es la ¨²nica trabajadora "preparada" para sustituirlo ahora que se avecina su jubilaci¨®n.
Seg¨²n estos ex trabajadores, en la tienda del museo se venden libros descatalogados que las editoriales donan para regalar a los ni?os visitantes. El gerente lo reconoce, pero asegura que se venden pocos y casi todos "al precio simb¨®lico de cinco euros". Porque "si no se venden libros en la Fundaci¨®n Cela, ?qu¨¦ se va a vender, paraguas?".
Mientras, las publicaciones propias de la FCJC, subvencionadas por la Administraci¨®n, como no se venden, se queman en el jard¨ªn. Cavanna prometi¨® a los patronos publicar una revista "en la l¨ªnea de los Papeles de Son Armad¨¢ns", pero la fundaci¨®n ha ido perdiendo las grandes firmas de cuando el escritor viv¨ªa. Y Cavanna Benet aprovech¨® un n¨²mero de El Extramundi, la ¨²ltima revista de Cela, para publicar ¨ªntegro un libro suyo sobre el ferrocarril.
Dentro, libros, recuerdos del Nobel y cuadros de su colecci¨®n se almacenan hacinados, muchos sin inventariar. Hay un mir¨® en un ba?o, y pinturas muy valiosas (incluidas dos tablas del siglo XIII) sobre radiadores que alcanzan los 65 grados. El gerente se escuda en que "fue Cela quien decidi¨® d¨®nde quer¨ªa cada cosa". La casa est¨¢ entre dos r¨ªos. Para combatir la humedad, el gerente orden¨® forrar con pl¨¢stico el reverso de los lienzos, una medida barata, seg¨²n Cavanna, para tiempos dif¨ªciles. Pero el remedio, seg¨²n los denunciantes, fue peor que la enfermedad: ahora sufren por la condensaci¨®n. No ha sido ¨¦sta la m¨¢s pintoresca de las soluciones t¨¦cnicas. Las etiquetas de la colecci¨®n de botellas dedicadas (por Picasso, Mir¨®, Hemingway...) han sido reescritas por el pintor Celedonio Perell¨®n, que repas¨® las dedicatorias de las celebridades porque la tinta se ve¨ªa apagada.
En 2002, la FCJC cre¨® la figura del escritor residente, pero s¨®lo se utiliz¨® una vez. Se han suprimido los cursos de verano, acuden pocos investigadores y ni los escolares (gratis) ni los turistas que llenan Santiago van hasta Iria, a 18 kil¨®metros, a visitar el museo. Cierra los fines de semana y cobra ocho euros, dos m¨¢s que El Prado. Cavanna, que responde en el despacho de Cela, en la butaca del escritor, junto a su dormitorio, recuerda que existen tarifas reducidas y que a la casa cada visitante le cuesta 17 euros si echa la cuenta del gasto en personal.
![Camilo Jos¨¦ Cela y su esposa Marina Casta?o celebran la noticia del Premio Nobel en su casa de Guadalajara, el 19 de octubre de 1989.
/ uly mart¨ªn
Arriba, libros y obras hacinados en la Fundaci¨®n Camilo Jos¨¦ Cela. Abajo, en el exterior, una locomotora en estado ruinoso.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7R4ETYKF7ZCQDO74VITDT7FU2Y.jpg?auth=38ef0bcb835f469348e2b19f08f1968982ee6dbb5962db2d7565ccc4d92885aa&width=414)
"Han hecho de esto su cortijo"
Los ex empleados de la Fundaci¨®n Camilo Jos¨¦ Cela tambi¨¦n denuncian que el sueldo del gerente ("que se hace servir el desayuno todos los d¨ªas al llegar") supone un 30% del presupuesto para gastos ordinarios, pero el director gerente, Tom¨¢s Cavanna, dice que gana, actualizado, el salario que fij¨® Cela y que s¨®lo representa el 15,37%.
Adem¨¢s, los denunciantes aseguran que tanto Cavanna como Casta?o disponen de la sede de la fundaci¨®n para usos particulares (alojamiento, fiestas) "los fines de semana" y que han hecho de aquello "su cortijo". Cavanna se defiende diciendo que ¨¦l no tiene llaves. Desde que no hay guardeses, dice accionando un grifo para demostrar que est¨¢ cerrada la llave de paso del aseo particular de Cela, "la presidenta tampoco viene".
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