Un relevo tranquilo (por fin)
Morgan Stanley ha conseguido una rara haza?a para un banco de inversi¨®n: una transici¨®n de poder tranquila, lo cual es un alivio tras m¨¢s de un a?o de sorpresas desagradables en Wall Street. Despu¨¦s de meses de insinuaciones, John Mack ha anunciado que dejar¨¢ su cargo de consejero delegado de la empresa a final de a?o. Su sucesor, el hasta ahora copresidente y jefe de corretaje, James Gorman, va a sudar la gota gorda.
Para empezar, la fusi¨®n del negocio de intermediaci¨®n minorista de la empresa con Smith Barney sigue en las primeras fases, y cualquier problema significativo afectar¨ªa especialmente a Gorman, la fuerza impulsora del acuerdo. Tambi¨¦n debe convencer a los inversores de que tiene un plan viable para la otra actividad que ha estado bajo su supervisi¨®n durante los dos ¨²ltimos a?os: la gesti¨®n de activos. Esta secci¨®n ha experimentado seis trimestres consecutivos de p¨¦rdidas antes de impuestos, en gran medida debido a las inversiones en capital riesgo, y, en el caso de los fondos Van Kampen, ha sufrido retiradas netas.
Otra necesidad esencial es poner fin a los altibajos estrat¨¦gicos en la banca de inversi¨®n de Morgan. Perdi¨® miles de millones de d¨®lares en 2007 debido a una cobertura que lamentablemente empez¨® con mal pie en relaci¨®n con la decisi¨®n, por lo dem¨¢s inteligente, de recortar las hipotecas subprime. Despu¨¦s estuvo a punto de hundirse durante el p¨¢nico que sigui¨® a la ca¨ªda de Lehman Brothers hace un a?o, lo cual llev¨® a los asustados ejecutivos a reducir el riesgo que Mack hab¨ªa fomentado previamente como modo de competir con su archirrival, Goldman Sachs.
Cuando el mercado se recuper¨® m¨¢s r¨¢pido de lo esperado, los resultados empresariales parecieron especialmente malos en la primera mitad del a?o (hasta el acosado Bank of America-Merril Lynch los super¨® en el segundo trimestre). Contratar al gestor de fondos de cobertura Jack DiMaio para un alto cargo comercial en julio insinuaba que volv¨ªa la sed de riesgo, y eso dej¨® a los inversores dudando respecto al rumbo tomado por la unidad.
Y Gorman debe ganarse el respeto de los dem¨¢s banqueros de inversi¨®n. Eso es algo en lo que Philip Purcell -el predecesor de Mack y, como Gorman, ex asesor de gesti¨®n de McKinsey- fracas¨® estrepitosamente. A pesar del desigual curr¨ªculo de Mack, mantenerlo como presidente durante un tiempo podr¨ªa ayudar a ese respecto, suponiendo que el viejo jefe sea capaz de renunciar, y Gorman puede prescindir de la carga a?adida de ser presidente. Pero tambi¨¦n necesita montar su propio tenderete. Al menos ha tenido mucho tiempo para hacerlo. -
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