Pecados en el Palau
La ortodoxia cat¨®lica es clara: lo malo no es pecar, sino vivir instalado en el pecado y acostumbrarse a ¨¦l. Y F¨¨lix Millet Tusell, ex presidente del Palau de M¨²sica, pujolista con Pujol, aznarista con Aznar y de una saga de acreditados creyentes, ha vivido desde hace muchos a?os c¨®modamente instalado en el pecado. Eso s¨ª, a cargo del contribuyente. En el escalofriante examen de conciencia que entreg¨® el pasado mi¨¦rcoles al juez reconoce haberse quedado indebidamente con al menos 3,3 millones de euros en su gesti¨®n al frente del Palau. La cifra supera con creces las estimaciones -2,29 millones de euros- de una fiscal¨ªa que -con la documentaci¨®n que ten¨ªa- se ha quedado en misericordiosa.
Para pasmo de una ciudadan¨ªa condenada a llegar este a?o a la tasa del 20% de paro, Millet da lecciones en su confesi¨®n de c¨®mo apropiarse del dinero de administraciones (contribuyentes) y empresas patrocinadoras. Un ejercicio que llev¨® a cabo sin levantar sospechas al frente de la noble instituci¨®n patricia que ha presidido durante m¨¢s de 30 a?os. Y fue generoso, pues no faltaron comisiones a p¨²blicos y privados a fin de conseguir subvenciones.
Todo acab¨® cuando los mossos entraron el pasado 23 de julio en ese templo del modernismo y salieron con una decena de cajas en las que abundaban facturas de dudosa factura. Ese d¨ªa, como Saulo de Tarso, Millet vio que su proceder no hab¨ªa sido el adecuado. Por eso en la ma?ana siguiente -seg¨²n su confesi¨®n- renunci¨® a cobrar el mill¨®n y medio de euros de beneficio obtenido por la venta de unos solares de su propiedad al patronato del Palau que presid¨ªa. Para esa venta hab¨ªa "anticipado" ya la autorizaci¨®n del patronato del Palau, acuerdo que nunca hab¨ªa sido tomado.
Del documento entregado al juez se desprenden los supuestos delitos de estafa, falsedad y malversaci¨®n de caudales p¨²blicos.
Pero ese sincero examen de conciencia llega tarde: s¨®lo puede ser un atenuante parcial en la condena, que es lo m¨¢s probable que se produzca. Como buen cat¨®lico, Millet sabe de sobra que para obtener la absoluci¨®n de los pecados es ineludible -a parte del dolor de coraz¨®n- el cumplimiento de una buena penitencia.
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