Rusia y el Ministerio de la Verdad
Los actuales intentos, asquerosos e hip¨®critas, de los europeos para dar otro sentido a la II Guerra Mundial, para rebajar el papel heroico de nuestra naci¨®n en la destrucci¨®n del nazismo, y la monstruosa mentira de los europeos a la hora de comparar Alemania y la Uni¨®n Sovi¨¦tica en su responsabilidad por la guerra demuestran que a los europeos el nazismo les resulta m¨¢s pr¨®ximo que el comunismo". Con estas palabras, llenas de intenci¨®n aunque algo faltas de l¨®gica, concluy¨® el moderador Viktor Kozhemyako, redactor de Pravda, el coloquio de historiadores sobre el papel de Stalin y el Partido Comunista de la URSS en las v¨ªsperas de la II Guerra Mundial.
Seg¨²n Pravda, el objetivo del coloquio fue responder "a los falsificadores de la historia: tanto extranjeros como rusos". Y es que, seg¨²n el peri¨®dico ruso, "¨²ltimamente existe en Europa una tendencia a igualar a Stalin con Hitler, el comunismo y el nazismo, y a intentar quitarnos a los rusos el derecho de enorgullecernos de nuestra incomparable Victoria de la Patria Sovi¨¦tica en la Gran Guerra Patri¨®tica". (Las may¨²sculas son de Pravda).
Mosc¨² se niega a condenar el estalinismo como un r¨¦gimen abyecto
El coloquio de historiadores, convocado por Pravda, se celebr¨® en las v¨ªsperas de la conmemoraci¨®n, en la ciudad polaca de Gdansk, de los 70 a?os del comienzo de la II Guerra Mundial. El 1 de septiembre de 1939, la Alemania nazi encendi¨® la guerra al invadir Polonia, s¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s de que su ministro de Asuntos Exteriores, Joachim von Ribbentropp, firmara un pacto de no agresi¨®n mutua con su colega ruso, Viacheslav Molotov. De acuerdo con su pacto con Hitler para dividir Europa, dos semanas m¨¢s tarde las tropas sovi¨¦ticas tambi¨¦n invadieron Polonia.
Mientras los dirigentes alemanes han pedido perd¨®n reiteradamente por los cr¨ªmenes del nazismo, ning¨²n mandatario ruso se ha atrevido a condenar los cr¨ªmenes sovi¨¦ticos durante la II Guerra Mundial. Los polacos, por ejemplo, esperaban que Putin pidiera disculpas por la masacre de los bosques de Katyn, donde en 1940 m¨¢s de 20.000 oficiales polacos, prisioneros de guerra, fueron ejecutados por la KGB. Sin embargo, Putin no ha admitido ninguna culpa de su pa¨ªs; al contrario, ha disculpado a Stalin. En cuanto a la masacre, se ha limitado a afirmar que el pueblo ruso "comprende bien la sensibilidad de los polacos sobre lo ocurrido en Katyn".
Siguiendo la actual tendencia oficial rusa, Putin rechaza cualquier responsabilidad de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en la II Guerra Mundial, enfatizando el papel de los sovi¨¦ticos como v¨ªctimas del conflicto b¨¦lico y echando la culpa de la invasi¨®n sovi¨¦tica de Polonia al Reino Unido.
?Cu¨¢l es esa tendencia oficial de acuerdo con la cual act¨²a Putin? Es la que establece una comisi¨®n, fundada y liderada por el actual presidente ruso Dmitri Medvedev y su gabinete, y llamada Comisi¨®n para prevenir la falsificaci¨®n de la historia en detrimento de los intereses de Rusia. El enunciado lo dice todo: la comisi¨®n quiere velar por los "intereses" de Rusia, no est¨¢ destinada a esclarecer los hechos. La comisi¨®n se dedica, pues, a fijar "la verdad hist¨®rica" de acuerdo con esos "intereses" y a procesar a todos aquellos que intentan "reescribir la historia". La propuesta de la ley, que ha presentado el Gobierno ruso, pretende que la "falsificaci¨®n de la historia" se considere una ofensa criminal y que se pueda penalizar con entre 3 y 5 a?os de c¨¢rcel, aplicables indiscriminadamente a rusos y extranjeros. La oposici¨®n rusa ha apuntado que el intento de monopolizar la verdad hist¨®rica por parte de dicha comisi¨®n se parece al comportamiento de las instituciones sovi¨¦ticas que monopolizaban la verdad ideol¨®gica y la situaban por encima de la cient¨ªfica y la acad¨¦mica.
Seg¨²n esta ley, podr¨ªa llegar a ser condenada cualquier persona que cuestione el hecho de que en 1945, tras los acuerdos de Yalta, los Aliados entregaron a Rusia dos millones de "v¨ªctimas de Yalta", b¨¢sicamente prisioneros de guerra y exiliados, que a su llegada a Rusia fueron ejecutados o enviados al gulag. O cualquiera que critique los libros de texto vigentes en Rusia que describen a Stalin como un "gestor eficaz" y retratan las represiones masivas en los a?os treinta, cuarenta y cincuenta como la ¨²nica manera que tuvo Stalin para salir de las grandes dificultades econ¨®micas y de seguridad. O, sin ir tan lejos en el pasado, a cualquiera que desapruebe la afirmaci¨®n de Putin seg¨²n la cual el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue "la mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica del siglo XX".
Los cr¨ªticos echan en cara a Mosc¨² que quiera ocultar el impulso que Stalin, junto a Hitler, dio a la II Guerra Mundial y que, en vez de admitir haber ayudado, a trav¨¦s del pacto Ribbentropp-Molotov, a perpetrar la destrucci¨®n de Europa, siga con la ret¨®rica estalinista de considerarse v¨ªctima y posterior vencedor.
Rusia sigue valorando su historia en funci¨®n de su propia grandeza y no de los valores compartidos con el resto de las naciones. Es por ello que, mientras el mundo condena el estalinismo como un r¨¦gimen abyecto, Rusia lo ensalza como el sistema que la consagr¨® como una de las dos grandes potencias.
Monika Zgustova es escritora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.