Obama fuerza al l¨ªder palestino a reunirse con Netanyahu
Abbas acude a EE UU sin lograr la paralizaci¨®n de las colonias
Barack Obama convoca en Nueva York. El primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, acude encantado. Y el presidente palestino, Mahmud Abbas, tiene que volver a tragarse sus palabras. "No me reunir¨¦ con Netanyahu hasta que no anuncie la congelaci¨®n total de la construcci¨®n en las colonias jud¨ªas, incluido Jerusal¨¦n Este", hab¨ªa repetido hasta hartarse el mandatario ¨¢rabe. Ma?ana, si no media sorpresa, se sentar¨¢ junto al jefe del Gobierno israel¨ª. "Eso no significa que se reemprendan las negociaciones", afirm¨® ayer para consumo interno -en las calles palestinas ya comienza a hablarse de nueva burla- un asesor de Abbas.
El presidente palestino no puede permitirse un desaire al inquilino de la Casa Blanca. La Autoridad Palestina es demasiado d¨¦bil y dependiente. Los Gobiernos israel¨ªes s¨ª pueden. Fuentes diplom¨¢ticas occidentales aseguraban ayer que el enviado de Obama a Oriente Pr¨®ximo, George Mitchell, que se entrevist¨® cuatro veces con Netanyahu la semana pasada, se enfrent¨® a un di¨¢logo de sordos. Estados Unidos lo reitera desde hace meses: es imprescindible detener la edificaci¨®n en los asentamientos de Cisjordania y de Jerusal¨¦n Oriental. El Ejecutivo hebreo, como si oyera llover. Netanyahu se niega por activa y por pasiva a detener la construcci¨®n. Unas 3.000 viviendas siguen siendo levantadas, y el primer ministro advierte que ser¨¢n terminadas aunque se declare una moratoria de nueve meses. Obama, al menos hasta la fecha, tambi¨¦n traga. La cita del martes no dejar¨¢ de ser poco m¨¢s que la ocasi¨®n para que se fotograf¨ªen juntos por primera vez.
La apariencia de negociaci¨®n satisface al primer ministro israel¨ª
El proceso de paz amenaza con morir antes de nacer. Ha sucedido otras veces. Y en ese caso, siempre es un presidente de Estados Unidos quien debe emplearse a fondo para que al menos no acabe de descarrilar. Mientras contin¨²e la apariencia de negociaci¨®n, Netanyahu se muestra satisfecho. "El primer ministro acepta calurosamente la invitaci¨®n cursada por la Administraci¨®n de Estados Unidos para una reuni¨®n trilateral", asegur¨® ayer su asesor de comunicaci¨®n, Nir Hefetz.
El l¨ªder estadounidense se ha embarcado en una apuesta dif¨ªcil de ganar. Ha comenzado a exigir a los pa¨ªses ¨¢rabes que ofrezcan gestos de normalizaci¨®n pol¨ªtica y diplom¨¢tica a Israel -el permiso de sobrevuelo a la compa?¨ªa a¨¦rea El Al ser¨ªa un primer paso- a cambio de una congelaci¨®n en la construcci¨®n de colonias, aunque sea de alcance territorial y duraci¨®n limitada.
La Autoridad Palestina se esmera en reprimir a Ham¨¢s en Cisjordania hasta el punto de que los mandos militares israel¨ªes airean su satisfacci¨®n por la cooperaci¨®n de las fuerzas policiales leales a Abbas en la persecuci¨®n de los islamistas. Mientras, el Gobierno israel¨ª incumple flagrantemente la obligaci¨®n de detener la colonizaci¨®n que tambi¨¦n impone la Hoja de Ruta, citada a menudo por Obama.
Israel no tiene prisa y Abbas carece de capacidad para imponer la agenda o el calendario. Fuentes de la OLP aseguran que el mandatario palestino pretende que Obama se pronuncie a favor de las fronteras previas a la guerra de 1967 -tal como exige Naciones Unidas- como v¨ªa para solventar el conflicto y empezar a negociar todos los asuntos cruciales (fronteras, refugiados, Jerusal¨¦n Este, agua...) sin demora. Netanyahu se niega en redondo. Rechaza fijar l¨ªmites temporales -dos a?os es el plazo del que hablan los l¨ªderes palestinos- para concluir el proceso y s¨®lo se muestra dispuesto a abordar la cuesti¨®n de las fronteras. Porque aunque el l¨ªder israel¨ª pregona su disposici¨®n a negociar sin condiciones previas, ya ha fijado sin pactar como ser¨ªa un Estado palestino aceptable para la extrema derecha gobernante: una entidad sin las competencias que adornan a todo Estado.
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