China recuerda el horror de Nanking
Hollywood se impuso desde el venturoso final de la II Guerra Mundial la profunda obligaci¨®n moral de hablar a?o tras a?o de una atrocidad llamada Holocausto. Evidentemente, dado el origen mayoritariamente hebreo de esa industria, jam¨¢s se ha planteado retratar el puteo sistem¨¢tico, el transparente apartheid y la desproporcionada y salvaje ley del Tali¨®n que aplica el todopoderoso e impune Israel a los palestinos. Tampoco ha puesto ning¨²n celo especial en hablar alguna vez del infierno que montaron sus bombitas entre la poblaci¨®n civil de Hiroshima y Nagasaki. En Rusia tampoco hay prisas para narrar la barbarie del Gulag y las continuas haza?as de un profesional del exterminio llamado Stalin.
Lu Chuan deslumbra con su lenguaje en 'Ciudad de vida y muerte'
Es una pel¨ªcula que prefiere la sugerencia al naturalismo
El cine chino tambi¨¦n prefiere hasta el momento la met¨¢fora al realismo para hurgar en los desmanes de aquello con enunciado surrealista denominado Revoluci¨®n Cultural. Pero acaba de realizar un necesario e impresionante ajuste de cuentas con la Historia al contar lo que ocurri¨® en la ciudad de Nanking cuando el Ej¨¦rcito japon¨¦s la invadi¨® en 1937. Los datos aseguran que se cargaron a 300.000 de sus habitantes. A ellos est¨¢ dedicada la escalofriante Ciudad de vida y muerte.
El director Lu Chuan te deslumbra con su poderoso lenguaje en las secuencias iniciales, con im¨¢genes tremendas en blanco y negro que ilustran la toma definitiva de una ciudad en la que los ¨²nicos focos de resistencia que quedan est¨¢n formados por ni?os. Y puedes entender que no haya tregua ni piedad en la batalla ni en el cuerpo a cuerpo. El espanto viene despu¨¦s, cuando el enemigo est¨¢ derrotado, cuando la bestia humana legitima no ya la ejecuci¨®n de los soldados enemigos que hab¨ªan sobrevivido hasta entonces, sino la violaci¨®n de sus mujeres y el asesinato de sus cr¨ªos, la certeza de que el sadismo generalizado tiene permiso para todo cuando se ha ganado.
Si el arranque posee el poder de conmoci¨®n del mejor cine b¨¦lico, el desarrollo de la tragedia te pone los pelos de punta. Como la magistral La lista de Schindler te permite conocer ¨ªntimamente a un mont¨®n de personajes acorralados, a sus caprichosos y satisfechos verdugos, la estupefacci¨®n y el sentimiento de culpa que invade a alguno de ellos, el instinto de supervivencia en medio de la desolaci¨®n, la dignidad ante la muerte, la ¨¦pica que acompa?a a la solidaridad en las situaciones al l¨ªmite. El director nos transmite ese universo coral sin necesidad de ponerse enf¨¢tico ni de subrayar los sentimientos. Es una pel¨ªcula que prefiere la sugerencia al naturalismo, sin vocaci¨®n panfletaria, est¨¦tica y ¨¦tica. Logra que te invada el pavor a la guerra, a la indefensi¨®n de los vencidos y a la bestialidad que pueden ejercer los ganadores.
Sin embargo, la cretinez que ha perpetrado el franc¨¦s Christophe Honor¨¦ en la inenarrable Haciendo planes para Lena, absurdo y ca¨®tico retrato de los supuestos problemas existenciales que aquejan a una neur¨®tica y cursi familia de clase media, te plantea cu¨¢les son los dada¨ªstas criterios de selecci¨®n para escogerla en la secci¨®n oficial del festival. La asquerosa Mostra hace gala de poder ejercer sistem¨¢ticamente ese disparate, la acumulaci¨®n de cine invisible. Es la principal condici¨®n para poder concursar all¨ª. No es un modelo a imitar, es un modelo suicida. Espero que esas demenciales premisas no se le contagien a San Sebasti¨¢n. Que sigan ofreciendo dentro de sus posibilidades un cine tan bueno como el que contiene Ciudad de vida y muerte y El secreto de sus ojos.Lu Chuan deslumbra con su lenguaje en 'Ciudad de vida y muerte' Es una pel¨ªcula que prefiere la sugerencia al naturalismo
Babelia
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