Elefant Blau, elefante blanco
Tambi¨¦n Joan Laporta ha sido v¨ªctima de la er¨®tica del poder como presidente del Bar?a. Accedi¨® al cargo a partir de una plataforma opositora denominada Elefant Blau, t¨¦rmino adoptado precisamente para desmarcarse del elefante blanco, denominaci¨®n referida a la autoridad presuntamente militar que deb¨ªa consumar el 23-F, y acabar¨¢ su mandato con la sospecha de haber urdido una trama para procurar perpetuarse en el cargo a trav¨¦s de una persona de su m¨¢xima confianza. El socio azulgrana tiene el derecho a preguntarse hoy si el Elefant Blau ha pasado a ser el Elefante Blanco por la misma regla de tres que el mejor de los dem¨®cratas puede convertirse en el peor de los golpistas.
Laporta, que tiene respuestas incluso para los males del pa¨ªs, no sabe o no contesta a¨²n cuando le demandan por asuntos de su m¨¢xima incumbencia, como si estaba al corriente del espionaje abierto en su propio consejo directivo. Hay quien le supone feliz, dispuesto por un tiempo a volver a hacerse el muerto para sobrevivir, igual que en los momentos en que super¨® una moci¨®n de censura que parec¨ªa terminal. Y se cuentan, por otra parte, personas pr¨®ximas que denuncian su enfado por sentirse v¨ªctimas de un complot, tal que sus peores rivales hubieran decidido airear el contencioso abierto en la junta barcelonista para la sucesi¨®n del presidente a fin de limitar sus posibles aspiraciones pol¨ªticas.
No hay que descartar ninguna hip¨®tesis porque Laporta se las sabe todas, y su capacidad para generar crisis directivas es infinita con tal de ganar poder. Ya ocurri¨® con la salida del vicepresidente deportivo Sandro Rosell y a?os m¨¢s tarde con la de econ¨®mico Ferran Soriano, dimisiones que por extensi¨®n han provocado que s¨®lo contin¨²en cuatro miembros de la junta inicial: Alfons Godall, Josep Cubells, Jaume Ferrer y Alfons Castro. Hasta catorce directivos han tomado las de Villadiego por no contar al cu?ado Alejandro Echevarria, confirmado y desmentido al mismo tiempo por el propio presidente, por norma enredado en asuntos muy particulares por su car¨¢cter siempre tan particular.
Desde que entendi¨® que le robaban un a?o de mandato por decisi¨®n judicial, cuando tuvo que convocar elecciones anticipadas en 2006, Laporta ha actuado con un punto de autoritarismo que poco tiene que ver con su determinaci¨®n y desacomplejamiento habituales en momentos de mayor calma. El presidente cambi¨® hasta diez personas para controlar el aparato ejecutivo con personal de su confianza y hacer lo que le viniera en gana, de manera que donde la antigua directora general Anna Xicoy pon¨ªa mala cara, Joan Oliver extend¨ªa los billetes a Kuwait y Uzbekist¨¢n. Laporta ya no necesita permiso para nada sino que s¨®lo se pregunta por la l¨ªnea que delimita lo ¨¦tico de lo ilegal.
As¨ª ocurri¨® cuando su bufete actu¨® como intermediario en la posible venta del Mallorca y se supone que puede haber operado en el asunto del espionaje, o al menos a¨²n no ha explicado por qu¨¦, si es que era tan inocente, no denunci¨® la investigaci¨®n a la que hab¨ªan sido sometidos cuatro de sus vicepresidentes cuando fue informado. Laporta, en cualquier caso, ha logrado quemar pr¨¢cticamente a Jaume Ferrer y sus directivos amigos, o en menor grado limitar sus aspiraciones a encabezar la candidatura continuista, para suerte de Alfons Godall y Xavier Sala Mart¨ªn, las dos apuestas presidenciales con vistas a su sucesi¨®n en el palco del Camp Nou en las elecciones de 2010.
Oliver, por tanto, actuar¨ªa de comisario pol¨ªtico y no de director general, y su eficacia ser¨ªa tan alta que han pensado en doblarle el sueldo en lugar de destituirle o pedir su dimisi¨®n. Laporta, mientras, conf¨ªa como es costumbre en su intuici¨®n e instinto de supervivencia, animado por el calor que siente en la calle, donde es m¨¢s querido que en el campo. La ley le permiti¨® sobrevivir el a?o pasado a una votaci¨®n adversa de los socios, cuando su cargo fue sometido a refer¨¦ndum, y ahora pretende decidir el nombre del futuro presidente. Una t¨¢ctica muy com¨²n entre quienes conspiran, como en el elefante blanco, y que nada tiene que ver con el esp¨ªritu del Elefant Blau.
El politiqueo ha traicionado definitivamente el pacto del Neguri con lo f¨¢cil que hubiera sido para Laporta despedirse en loor de multitud dejando que decidieran los socios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.