Merkel se prepara para revalidar su mandato como canciller de Alemania
La popularidad de la candidata democristiana la sit¨²a por encima de los partidos
La photo finish de la campa?a no puede ser m¨¢s clara: Merkel debate con Barack Obama y los l¨ªderes mundiales sobre la capacidad nuclear de Ir¨¢n y sobre c¨®mo evitar otra crisis financiera. Los dem¨¢s se quedan en casa, parti¨¦ndose la cara y las manos para ara?arle votos a la canciller. A dos d¨ªas de las elecciones generales, la canciller democristiana Angela Merkel segu¨ªa ayer en la cumbre del G-20 en Pittsburgh. Mientras, su ministro de Exteriores y vicecanciller Frank-Walter Steinmeier cerraba la campa?a del partido Socialdem¨®crata SPD en Berl¨ªn. Los Verdes, La Izquierda y los liberales del FDP hac¨ªan lo propio en sendos m¨ªtines.
Seg¨²n las encuestas, la ajustada mayor¨ªa de CDU y FDP se ha mantenido hasta ayer. Por la tarde salieron los resultados de la ¨²ltima encuesta del semanario Stern, que daba un empate entre el t¨¢ndem CDU-FDP y los partidos de izquierda. A Merkel, tanto le da: eso es lo que dice con su ausencia. Si no se cumplen los pron¨®sticos que daban la mayor¨ªa a la coalici¨®n democristiana-liberal, la alternativa tambi¨¦n ser¨¢ Merkel, en una nueva entrega de la gran coalici¨®n entre democristianos y socialdem¨®cratas, que ha liderado como canciller desde 2005. Ella gobierna y ¨¦sta es su campa?a.
La dirigente se ha permitido una campa?a de baja intensidad
El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung se?alaba el viernes la diferencia entre el final de la actual gran coalici¨®n y el de la que presidi¨® el Kurt Georg Kiesinger entre 1966 y 1969. El democristiano apost¨®, como Merkel, por jugar la carta del liderazgo con el lema "Lo importante es el canciller". La campa?a de la CDU se ha centrado en ella como principal baza democristiana, con el eslogan: "Nosotros votamos a la canciller". Hasta aqu¨ª el parecido. En la rueda de prensa del pasado d¨ªa 18 en Berl¨ªn, Merkel destac¨® "con todo el respeto al canciller Kiesinger" que ella sabe "mejor que ¨¦l que hoy en d¨ªa se necesitan coaliciones". En 1969, los democristianos fueron tras la mayor¨ªa absoluta. Fracasaron, con el resultado de una coalici¨®n entre SPD y FDP que dio la canciller¨ªa a Willy Brandt y conden¨® a la CDU a penar 13 a?os en los bancos de la oposici¨®n.
Aprendida la lecci¨®n, Merkel juega con tres cartas: su popularidad, su pretendiente liberal el FDP y su actual marido socialdem¨®crata. La primera la consigui¨® en estos cuatro a?os como l¨ªder de un Gobierno que contaba con la enorme mayor¨ªa parlamentaria de una gran coalici¨®n. Su impasibilidad ante los embates de la crisis econ¨®mica, criticada como "pasividad" se interpreta ahora como prudencia. La reciente salida de la recesi¨®n, este verano, parece avalarlo. Con esta premisa, la canciller se ha permitido una campa?a de baja intensidad.
Prometi¨® su mano al l¨ªder del FDP, Guido Westerwelle, y aplaude p¨²blicamente el compromiso liberal con una coalici¨®n de centro-derecha, sellada la semana pasada en un congreso extraordinario. Merkel ha mimado a sus pretendientes. Pero no ha perdido de vista el tercer escenario con el que podr¨ªa encontrarse el domingo. Si CDU y FDP no logran formar gobierno, Merkel no tendr¨¢ que excusarse ante los socialdem¨®cratas. A ellos tambi¨¦n los ha cuidado en la campa?a.
Steinmeier lo sabe: cerr¨® ayer en Berl¨ªn su campa?a arremetiendo contra la posible coalici¨®n entre liberales y democristianos. Ante un par de miles de simpatizantes reunidos bajo la Puerta de Brandeburgo, los socialdem¨®cratas buscaron resucitar el empuj¨®n que, hace cuatro a?os, estuvo a punto de terminar con la ventaja que las encuestas hab¨ªan dado a Merkel. Los democristianos, entonces, s¨®lo ganaron por un punto y tuvieron que pactar con sus rivales la actual Gran Coalici¨®n.
Cuando a Steinmeier, un pol¨ªtico de gran experiencia, le salen bien las cosas en campa?a parece el ex canciller Gerhard Schr?der. Pero cuando es ¨¦l mismo, no acaba de convencer. Los esfuerzos oratorios del jefe de la diplomacia no son del todo veros¨ªmiles. S¨ª lo son, en cambio, las im¨¢genes que llegan de Pittsburgh.
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