Novedades y retos
La situaci¨®n con la que se encuentra I?igo Urkullu en el Alderdi Eguna de 2009 es novedosa y, a la vez, est¨¢ cargada de interrogantes y desaf¨ªos. Por primera vez desde 1980, el PNV celebra esa jornada en la oposici¨®n. Pese a haber sido el partido m¨¢s votado, Ibarretxe ha sido desalojado de Ajuria Enea, y con ¨¦l han tenido que marcharse cientos de cargos p¨²blicos que, en no pocos casos, tras tantos a?os de reinado ininterrumpido, hab¨ªan ca¨ªdo en la confusi¨®n de creerse los titulares de sus respectivas parcelas de poder. La resaca electoral sigue en la masa social peneuvista, y Urkullu tendr¨¢ que gestionarla, aunque ¨¦l sabe muy bien que una pol¨ªtica de pataleo y radicalidad imposibilitar¨ªa cualquier estrategia realista de recuperaci¨®n del poder.
El partido ha quedado en una cierta orfandad, despu¨¦s de seguir durante a?os un proyecto inviable
En segundo lugar se presenta la cuesti¨®n del liderazgo. La ausencia de Ibarretxe en el Alderdi Eguna no es casual. Para muchos jeltzales, la expulsi¨®n del Gobierno no ha hecho m¨¢s que incrementar su imagen de hombre recto, sincero y trabajador, lo que no es incompatible con la convicci¨®n confesada en privado por muchos otros de que la sacralizaci¨®n de su plan soberanista, su escasa flexibilidad estrat¨¦gica y su dependencia de la izquierda abertzale hab¨ªan colocado al PNV en una v¨ªa de automarginaci¨®n cuyo desenlace no pod¨ªa ser otro que una alianza contranatura del PSE y del PP. La presencia de Ibarretxe hubiera eclipsado el protagonismo de Urkullu, cuya gesti¨®n tranquila ha conseguido de momento calmar las tensiones internas y afianzar su liderazgo. Pero m¨¢s pronto que tarde tendr¨¢ que tomar una decisi¨®n que ser¨¢ la aut¨¦ntica prueba de fuego para la solidez de su liderazgo: la elecci¨®n del candidato, o de la candidata, a lehendakari. Cuando toque, el sector m¨¢s soberanista del partido que ¨²ltimamente est¨¢ missing, volver¨¢ a la carga y presenciaremos lo que siempre hemos visto en la historia del PNV: la pugna entre sus dos almas. Urkullu tendr¨¢ que acertar con un/a candidato/a, que sepa interpretar esa ya casi proverbial pol¨ªtica pendular que tantos ¨¦xitos le ha dado al partido.
Finalmente, el tercer reto del PNV en este Alderdi Eguna es todav¨ªa m¨¢s complejo. Despu¨¦s de desfilar durante tantos a?os detr¨¢s de la bandera de un proyecto pol¨ªtico inviable, pero no obstante p¨²blicamente venerado como un fetiche, el partido se ha quedado en una cierta orfandad pol¨ªtica. Tambi¨¦n estrat¨¦gicamente, ha tenido que contemplar c¨®mo se iba mermando su reconocida capacidad de maniobra debido a la entente PSE-PP, por una parte, y la ilegalizaci¨®n de una izquierda abertzale incapaz de deshacerse de la tutela terrorista, por otra.
Para salir de este atolladero y abandonar la orfandad, el partido necesita acometer un profundo proceso de aggiornamento de sus planteamientos pol¨ªticos y estrat¨¦gicos a largo, medio y corto plazo, todo ello sin romper el hist¨®rico equilibrio entre sus dos sensibilidades. El proyecto Think Gaur no puede ser m¨¢s que un comienzo, m¨¢xime cuando la crisis econ¨®mica ha cambiado profundamente las coordenadas de la pol¨ªtica en Euskadi y en el resto del mundo. Quien, ante la magnitud de la tarea, pronostica alegremente el fracaso de Urkullu y su gente corre el riesgo de cometer dos grandes errores: uno, al subestimar la poderosa pervivencia de tradiciones de lealtad pol¨ªtica en la sociedad vasca, y el otro, al negar una de las principales caracter¨ªsticas de la centenaria historia del PNV: la capacidad de aprender de los errores y salir fortalecido de las situaciones de crisis.
Ludger Mees es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la UPV.
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