El descubridor de setas ignoradas
Jaime Blanco, de la asociaci¨®n Brincabois, rastrea hongos nuevos para la ciencia
Hace dos domingos, la Conseller¨ªa de Medio Rural propag¨® un comunicado en el que hac¨ªa p¨²blico el hallazgo en Ons de una seta ignota para la ciencia. Fue bautizada como Clitocybe auniosiana, por el g¨¦nero al que pertenece y por el top¨®nimo Aunios, el nombre con el que ya Plinio citaba la isla. El descubridor de la seta en cuesti¨®n, el ingeniero agr¨®nomo pontevedr¨¦s Jaime Blanco Dios, la hab¨ªa visto por primera vez hace un par de a?os en un descampado de Ons. Era anaranjada, con el sombrero rizado y algo semejante a un anillo justo donde acababan las l¨¢minas. Enseguida se dio cuenta de que nunca hab¨ªa visto, ni en los prados ni en los libros, nada igual. "Porque los hongos de este g¨¦nero [Clitocybe] no tienen anillo, y en este caso las l¨¢minas acababan en una estructura que s¨ª lo parec¨ªa", explica este investigador. Lo que le quedaba era dejar pasar el tiempo, tom¨¢rselo "con calma", y esperar a ver si al a?o siguiente, por el mes de octubre, volv¨ªa a amanecer el hongo de volantes naranjas en la isla del parque nacional.
"A mis alumnos les digo que todas se pueden comer al menos una vez"
Desde 2001 ha descrito ocho especies que no estaban en los libros
"Hab¨ªa que comprobar si la seta manten¨ªa su forma o si era pura casualidad, debida a alguna variaci¨®n clim¨¢tica en concreto", dice Blanco. "Lo de descubrir hongos es una loter¨ªa. Coincidencia. Suerte. Necesitan unas determinadas condiciones de temperatura y humedad. Puede ser que s¨®lo se dejen ver durante tres d¨ªas en todo el a?o. Puede ser que est¨¦n al lado de tu casa y no los llegues a encontrar nunca. Y en lugares como las Illas Atl¨¢nticas necesitas tener alguien de mano, que viva all¨ª y que est¨¦ vigilante, por si vuelven a aparecer un d¨ªa cualquiera". Porque la nueva seta de Ons es bastante temprana, pero otras, como las que asoman en las dunas de Rodas (C¨ªes), crecen m¨¢s tarde, hacia diciembre o enero, y para Blanco y sus dos compa?eros de equipo se vuelve imposible acercarse a los archipi¨¦lagos. En los d¨ªas atemporalados prefieren no saltar a la z¨®diac que les brinda la direcci¨®n del parque, y dependen del testimonio de los guardas o de alg¨²n vecino, si lo hay, dispuesto a colaborar.
Jaime Blanco se tropez¨® con la seta de Ons mientras recopilaba datos para un libro de plantas que les hab¨ªa encargado el Ministerio de Medio Ambiente y que ya pronto ser¨¢ publicado. "Est¨¢bamos haciendo mapas de vegetaci¨®n del parque nacional y se me apareci¨®". Entonces, para ese libro, no eran setas lo que buscaban. Este a?o, sin embargo, la Asociaci¨®n Micol¨®xica Brincabois (para la que los tres socios eligieron el nombre gallego de la Amanita muscaria), se ha puesto a preparar "en serio" una "catalogaci¨®n de hongos de las islas". Y una vez que Blanco Dios, despu¨¦s de comprobar que la seta no hab¨ªa sido identificada antes en ning¨²n lugar del mundo, se ha atrevido a sacar a la luz su hallazgo, el ingeniero confiesa que tiene "otras tres en cartera".
"El noventa y pico por ciento de las setas que hay en Europa est¨¢n descritas, pero es un mundo no del todo explorado, en el que no se sabe bien lo que hay y siempre quedan dudas", explica este descubridor de hongos. Ahora Brincabois est¨¢ siguiendo el rastro, a ver si esta temporada vuelven a presentarse, de una especie desconocida de seta nuevamente en Ons, otra m¨¢s en Ribeira de Piqu¨ªn y una tercera en Paredes de Coura (Portugal). Claro que desde el a?o 2001, y sin contar la que acaba de presentar la Xunta, ya ha puesto nombre, o m¨¢s bien apellido, a otras siete especies de hongo. Llevan las bonitas denominaciones de Agaricus freirei, Leucocoprinus castroi, Cantharellus gallaecicus, Tricholoma gallaecicum, Clitocybe alaricensis (presentado con pompa y autoridades en Allariz), Sparassis miniensis y Boletus atlanticus.
S¨®lo en el primero de los casos, un champi?¨®n t¨®xico que hall¨® en O Grove, despu¨¦s de que se difundi¨® entre los aficionados el descubrimiento, se lleg¨® a saber que el hongo hab¨ªa sido visto en otros lugares de Europa. "Ahora s¨¦ que lo hay en toda la franja que va de Breta?a a Burdeos, y en alg¨²n punto de la Costa Azul, y en la zona sur de Sicilia", dice el pontevedr¨¦s, "pero me queda el orgullo de ser yo el que le puso el nombre".
Por ahora no se sabe demasiado sobre la seta Clitocybe auniosiana. Tiene predilecci¨®n por las zonas desprotegidas, sin ¨¢rboles, como los prados y los bordes de los caminos. "Y huele y sabe bastante a harina", ilustra el especialista. "?Es que la ha probado sin saber si es venenosa?", se le pregunta entonces. Los mic¨®logos "probamos sin tragar y luego escupimos", contesta ¨¦l. Entre las Clitocybe "hay unas cuantas mortales, pero desde el punto de vista cient¨ªfico", si la seta es un manjar o un billete para el ¨²ltimo viaje "no es importante". "En la descripci¨®n ponemos 'comestibilidad desconocida' y no pasa nada". Luego, en los cursos que organiza Brincabois, los alumnos siempre preguntan si las setas se pueden comer. Y Jaime Blanco les responde todas las veces lo mismo: "Se pueden comer, por lo menos, una vez".
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