"Antes entrenaba para jugar y ahora entreno para vivir"
Severiano Ballesteros se ha pasado los 52 a?os de su vida vaciando de significado varias frases. Entre las que prefiere echar por tierra hay dos que vienen a ser lo mismo: ?No se puede? y ?est¨¢ prohibido?. Pocos cre¨ªan que el c¨¢ntabro que cambi¨® la historia del golf mundial se iba a sobreponer a los da?os de cuatro operaciones para extirpar un tumor en su cerebro del tama?o de dos pelotas como las que suele atizar. Pero lo va logrando.
Cuando compet¨ªa ven¨ªa a dar, calcula, unos 110.000 golpes cada temporada. Hace justo ahora un a?o ?el 5 de octubre de 2008? que los m¨¦dicos que le atendieron en La Paz se lo detectaron. Le explicaron que dos de esas bolas se le hab¨ªan colado en la cabeza. ?se era m¨¢s o menos el tama?o de su desgracia. Desde entonces, ha pasado un calvario. Pero en alg¨²n momento debi¨® de o¨ªr que no podr¨ªa con ello y reaccion¨®: ahora habla, se mueve, trabaja y hace vida normal. ?Antes entrenaba para jugar; ahora lo hago para vivir?, asegura.
Ha sido tremendo. no sab¨ªa que la gente me quer¨ªa tanto
La ambici¨®n puede hacer de ti una buena persona, con objetivos realistas
Le ha costado lo suyo. Ejercicios variados. Hojas cognitivas, contrastes de fr¨ªo y calor. Sesiones de horas interminables sobre la cinta, a remojo en la piscina a base de largos, caminatas intensas por la playa de Somo y el Puntal, que queda al pie de su casa en el mismo pueblo donde naci¨®, Pedre?a. Como volver a nacer y volver a crecer. Tanto, que la dimensi¨®n de la victoria para alguien que ha ganado tres veces el Open Brit¨¢nico, dos Masters de Augusta, siete mundiales y cerca de cien torneos, ha cambiado: ?Ahora, un triunfo, por ejemplo, ha sido poder afeitarme?, comenta. Lo de ir a ver al Racing, un lujo. Acaba de llegar a un acuerdo para que el equipo muestre el logo de su fundaci¨®n contra los tumores cerebrales. Francisco Pern¨ªa, presidente del club de f¨²tbol y hombre que le ha tratado a fondo durante los meses duros, se muestra orgulloso de ¨¦l. Cree que su recuperaci¨®n es un ejemplo de la capacidad de sacrificio que da la tierra: ??l ha salido con unas ganas tremendas de vivir?, asegura.
Y distinto. Dice Seve que la enfermedad le ha hecho m¨¢s humilde y mejor persona. Un ejemplo es la fundaci¨®n. Desde siempre ha estado acostumbrado, como aquellos chavales protagonistas de un cuento que pasan al otro lado del espejo, a saltar tapias. Pero el lugar que ha visitado ?esa l¨ªnea oscura entre la vida y la muerte? no le ha gustado nada. A pesar incluso de que desde ni?o se ha ocupado a fondo de darle otra dimensi¨®n al hecho de traspasar barreras.
Siempre tuvo tendencia a escaparse. Desde que ocultaba la cartera con los libros del colegio en un escondrijo secreto y se colaba en el campo de golf, a 150 metros de su casa, para practicar con un hierro tres que le regal¨® su hermano Manuel.
All¨ª, sobre el c¨¦sped del lugar que a principios del siglo XX mand¨® construir la reina Victoria Eugenia para que su marido, Alfonso XIII, disfrutara lo suyo, Severiano fue cambiando su destino, unido a la labranza y a las vacas. Pocos pod¨ªan pensar que aquel chaval a quien utilizaban de caddy por 40 pesetas la sesi¨®n llegar¨ªa a ganar torneos por el mundo y a democratizar ese deporte reservado a las ¨¦lites.
Pero el talento no conoce las barreras de clase. Sus tres hermanos tambi¨¦n compet¨ªan y lo que observaban en ¨¦l no era normal. ?Era diferente. Yo no he visto jugar nunca a nadie como cuando Seve lo hac¨ªa con 15, 16 y 17 a?os?, comenta Baldomero, el mayor.
Ahora siente que ha ganado el partido m¨¢s importante, como dijo ¨¦l. Pero sigue luchando. ?Cuando sali¨® del hospital, despu¨¦s de casi cuatro meses, s¨®lo les pidi¨® a los m¨¦dicos: d¨ªganme qu¨¦ tengo que hacer y no se preocupen por nada m¨¢s?, comenta admirado su hermano. A base de esfuerzos tit¨¢nicos y un equipo de doctores, a los que no puede estar m¨¢s agradecido, ha logrado el torneo m¨¢s dif¨ªcil de su vitrina: est¨¢ vivo.
Nos ha tenido usted seriamente preocupados.
Pues s¨ª, a much¨ªsima gente. He recibido muchos mensajes de cari?o y ¨¢nimo de todas partes del mundo. Ha sido tremendo. No sab¨ªa que la gente me quer¨ªa tanto, sinceramente.
De eso nos damos cuenta cuando ocurre algo grave. Mire que somos bobos. Usted ha sido como una pieza del decorado que al correr riesgo de romperse ha hecho a la gente ver la verdadera dimensi¨®n de su leyenda.
Bueno, eso tiene respuesta f¨¢cil. El golf en Espa?a ha ido creciendo, se ha popularizado y ha entrado por los ojos de la sociedad, aunque no como en otros pa¨ªses con m¨¢s tradici¨®n. All¨ª se valora m¨¢s mi figura, es l¨®gico.
Ya, pero quiz¨¢ ha influido que usted, adem¨¢s de ser un campe¨®n, siempre ha sido un ?outsider?, alguien que va por libre. Un rebelde.
A m¨ª siempre me han motivado los retos dif¨ªciles. Pero no me he sentido un outsider en mi mundo. Me integr¨¦ f¨¢cilmente.
?C¨®mo?
Ganando.
Ya. Pero antes de eso se empe?¨® en entrar en terrenos vedados. Bastaba que le dijeran que no para probarlo.
Siempre ha sido as¨ª. Es mi forma de ver y afrontar las cosas.
?Desde que era peque?o?
S¨ª, el hecho de no poder jugar en el campo de golf, de no tener permiso, me llevaba a saltar la tapia y colarme al atardecer para hacerlo.
?Con qu¨¦ iba a practicar entonces? ?Con algo de miedo y un palo?
Pues trepaba por la pared tarde, cuando se iban el master caddy y el guarda. Cog¨ªa las pelotas que hab¨ªa encontrado perdidas y he de admitir que muchas veces se las robaba a los socios.
?Conserva aquel hierro tres de sus primeros asaltos?
No, me lo robaron. Lo escond¨ªa en una mata y desapareci¨®. Era un hierro tres viejo que me regal¨® mi hermano Manuel.
Sus hermanos ya le daban entonces.
Claro. Fue el entorno el que me meti¨® en el juego. El hecho de tener el campo cerca y mis hermanos jugando tambi¨¦n y yo trabajar all¨ª, pues ah¨ª naci¨® mi amor por el juego, mi pasi¨®n por este deporte. El entorno nos marca. Del norte de Espa?a nunca ha salido ning¨²n torero. En nuestro entorno es donde nacen las ideas, las pasiones, los retos. Todo.
Pero su entorno tambi¨¦n era la cuadra, las vacas, el campo.
S¨ª, ayudaba a mi padre en todas las labores. Pero a¨²n m¨¢s que eso, quedaba m¨¢s cerca el campo de golf. Cuando sal¨ªa de casa para ir al colegio escond¨ªa los libros y cog¨ªa el palo. No siempre me corr¨ªa el colegio, pero muchas veces s¨ª. Luego, por las tardes, jugaba m¨¢s, y, en verano, a la luz de la luna.
?Como toreaba Belmonte?
Parecido.
?Qu¨¦ tiene la luna que alienta el genio?
Bueno, yo creo que me impulsaron m¨¢s las dificultades. Ahora, todos aquellos problemas los veo como algo muy positivo. A cualquier ni?o rebelde le dices: por aqu¨ª no, y va. Eso me ayud¨® a aumentar las ganas, el hambre, la pasi¨®n.
Aquella rebeld¨ªa, ?se la inculc¨® tambi¨¦n su padre?
Mi padre era un hombre que siempre defendi¨® la libertad y que luch¨® mucho contra la injusticia, y eso nos lo traspas¨® a todos. Cuando ve¨ªa cosas que le molestaban, luchaba contra ellas.
?En plena Espa?a de Franco?
Aqu¨¦lla era una Espa?a en la que mandaban los curas y la guardia civil y se comet¨ªan grandes injusticias. Y al ser una dictadura, ¨¦stas era continuas y mi padre no lo ve¨ªa bien. Yo nunca le escuch¨¦ hablar de pol¨ªtica, pero no le gustaba aquello. Era un hombre cercano y cari?oso, muy trabajador y muy familiar.
Y su madre, entregada a los hijos y a la casa.
Mi madre tanto o m¨¢s que mi padre. Tuvo que luchar para sacar adelante cuatro hijos y trabaj¨® incluso m¨¢s que ¨¦l, planchando, lavando, haciendo la comida. Le podr¨ªa decir que nunca fue al cine, por ejemplo. Cuando yo empec¨¦ a jugar y a ganar, se vino conmigo, incluso a Inglaterra. Pero era muy dif¨ªcil sacarla de casa. Muy dif¨ªcil.
?Llegaron a entender ellos la aut¨¦ntica dimensi¨®n de su triunfo?
No les cambi¨® la vida. Mi padre lo comprendi¨® mejor. Aprovech¨® los grandes momentos, mejor¨® su calidad de vida, pero mi madre, no. Yo creo que ella no entendi¨® bien lo que significaba salir fuera, ganar torneos, aparecer en la prensa, todo eso, no lo entendi¨® muy bien, la verdad.
?Pero eso es bueno o malo? A lo mejor ayuda a relativizar todo y a no dejarse llevar por delirios de grandeza.
Bueno? Yo creo que mi madre segu¨ªa viviendo bien y no se dej¨® llevar. Nada cambi¨® para ella. Las amigas eran las mismas, la quer¨ªan mucho. Era una persona ejemplar.
Ahora todo esto le ha hecho recordar mucho a su padre. ?Por qu¨¦?
?l muri¨® de c¨¢ncer de pulm¨®n. Entre los hermanos decidimos llevarle a Houston y vivimos de cerca todo. Fue un sufrimiento. A toro pasado es muy f¨¢cil darse cuenta de ciertas cosas. Pero yo creo que llevarle all¨ª fue un error. A nosotros, los m¨¦dicos nos recomendaron llevarle all¨ª, pero ahora pienso que deb¨ªamos haber dado m¨¢s importancia a los m¨¦dicos espa?oles y haberle tratado aqu¨ª. A?os despu¨¦s lo han demostrado conmigo. Tenemos una sanidad muy buena y unos hospitales p¨²blicos muy buenos, excelentes. Yo soy prueba de ello.
Bueno, lo que ha llegado usted a vivir ahora es una segunda oportunidad. Hace a?os no cre¨ªa en esas cosas. ?Tanto ha cambiado?
Pues he cambiado de parecer. As¨ª es la vida. Dices y te desdices. Claro que existen las segundas oportunidades y ¨¦sa es la que estoy aprovechando yo.
?Siente que su vida ha ido al rev¨¦s? Usted ha trabajado duro hasta hace poco y empezaba a disfrutar algo de otras cosas. Hasta que ha llegado este palo.
Bueno, como deportista he tenido grandes momentos. Yo he sentido tocar el cielo con mis triunfos, y eso es una forma de disfrutar. Yo he disfrutado a mi manera. He tenido suerte y he ganado muchas cosas con eso y con esfuerzo, porque no conozco a nadie que haya ganado nada con mala fortuna.
Pero para triunfar tambi¨¦n necesita empe?o. Las dos cosas. ?C¨®mo se gana en la vida?
Pues creo que primero uno piensa en lo que quiere conseguir. Lo visualiza y despu¨¦s busca el camino para llegar a ello. Con trabajo y constancia, lo logras.
?Y la frustraci¨®n ser¨¢ cuesti¨®n de que falta alguna de las dos cosas? ?Uno piensa en lo que quiere y despu¨¦s no lucha por ello y llega el chasco?
La frustraci¨®n viene por culpa de uno. Hay que luchar por lo que deseas. La frustraci¨®n llega la mayor¨ªa de las veces por no pelear suficiente. Frustrado es quien no lo intenta. Quien no tiene constancia.
Nada es gratis. Y el triunfo tambi¨¦n es una droga. ?Re-cuerda aquella etapa suya en la que se empe?aba en no contemplar la retirada y hac¨ªa o¨ªdos sordos a quienes le aconsejaban lo contrario?
Claro.
?Qu¨¦ pas¨®?
Pues que llega un momento en el que t¨² est¨¢s metido en ese mundo y elegir lo id¨®neo, acertar, es muy dif¨ªcil. Esto crea adicci¨®n y echas de menos la gloria, la gente, todo. Es dif¨ªcil decir: lo dejo.
En ese momento necesitas a alguien al lado que ayude a entender. ?Usted lo ten¨ªa?
Yo he tenido la suerte de contar con una familia unida. En ese momento nos reunimos, lo hablamos y mis hermanos me hicieron ver lo que yo intu¨ªa, pero me negaba a aceptar. Ellos me lo explicaron bien. Que deb¨ªa sopesar los resultados que ten¨ªa.
Tambi¨¦n hab¨ªa problemas f¨ªsicos.
Yo siempre tuve mal mi espalda. Desde el comienzo de mi carrera. Ha sido una desventaja y una lucha continua de superaci¨®n.
Y pese a ese desastre de espalda llegaron sus ?open? brit¨¢nicos, sus ?masters? de Augusta y dem¨¢s?
Me rest¨® mucho. Me quit¨® una carrera m¨¢s larga y m¨¢s triunfos.
?Qu¨¦ echa de menos en su vitrina?
El Open de Estados Unidos. El campo no se adaptaba a mi juego. Primaban las salidas, pero luego se complicaba. Qued¨¦ dos veces tercero, pero no lo gan¨¦.
Luego ha habido cosas peores. Este a?o, por ejemplo.
Ha sido dur¨ªsimo. Yo me sent¨ªa bien e iba a Madrid a ver a mi hijo Miguel. Me dio un mareo en la T-4. Me ca¨ª en el pasillo mec¨¢nico y me atendieron unas azafatas. Dije que no se preocuparan y sub¨ª a trancas y barrancas.
Despu¨¦s ocurri¨® aquel altercado con una se?ora?
Bueno, es que yo no sab¨ªa qu¨¦ pasaba y, cuando me estaban atendiendo, al reconocerme, ella empez¨® a gritar. Yo le dije que menudo esc¨¢ndalo estaba armando y me respondi¨® que hab¨ªa que ver lo desagradecido que era, encima de que me estaba ayudando. Pero fue algo espont¨¢neo, nada grave. Despu¨¦s, al llegar al restaurante me mare¨¦ otra vez y fuimos a urgencias de La Paz. El m¨¦dico no se anduvo con rodeos y me dijo que hab¨ªan detectado la mancha en la cabeza del tama?o de dos pelotas de golf. Pas¨¦ 14 d¨ªas en cuidados intensivos y despu¨¦s, entre operaci¨®n y operaci¨®n y rehabilitaci¨®n y rehabilitaci¨®n, 72 d¨ªas. Tuve suerte porque iba a Alemania despu¨¦s y all¨ª? ?Qu¨¦ s¨¦ yo lo que hubiera pasado! Por eso digo que soy un hombre de suerte.
Hasta para eso.
Pues s¨ª. Porque he dado con grandes m¨¦dicos: Heredero, P¨¦rez ?lvarez e Isla, tres grandes m¨¦dicos que me han salvado la vida.
Y ahora, ?c¨®mo se ven las cosas tras el precipicio?
Bueno, diferente. Aprecio m¨¢s otros detalles de la vida. La veo desde otro lugar. Intento aceptar la situaci¨®n como est¨¢ viniendo, asimil¨¢ndolo.
Imagino que se rebaja la escala de los objetivos.
Ahora, el triunfo es el hecho de poder afeitarme, como esta ma?ana. Ducharme, vestirme. Soy aut¨®nomo y eso lo valoro much¨ªsimo, antes no pod¨ªa valerme. Me siento una persona normal de nuevo. No me considero un incapacitado. Puedo practicar deporte, llevar vida normal y es lo que estoy haciendo. Antes entrenaba para jugar; ahora lo hago para vivir.
?Vida completamente normal?
S¨ª, con una dieta severa de pescado, ensaladas y fruta. Lo ¨²nico que llevo mal es que soy muy carn¨ªvoro. Pero eso es lo que como. Ando bien de peso, 82 kilos, lo mismo que cuando ten¨ªa 25 a?os, y estoy fuerte. Entreno en el golf, por la ma?ana y por la tarde, como, reposo y as¨ª.
?Y dise?a campos?
S¨ª, sigo dise?ando y estoy muy metido a la fundaci¨®n que he creado para investigaci¨®n de tumores cerebrales. Luchando para hacerla s¨®lida y llevar a cabo proyectos.
En esta segunda vida, ?qu¨¦ le gustar¨ªa ser de mayor?
Estoy muy pendiente de mis hijos. Tienen 19, 17 y 15 a?os, justo en ese momento que deben elegir el buen camino en la vida. Me gustar¨ªa verles crecer, que estudien y sobre todo que sean buenas personas.
Mala edad esa, cierto.
Pues s¨ª, hay que aclarar sus inseguridades. Su camino es seguir estudiando. Tambi¨¦n practicar los deportes que han elegido. Uno de ellos juega al golf, otro al f¨²tbol, pero deben saber que, por mucho talento que tengan, sin constancia no hay nada.
Siempre se ha empe?ado en que sus hijos vean, aunque no crecieron con las estrecheces de su infancia, que no hay nada regalado.
Siempre se lo digo. La vida es como un deporte, una lucha continua, una lucha diaria frente a los contratiempos.
Ahora, al tratar de ser buen padre, ?ha sentido lejana su rebeld¨ªa de juventud? ?Se arrepiente de algo?
Pues muchas veces, de alguna cosa. De no haber seguido con mis estudios. Muchas veces se lo digo a ellos. Precisamente se lo comento y les animo porque yo lo he echado en falta siempre.
De haber estudiado algo, ?qu¨¦ hubiese sido?
No lo s¨¦. Era muy mal estudiante. No era bueno, ni me apliqu¨¦ mucho.
Pero de todo, lo m¨¢s dif¨ªcil a lo mejor en este mundo es empe?arse en lo que antes dec¨ªa: ense?arles a ser buenas personas. ?C¨®mo se puede lograr eso?
S¨ª, es lo m¨¢s dif¨ªcil. La juventud, hoy en d¨ªa, tengo la impresi¨®n que lo ¨²nico que quieren es divertirse y pasarlo bien. Derechos sin obligaciones. Es un error. Hay que mezclar las dos cosas. Las mejores personas son aquellas que se sienten bien consigo mismas. Por eso es tan importante cumplir metas y tenerlas claras. Porque al lograrlas te hacen sentirte satisfecho y te conviertes en buena gente. En cambio, quienes no van por ese camino y se frustran, despu¨¦s padecen inquina, rencor.
Es decir, seg¨²n usted, ?la ambici¨®n nos puede hacer buenos?
Yo creo que s¨ª. Pero hay que tener cuidado con los objetivos. Tienen que ser realistas y alcanzables. Ir poco a poco.
Las ra¨ªces, la familia, ?le han ayudado a ser realista?
Sin duda. Yo nunca he querido vivir fuera de aqu¨ª, rodeado de verde y del mar, en la tierruca, que decimos nosotros. En cuanto a mis padres, eran muy pr¨¢cticos y trabajadores. Viv¨ªan la realidad, sus objetivos estaban al alcance de la mano.
O sea, a ellos nunca les vio delirar.
No. Mi padre ten¨ªa vacas y lo que so?aba era muy sencillo: conseguir una vaca m¨¢s. Todo entraba dentro de lo posible.
?C¨®mo debe ser un jugador de golf? ?Es el m¨¢s individualista de los deportistas?
El golfista es un tipo solitario. Debe tener una especie de religi¨®n propia y autopreparaci¨®n f¨ªsica y mental.
?Qui¨¦n es el contrario? ?Los dem¨¢s golfistas? ?El terreno?
Hay tres contrarios. El primero es el campo: hay que doblegarlo. Despu¨¦s, los dem¨¢s jugadores, y el tercer contrario es la presi¨®n.
Entre sus mayores logros est¨¢ haber extendido el golf fuera de los altos c¨ªrculos. Pero, ?no queda mucho todav¨ªa?
Cuando yo empec¨¦, era un deporte rechazado por la sociedad. Mi mayor ¨¦xito es haber conseguido hacer de este deporte algo normal, al alcance de todos. Tenemos 300.000 practicantes, es el tercer deporte del pa¨ªs, si no me equivoco. Siempre he reivindicado eso, creo que lo he conseguido, y me hace sentir bien. De hecho, ahora vamos a lograr que en 2012 sea deporte ol¨ªmpico. Llevo luchando hace much¨ªsimos a?os por ello y creo que no va a pasar de ah¨ª. El primer paso ya lo tenemos, una federaci¨®n internacional, y en 2012 ser¨¢ ol¨ªmpico. Estoy seguro.
Eso que con los despachos siempre anduvo a tortas.
Bueno, con la PGA. Ahora las cosas van mucho mejor. Aquella batalla, la ganamos. Ellos no conduc¨ªan este deporte hacia la democratizaci¨®n y la globalidad, quer¨ªan restringirlo. Est¨¢ claro que han perdido quienes se empe?aron en eso. Ahora cada vez se ha desarrollado m¨¢s fuera de los pa¨ªses anglosajones, en Francia, Italia, aqu¨ª, lugares impensables hace a?os. Pero le faltan tres cosas: m¨¢s campos p¨²blicos, m¨¢s presencia en los medios y m¨¢s televisi¨®n.
O aqu¨ª, tambi¨¦n, una figura a la que seguir.
Olaz¨¢bal no ha tenido mucha suerte ¨²ltimamente y nos falta que un Sergio Garc¨ªa gane un torneo importante.
?Un Nadal del golf?
Yo dir¨ªa que s¨ª. Llevamos unos a?os dulces en much¨ªsimos deportes. Hay que disfrutar este ciclo. Llegar¨¢ un d¨ªa en que atravesemos un bache y habr¨¢ que abrir el paraguas y esperar a que escampe. Luego resurgiremos, llegar¨¢ otra buena racha y as¨ª. Esto es as¨ª.
De su ¨¦poca, en cuanto a rivalidades, ?qui¨¦n era el contrario que le com¨ªa a usted m¨¢s los nervios?
Yo viv¨ª una ¨¦poca, sinceramente, en la que hab¨ªa un nivel muy grande. Estaba Nicklaus, Tom Watson, Lee Trevino, Johnny Miller. Todos grandes y muy competitivos. Quiz¨¢ Niklaus, para m¨ª, era el m¨¢s grande, el que menos errores comet¨ªa en el campo. Pero no ten¨ªa una bestia negra, realmente. And¨¢bamos comi¨¦ndonos el pastel entre 15 jugadores.
Estaba todo muy repartido.
No como ahora, que es Tiger Woods y el resto. El problema es que hay un peque?o vac¨ªo y eso le hace dominar a todos claramente.
Y se puede eternizar, porque mire que los jugadores de golf resisten sobre el campo. Son carreras largas.
Esto dura mientras tengas ganas, deseos de ganar, hambre de triunfo. Hay que despejar la mente y jugar bien, despampanante.
M¨¢s grande que Beckham
Severiano Ballesteros
(Pedre?a, Cantabria, 1957) se cri¨® en un entorno rural, con una familia dedicada a la ganader¨ªa y al campo. Pero la cercan¨ªa del elitista club de golf de su pueblo, el hecho de que sus tres hermanos lo practicaran y la influencia de su t¨ªo, el campe¨®n Ram¨®n Sota, le empujaron a probar.
Salt¨® a la fama mundial al proclamarse en 1979, con 22 a?os, el vencedor m¨¢s joven del Open Brit¨¢nico, que despu¨¦s gan¨® dos veces m¨¢s. Su palmar¨¦s es uno de los m¨¢s brillantes hasta su retirada en 2006. La revista Time le eligi¨® como n¨²mero uno de los deportistas que hab¨ªan cambiado la historia de su disciplina para siempre, por delante de David Beckham. En 1987 se cas¨® con Carmen Bot¨ªn. Se divorci¨® en 2007 y tiene tres hijos.
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