Brasil, un pa¨ªs cansado de ser emergente
Brasil organizar¨¢ el Mundial de F¨²tbol del a?o 2014 y los Juegos Ol¨ªmpicos (JJ OO) de 2016. Bastantes analistas, al comentar las votaciones de los miembros del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional en Copenhague, el pasado viernes, subrayaron que, m¨¢s que las caracter¨ªsticas t¨¦cnicas del proyecto ol¨ªmpico de R¨ªo de Janeiro, se ha premiado la situaci¨®n geoestrat¨¦gica brasile?a (ser¨¢n unos juegos de todo un continente, Am¨¦rica Latina) y la pujanza econ¨®mica ascendente de ese gigantesco pa¨ªs cada vez m¨¢s emergente y menos tercermundista.
Si ello fuese as¨ª, se tratar¨ªa de una manifestaci¨®n muy pl¨¢stica del desplazamiento del poder en el mundo desde EE UU, Europa y Jap¨®n hacia las nuevas realidades emergentes. Apenas unos d¨ªas antes, el G-20 en Pittsburgh hab¨ªa enterrado el club de los ocho pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo (G-8) y lo sustituy¨® por otro en la que est¨¢n presentes los principales pa¨ªses en despegue, Brasil, Rusia, India y China (los pa¨ªses BRIC). En el punto 18 de la Declaraci¨®n de Pittsburgh se dice: "Hemos designado el G-20 para ser el principal foro de nuestra cooperaci¨®n econ¨®mica internacional. Establecimos el Foro de Estabilidad Financiera para incluir as¨ª a las principales econom¨ªas emergentes y dar la bienvenida a sus esfuerzos para coordinar y supervisar programas de fortalecimiento de la regulaci¨®n financiera".
El futuro de Brasil determinar¨¢ sin duda el futuro de Am¨¦rica Latina En t¨¦rminos de progreso y bienestar, Lula ha sido muy positivo
Conscientes de su nuevo papel en el planeta, hace apenas tres meses que los pa¨ªses BRIC se constituyeron en un nuevo foro en defensa de sus intereses. Los dirigentes de los citados cuatro pa¨ªses se reunieron en Ekaterimburgo (Rusia) y pusieron encima de la mesa su formidable potencial: representan casi a la mitad de la poblaci¨®n mundial, un cuarto del PIB mundial, el 40% de toda la superficie, y el 65% de todo el crecimiento de estos a?os. Lo dis¨ªmil de estos porcentajes manifiesta la desigualdad en el mundo, que los emergentes denuncian con su sola presencia. Los BRIC quieren tener representaci¨®n en la direcci¨®n del Fondo Monetario Internacional (siempre europea) o del Banco Mundial (siempre estadounidense), pretenden cambiar el funcionamiento del Consejo de Seguridad de la ONU, e incluso hacen escarceos para lo que ser¨ªa una verdadera revoluci¨®n monetaria en el mundo, de la que cada vez se habla m¨¢s: la sustituci¨®n del d¨®lar como moneda de reserva mundial y su sustituci¨®n por una cesta de monedas, m¨¢s all¨¢ de la divisa norteamericana y del euro.
Pero Lula da Silva, presidente de Brasil, quiere ir m¨¢s lejos. Cuando fue elegido para un segundo y ¨²ltimo mandato (por ahora ha soportado mejor que otros presidentes latinoamericanos la tendencia irresistible a cambiar la Constituci¨®n para poder ser reelegido al menos en otra ocasi¨®n), declar¨®: "Estamos cansados de ser una potencia emergente". Es decir, quiere que Brasil pase a la categor¨ªa de pa¨ªs desarrollado, sin marcha atr¨¢s. Esta ambici¨®n es la que le har¨¢ pasar a la historia. En los siete a?os de Presidencia, Lula ha hecho avanzar mucho a su pa¨ªs: saldr¨¢ de la recesi¨®n en el pelot¨®n de cabeza (en el segundo trimestre de 2009, el PIB ya ha aumentado); sus porcentajes de crecimiento a lo largo del periodo han sido muy superiores a los de las dos d¨¦cadas anteriores; la pobreza extrema se ha reducido del 35% en 2001 al 24,1% en 2008; cuatro millones de ciudadanos dejaron el umbral de pobreza y se incorporaron a unas clases medias que ya superan el 50% de la poblaci¨®n total... El lado oscuro de esas mismas cifras indica todo lo que a¨²n queda por hacer en materia de desigualdad, pobreza, inseguridad ciudadana, contaminaci¨®n ambiental, corrupci¨®n y, como reflejaba en estas mismas p¨¢ginas el investigador Cl¨®vis Brigagao (v¨¦ase EL PA?S del 3 de octubre), "una baja institucionalidad pol¨ªtica".
En t¨¦rminos de progreso y bienestar no cabe duda de que Lula y su predecesor, Fernando Henrique Cardoso, han sido muy positivos para Brasil, cuya econom¨ªa es la novena del mundo (m¨¢s grande que la espa?ola), pero cuyo potencial de crecimiento -ayudado por el man¨¢ de las gigantescas reservas de petr¨®leo submarinas, recientemente descubiertas- puede ayudarla a escalar, en el plazo de una d¨¦cada, a la quinta o sexta posici¨®n del planeta.
El futuro de Brasil, con sus luces y sus sombras, determinar¨¢ sin duda el futuro de Am¨¦rica Latina, ya que su econom¨ªa es nada menos que la mitad de la de la regi¨®n.
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