S¨®lo con lencer¨ªa bajo la bata
Una ¨®ptica obligaba a sus empleadas a trabajar sin ropa
Hasta hace cuatro meses, las empleadas de las ¨®pticas Delgado Espinosa trabajaban vestidas ¨²nicamente con una bata. Sin ropa debajo, s¨®lo la lencer¨ªa. Era una orden del jefe. Una dependienta se quej¨® el a?o pasado por lo que consideraba "una discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo". A principios de 2009, fue trasladada de su puesto de trabajo. Un juez ha declarado nulo ese traslado por considerarlo una represalia por aquella protesta.
La mujer, que prefiere no dar su nombre, lleva 27 a?os trabajando en la cadena de ¨®pticas. Siempre con el mismo uniforme: una bata blanca que le llega "por la rodilla". Como todas sus compa?eras. Los varones s¨ª que pueden llevar bajo la bata la ropa de calle, siempre que los pantalones y zapatos no sean deportivos. "Era una discriminaci¨®n, pero el jefe me dec¨ªa que era el uniforme que hab¨ªa habido en la empresa desde su fundaci¨®n y que no iba a cambiarlo", cuenta la empleada."En invierno, con el fr¨ªo, nos pon¨ªamos alg¨²n jersey", confiesa la trabajadora. Pero siempre de alg¨²n color claro "que no llamara la atenci¨®n". A veces, las empleadas usaban unos pantalones cortos para evitar incomodidades. Porque, seg¨²n se recoge en la sentencia del juzgado de lo social que ha declarado nulo el traslado, "cuando se sientan, agachan, o hacen alg¨²n movimiento la bata se abre y se les ve partes del cuerpo que no deber¨ªan ense?ar".
Harta "de esta situaci¨®n tan inc¨®moda e injusta", la empleada solicit¨® en octubre de 2008, como representante de UGT en el comit¨¦ de empresa, un cambio en la normativa sobre el uniforme. "Era discriminatorio respecto a nuestros compa?eros, ni siquiera pod¨ªamos llevar una falda debajo", relata. Tres meses despu¨¦s era trasladada a otra tienda de la cadena, donde tambi¨¦n variaba su horario: tendr¨ªa que trabajar todos los s¨¢bados, y no dos de cada mes como hasta entonces. "Se modificaron sustancialmente sus condiciones de trabajo", explica Pilar S¨¢nchez, la abogada laboralista de UGT que ha representado a la empleada de la cadena de ¨®pticas, con nueve establecimientos en la comunidad.
"Siempre he pensado que era injusto", cuenta la trabajadora, "pero ¨¦ramos pocas mujeres en la empresa y no ten¨ªamos fuerza". Lo hab¨ªan asumido "como una obligaci¨®n del trabajo", asume la mujer, aunque "el convenio no especificaba nada". Tras numerosas quejas verbales, la empleada se decidi¨® a plantear una oficial por escrito. Y al poco tiempo le lleg¨® su traslado.
"Yo lo sent¨ª como una represalia, un castigo por quejarme", cuenta la trabajadora. As¨ª lo ha entendido tambi¨¦n el juez, que el 25 de septiembre declar¨® nulo el traslado. Tres meses antes, en junio, la direcci¨®n de la empresa, que ayer no quiso comentar la sentencia, decidi¨® que sus empleadas pudieran llevar ropa bajo la bata. Al principio, ¨²nicamente se les permit¨ªa vestir falda, pero finalmente tienen los mismos derechos que sus compa?eros y tambi¨¦n pueden llevar pantalones. Es decir, ya no van s¨®lo con ropa interior bajo sus batas.
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