Ventajas de la sinceridad
Tal vez sea "reprobable", como dicen los ¨®rganos de gobierno del Parlament, que la prensa difunda los mensajitos telef¨®nicos de los pol¨ªticos. Pero es higi¨¦nico. Incluso estimulante. A m¨ª, personalmente, me gustan m¨¢s cuando enredan con el sms que cuando discursean ante el micr¨®fono.
Empecemos por el PP. ?Se han fijado en lo que dijo ayer Rajoy? Se levanta el secreto del sumario G¨¹rtel, cae un chaparr¨®n de sospechas (bastante fundadas) sobre la honestidad general del partido, y el hombre, que debe tener un est¨®mago blindado, va y dice: "Lo importante es escuchar a los ciudadanos, gobernar bien, hacer buena oposici¨®n y olvidarse de todo lo dem¨¢s. Hay que estar con lo que preocupa a los ciudadanos, que no suele coincidir con lo que preocupa a otros". Luego a?ade: "Vamos bien, estamos con fuerza, ganas, ilusi¨®n, esp¨ªritu deportivo y un cierto sentido de la indiferencia ante algunas cosas, que nunca viene mal".
Los hombres p¨²blicos, como cualquiera de nosotros, prefieren decir la verdad, o lo que creen que es la verdad, en privado.
Si George Orwell escribiera en el Marca, el diario favorito de Rajoy, dir¨ªa que el presidente del PP tuvo un lapsus freudiano. Ya saben lo que dijo Orwell sobre el deporte: "No tiene nada que ver con el juego limpio; est¨¢ repleto de odio, celos, arrogancia, desprecio hacia las reglas y un placer s¨¢dico en la contemplaci¨®n de la violencia. En otras palabras, es la guerra sin disparos".
Como no estoy muy seguro de que Rajoy sea lector habitual de Orwell y guarde esa cita en la memoria, cabe deducir que lo de "esp¨ªritu deportivo" lo dijo en el sentido "marquista": "podemos, alir¨®n, el vestuario es una pi?a, hay que seguir trabajando y pensar en el pr¨®ximo partido". O sea, ya ven.
Comparen la inane parrafada de Rajoy con la contundencia de Sirera: "Este partido es una mierda". Sirera, cierto, no se refer¨ªa al caso G¨¹rtel ni a la corrupci¨®n, sino a lo poco que pinta ¨¦l mismo. Tal vez, si a¨²n mandara, habr¨ªa hablado de "esp¨ªritu deportivo". Pero lo que nos importa es la concisi¨®n y la sinceridad del mensaje, que dignifica al pol¨ªtico.
?Y qu¨¦ me dicen del sms de Saura? Yo le ten¨ªa por un bur¨®crata, un hombre forjado en reuniones interminables, discursos vacuos y la m¨¢s estricta disciplina de partido. Pero despu¨¦s de su sms durante el discurso de Montilla ("kin toston, oi?") ya le veo de otra forma. Casi como a una persona normal. Un ciudadano de a pie, evidentemente, no se habr¨ªa limitado a definir como "tost¨®n" aquella cosa interminable y agotadora, le¨ªda con el caracter¨ªstico gracejo de Montilla. Pero, trat¨¢ndose de Saura, la cosa tiene su m¨¦rito.
Los hombres p¨²blicos, como cualquiera de nosotros, prefieren decir la verdad, o lo que creen que es la verdad, en privado. ?Recuerdan aquel "gilipollas integral" de Jos¨¦ Bono sobre Tony Blair, creyendo que el micro estaba cerrado? Siguiendo con los micr¨®fonos que permanecen abiertos, no estuvo nada mal, para comprender la esencia de las campa?as electorales, lo de Zapatero con Gabilondo: "Nos conviene que haya tensi¨®n... voy a empezar, a partir de este fin de semana, a dramatizar un poco". O lo de Aznar ante el Parlamento Europeo, que podr¨ªa haber dicho el propio Montilla tras su perorata en el Parlament: "Menudo co?azo les he soltado". O lo del presidente de la CEOE, que en su discurso ante la asamblea de los empresarios madrile?os afirm¨® que no era "cuesti¨®n de buscar culpables" de la crisis, pero ante el micr¨®fono traicionero, cuando no cre¨ªa ser escuchado, dijo que los problemas econ¨®micos espa?oles se deb¨ªan a "los a?os de Zapatero". Pues ya est¨¢, se?ores: con lo f¨¢cil que es hablar claro.
El mejor ejemplo de las ventajas de la sinceridad, llevada a sus extremos m¨¢s crudos, fue el de Zaplana, en una conversaci¨®n telef¨®nica de 1990 grabada e incluida en el sumario del "caso Sanch¨ªs", posteriormente hecho p¨²blico: "A lo mejor se queda con el solar y hacemos ah¨ª una cosilla, ?eh? T¨² haces de intermediario de la venta, que yo no puedo, y t¨² pides la comisi¨®n a Javier S¨¢nchez L¨¢zaro, y luego nos la repartimos bajo mano". Tres a?os m¨¢s tarde, Zaplana consigui¨® la alcald¨ªa de Benidorm. Despu¨¦s, la presidencia de la Generalitat valenciana. M¨¢s tarde fue ministro de Trabajo y portavoz del Gobierno. Y ahora est¨¢ forrado de pasta.
?Ven? La sinceridad, al final, compensa.
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