Trampantojos de acero y vaselina
Las azarosas piezas de Anish Kapoor protagonizan la temporada londinense
El brillo de 76 esferas plateadas engarzadas de forma caprichosa hasta 15 metros de altura se impone en el patio de entrada a la Royal Academy of Arts. Es una de las principales instituciones muse¨ªsticas de Londres y este oto?o se rinde ante Anish Kapoor (Bombay, 1954). Nunca hasta ahora la sede del museo en Piccadilly hab¨ªa consagrado todas sus salas a un artista contempor¨¢neo, en una retrospectiva que tiene como carta de presentaci¨®n esa instalaci¨®n que, pese a la contundencia del acero, proyecta, parad¨®jicamente, una sensaci¨®n et¨¦rea.
"Una vez levantada, yo mismo me he sorprendido por la fragilidad que transmite, no hay nada pesado o impostado, y eso es parte de su misterio y dignidad", explica sobre Tall tree and the eye, uno de los grandes y m¨¢s influyentes nombres de la escultura de vanguardia brit¨¢nica, formado en la Escuela de Arte y Dise?o de Chelsea. Las propuestas de Kapoor exploran el espacio en t¨¦rminos po¨¦ticos (su "¨¢rbol" se inspira en Rilke) y metaf¨ªsicos, juegan con las percepciones del espectador, son audaces y, sobre todo, espectaculares.
La Royal Academy dedica por primera vez todas sus salas a un artista actual
Este creador indaga en la escultura como reflejo de un mundo en cambio constante
Pocos adjetivos como este ¨²ltimo se ci?en tan bien a ese ca?¨®n manejado por un artificiero de rostro severo que dispara a intervalos regulares balas cil¨ªndricas de cera y vaselina carmes¨ª. A lo largo de los pr¨®ximos tres meses el estruendo de Shooting into de corner estampar¨¢ contra la pared de la sala hasta 30 toneladas de cera, un viscoso amasijo que acaba cobrando formas propias y originales. El inaudito compresor neum¨¢tico se ha erigido en principal atracci¨®n de la muestra.
Protagonista de otra sorprendente performance es el bloque de cera escarlata en su tr¨¢nsito bajo las arcadas de la galer¨ªa sobre ra¨ªles de tren que enlazan cinco de sus salas. Alg¨²n observador ha adoptado el prisma freudiano para interpretar esa propuesta como un s¨ªmbolo f¨¢lico. Pero la intenci¨®n que ha movido a Kapoor en Svayambh, su t¨ªtulo en s¨¢nscrito, es la de mostrarnos una obra de arte en pleno proceso de creaci¨®n, a trav¨¦s del lento recorrido que esa suerte de vag¨®n ferroviario tarda hora y media en culminar, dejando tras de s¨ª desechos de intenso tono rojizo.
La escala de las producciones del artista de origen indio, merecedor del prestigioso Premio Turner (1991) y erigido hoy en uno de los exponentes favoritos del llamado arte p¨²blico, va pareja con la aceptaci¨®n que su nombre suscita en el mundillo art¨ªstico. El autor de obras tan celebradas y populares como esa escultura gigante de 155 metros de largo (Marsyas) que ocup¨® por completo la Sala de Turbinas de la Tate Modern londinense o de la enorme alubia de acero pulido ubicada en la entrada del Millenium Park de Chicago (Cloud gate) empez¨® a labrarse una trayectoria en los a?os setenta a partir de una serie de peque?as esculturas de densa pigmentaci¨®n que alud¨ªan a la mitolog¨ªa hind¨².
El recorrido que, desde el 26 de septiembre hasta el 11 de diciembre, propone la Royal Academy a lo largo de tres d¨¦cadas de su carrera, recoge la progresiva evoluci¨®n de Kapoor hacia concavidades y protuberancias enigm¨¢ticas que buscan sorprender y generar sensaciones insospechadas. Como el inmenso rect¨¢ngulo de fibra de vidrio amarillo empotrado en una pared que emana tantos matices de color o las superficies de acero inoxidable colocadas cual espejos para ampliar, invertir, en definitiva, distorsionar, el reflejo de las im¨¢genes de la sala y de los propios espectadores.
Anish Kapoor no deja de indagar en la escultura como reflejo de un mundo en constante cambio. Ese empe?o le ha merecido multitud de adeptos y de encargos (ahora est¨¢ trabajando en una serie de instalaciones para cinco ciudades del noreste de Inglaterra), aunque tambi¨¦n el minoritario escepticismo de aquellos cr¨ªticos que definen sus propuestas como una versi¨®n galer¨ªstica de los efectos especiales cinematogr¨¢ficos.
Un¨¢nime es, sin embargo, la sentencia sobre el incuestionable impacto que ejerce su obra, reunida en una de las propuestas imprescindibles de la temporada muse¨ªstica londinense.
Babelia
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