Mujeres de uniforme
Los uniformes nacieron con vocaci¨®n funcional, pero con el paso del tiempo se han ido cargando de simbolog¨ªas varias. As¨ª que a?o tras a?o inspiran la moda de autor. Miuccia Prada, que no se cansa de recomendar a las mujeres que se abstengan de usar ropa excesiva, asegur¨® recientemente al diario alem¨¢n S¨¹ddeutsche Zeitung que "no hay nada m¨¢s sexy que un uniforme". Sin embargo, los cientos de mortales que cada d¨ªa se ponen un uniforme para trabajar no dan tantas vueltas. O les gusta porque es bonito y les evita horas de desasosiego frente al espejo o lo detestan. Pero ?es ¨²til un uniforme?
"No se le pueden negar ciertas capacidades y funciones a un uniforme", dice Jos¨¦ Navarro, experto en trabajo y relaciones laborales de la Universidad de Barcelona. "Contribuye a generar identidad en un colectivo y a asumir r¨¢pidamente el rol que te toca. En profesiones de ayuda, como polic¨ªas, bomberos o azafatas, el atuendo es imprescindible para identificar r¨¢pidamente qui¨¦n est¨¢ a cargo y la jerarqu¨ªa".
Esto lo supo Iberia desde el 14 de diciembre de 1914, cuando hizo su primer vuelo comercial en la ruta Madrid-Barcelona. Las azafatas luc¨ªan un traje sobrio de estilo militar azul marino. La austeridad se mantuvo hasta 1954, cuando la aerol¨ªnea llam¨® al dise?ador valenciano Pedro Rodr¨ªguez para modernizar el uniforme. No fue el ¨²nico en crear para Iberia; despu¨¦s vinieron Manuel Pertegaz, Elio Berhanyer y Alfredo Caral; el ¨²ltimo fue Adolfo Dom¨ªnguez, que instaur¨® el pantal¨®n de forma definitiva en el atuendo femenino de la aviaci¨®n civil. Sorprendentemente, la funcionalidad no ha sido el punto fuerte. En 1972, Berhanyer visti¨® a las azafatas de Iberia con faldas muy cortas y botas muy altas, y a?os despu¨¦s, Pertegaz les coloc¨® una capa. Ahora la tendencia es a la relajaci¨®n. Incluso algunas aerol¨ªneas low cost se han apuntado a los vaqueros. Pero los expertos en comunicaci¨®n no verbal creen que es una estrategia equivocada, pues no transmite seguridad.
Los que no han perdido solemnidad son los uniformes militares. La llegada a la cabeza del Ministerio de Defensa de una mujer entonces embarazada coincidi¨® con la creaci¨®n de un Observatorio Femenino que lider¨® un debate sobre la necesidad de adaptar los uniformes a la mujer. La transformaci¨®n tuvo en cuenta los resultados del estudio antropom¨¦trico de la poblaci¨®n femenina realizado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, que estableci¨® tres morfotipos femeninos: di¨¢bolo, cilindro y campana. A trav¨¦s de una p¨¢gina web se recogieron sugerencias de las mujeres militares que llenaron un informe de 300 p¨¢ginas que guiar¨¢ las modificaciones.
A veces es suficiente con un complemento para marcar poder y estatus y definir jerarqu¨ªas. Por ejemplo, la bata de un m¨¦dico. Existe un s¨ªndrome de nombre curioso: la hipertensi¨®n de bata blanca. Se trata de la subida de tensi¨®n transitoria que sufre el paciente en una consulta s¨®lo por sentirse intimidado ante el poder del m¨¦dico y que se soluciona con frecuencia si es la enfermera la que mide la tensi¨®n.
Con la crisis vuelve el imperio de la corbata, que cre¨ªamos agonizante. En los noventa, cuando las empresas quer¨ªan atraer a profesionales de ¨¦xito, j¨®venes y creativos, ofrec¨ªan libertad en el atuendo. Pero ahora el valor al alza es la confianza, no la creatividad. "Se quiere dar una imagen estricta y profesional a un cliente desconfiado", explica un empleado de la banca de Nueva York a The New York Times. Y la forma de hacerlo es volver al rigor y a la uniformidad. Mientras el mercado textil cae, los fabricantes de uniformes aguantan el tipo. Y usted, si sufre alg¨²n tipo de intolerancia a ir uniformado por la vida y no tiene trabajo, sepa que la tendencia es contundente.
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