Ejemplos de contraste
Con la nada desde?able garant¨ªa de un comisario que lleva a?os estudiando el tema y que conoce muy bien nuestro pa¨ªs, donde trabaj¨® como conservador en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, antes de ocupar el puesto en la National Gallery de Londres, estoy convencido de que Xavier Bray lograr¨¢ llamar la atenci¨®n internacional sobre uno de los asuntos m¨¢s notables y peor conocidos del arte de nuestro Siglo de Oro. La escultura barroca espa?ola se apart¨®, en principio, por completo de la que se practicaba en Europa durante el siglo XVII, porque su tem¨¢tica fue casi exclusivamente religiosa; su t¨¦cnica, en su mayor¨ªa de madera policromada y su estilo de un realismo tan acentuado como no se hab¨ªa visto en Europa desde finales del g¨®tico. Tuvo tres centros dominantes: la corte, Castilla -Valladolid- y Andaluc¨ªa -Sevilla y Granada- y tres generaciones diferentes. En la primera, sobria, de factura cl¨¢sica y de un realismo expresionista en ciernes, dominada por las grandes figuras de Gregorio Fern¨¢ndez, Juan Mart¨ªnez Monta?¨¦s y Alonso Cano; la segunda, que se muestra a partir del ecuador del XVII, m¨¢s animada y efectista, con el granadino Pedro de Mena y el sevillano Pedro Rold¨¢n; y, en fin, la tercera, que se prolong¨® a lo largo del siglo XVIII, de gran exuberancia y preciosismo, cuya figura m¨¢s popular fue la del murciano Francisco Salzillo.
La exposici¨®n de Londres se centra, sobre todo, en las dos primeras generaciones, pero adem¨¢s conjuga la escultura con la pintura, buscando ejemplos de contraste del m¨¢ximo inter¨¦s. En cualquier caso, la escultura espa?ola de este momento no se puede s¨®lo abordar desde una perspectiva formal, porque est¨¢ insertada en unos fundamentos sociales y culturales muy ricos y complejos, cuya huella todav¨ªa pervive hoy en los ritos de las procesiones religiosas.
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