El barroco del dolor y la tragedia
La National Gallery dedica una retrospectiva al periodo art¨ªstico espa?ol menos popular en el extranjero - Es el acontecimiento muse¨ªstico del a?o en Londres
Un insospechado y apasionante puente art¨ªstico conecta la escultura barroca y el hiperrealismo m¨¢s rompedor. Las tallas impert¨¦rritas de madera policromada del siglo XVII espa?ol con las esculturas que explican el XXI por la v¨ªa del maniaco detalle. Esos Cristos eternamente dolientes de Pedro de Mena y los delirios de Damien Hirst. Londres, capital del arte del nuevo milenio, est¨¢ a punto de descubrir esa caprichosa pirueta con la exposici¨®n Lo sagrado hecho real. Pintura y escultura espa?ola 1600-1700, que se inaugura el 21 de octubre en la National Gallery y que promete convertirse en el acontecimiento muse¨ªstico de la temporada y en un acto de justicia para el periodo m¨¢s desconocido del arte espa?ol en el extranjero.
La muestra quiere descubrir una etapa deslumbrante de la escultura espa?ola
Se exhiben 16 tallas policromadas, cada una en una sala, y 16 cuadros
Las obras casi nunca han abandonado los lugares de culto donde llevan siglos
"La exposici¨®n va a arrasar. Su realismo es muy impactante", dice el comisario
El barroco que desembarca ahora en Londres (Zurbar¨¢n, Gregorio Fern¨¢ndez, Alonso Cano, el ineludible Vel¨¢zquez) busca con denuedo el verismo de las emociones. Casi siempre llegadas del lado dram¨¢tico de la vida. Acaso por eso representa como ninguna otra escuela ese sentimiento tr¨¢gico de la vida tan de Unamuno, tan espa?ol. Xavier Bray (Londres, 1972), conservador de pintura europea del XVII y XVIII de la National Gallery y comisario de la exposici¨®n, lo sabe bien. Este estudioso ha empleado parte de su carrera trabajando en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Bray pretende dar a conocer al p¨²blico (la muestra viajar¨¢ en enero a Washington) uno de los periodos m¨¢s deslumbrantes de la escultura espa?ola y que pese a ello no disfruta en el extranjero de la importancia que le corresponde. "Es el gran momento de la policrom¨ªa", explica, "una tradici¨®n que arranca en el arte griego y que se desarrolla en Espa?a por los mejores artistas de la ¨¦poca".
En total, se exponen 32 obras: 16 tallas policromadas junto a 16 cuadros, como corresponde a artistas (Juan Mart¨ªnez Monta?¨¦s, Juan de Mena, Manuel Pereira, Pedro de Mena o Jos¨¦ de Mora) que, seg¨²n aclara Bray, conjugan ambas disciplinas de un modo po¨¦tico. La ocasi¨®n es realmente ¨²nica. Son piezas que, por su car¨¢cter religioso, raramente han abandonado los lugares de culto donde llevan siglos. Salvo, claro est¨¢, con ocasi¨®n de las procesiones de Semana Santa.
Porque todas ellas juegan con los mismos elementos p¨ªos. La agon¨ªa del Cristo m¨¢s humano en la cruz toma aqu¨ª la dimensi¨®n del arte grandioso. "Es una muestra 100% religiosa", explica el comisario. "La corte prefer¨ªa obras de origen italiano, mientras que la Iglesia gustaba de las tablas medievales. Vieron claro el poder que esas im¨¢genes ten¨ªan para conmover a los cat¨®licos, aunque tambi¨¦n eran conscientes de que el realismo de las im¨¢genes pod¨ªa confundir y fomentar la idolatr¨ªa. Goya critica esta devoci¨®n, sin ir m¨¢s lejos. Un ejemplo claro de las consecuencias de esa confusi¨®n lo tenemos en el Cristo de Juan de Mena, cuyos pies tienen el color desgastado por los besos de los devotos".
El paroxismo de las emociones barrocas llega, con todo, del otro lado, de la Am¨¦rica espa?ola. "De all¨ª proceden im¨¢genes de Cristo que lucen pelo y ojos de cristal y rostros de la Virgen que rozan la histeria". Son im¨¢genes de una extraordinaria significaci¨®n tr¨¢gica, que han conmovido desde hace tres siglos a cat¨®licos y ateos. A artistas y a cineastas. Al contemplarlas, acude sin querer a la retina y a la memoria cin¨¦fila Qui¨¦n est¨¢ llamando a mi puerta (1967), deb¨² del director Martin Scorsese, desoladora disecci¨®n de la culpa entre los cat¨®licos, que ofrece una apote¨®sica coda a base de primeros planos de escultura de v¨ªrgenes y santos amenazantes.
La exposici¨®n reviste una importante carga did¨¢ctica. Cada una de las 16 esculturas ocupa una sala del museo. "A base de paneles y documentos reconstruimos el original con todo su colorido. Tenemos que saber que se trata de pintores que pintan esculturas, porque el escultor entonces no pod¨ªa pintar su propia pieza. Hay tambi¨¦n una sala en la que se explica c¨®mo trabajaban, una especie de taller de Pinocho". Bray ofrece una clave para entender el periodo: la uni¨®n de pintura y escultura hasta conformar un nuevo g¨¦nero. "Vel¨¢zquez y Pacheco la practicaron. Zurbar¨¢n realiz¨® una escultura de Cristo en madera, absolutamente sublime, que es la obra cumbre de esta forma de expresi¨®n. Lo curioso es que durante mucho tiempo se contempl¨® como escultura cuando, en realidad, es una pintura".
?Entender¨¢ el p¨²blico anglosaj¨®n, de naturaleza un tanto descre¨ªda, anglicano en el mejor de los casos, esta exposici¨®n? El comisario no duda. "Va a arrasar", explica. "Es un realismo muy shocking [impactante] y adem¨¢s, en este momento en Inglaterra se est¨¢n registrando m¨¢s cat¨®licos que protestantes. No tengo ninguna duda".
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