Nadie conoce ahora a Pablo Crespo
El PP gallego se desmarca de la financiaci¨®n que urdi¨® su ex 'n¨²mero tres'.- Feij¨®o endosa la responsabilidad de la trama G¨¹rtel a sus antecesores
De repente, nadie en el PP gallego conoce a Pablo Crespo, la mano que meci¨® sus cuentas y campa?as electorales durante un lustro, entre 1994 y 1999, siempre bajo el mando del entonces todopoderoso Xos¨¦ Cui?a. La amnesia en el partido se extiende de la actual direcci¨®n, que preside Alberto N¨²?ez Feij¨®o desde enero de 2006, a los barones provinciales aliados a finales de los a?os noventa en el llamado sector de la boina, el ala rural del PP que monopolizaba el poder org¨¢nico dentro de la formaci¨®n conservadora.
El actual presidente de la Diputaci¨®n de Pontevedra, Rafael Louz¨¢n -que en 2001 encarg¨® una encuesta para el partido a la mujer de Francisco Correa, presunto cabecilla de la trama-, dice que "no hay caso", y a la vez aplaude la mano dura contra los imputados de Madrid y Valencia. En Ourense, a Jos¨¦ Luis Baltar, hombre de confianza del ya fallecido Cui?a, el jefe de Crespo durante aquella ¨¦poca, tampoco le suenan empresas como Orange Market y Special Events.
El presidente de la Xunta repite que en los noventa ¨¦l no era ni afiliado al partido
"Que cada palo aguante su vela", responde sobre Valencia y Madrid
Algunos allegados empiezan a verle como candidato a suceder a Rajoy
Mientras, el sumario judicial revela la existencia de una caja de seguridad en un banco de Pontevedra, registrada a nombre de Crespo y que refleja supuestamente la contabilidad en dinero negro del PP gallego, ingresos cuya procedencia no se detalla e infinidad de pruebas de que buena parte de la trama G¨¹rtel se fragu¨® en Galicia hace ahora 15 a?os. El propio Crespo apunta a la financiaci¨®n irregular en una conversaci¨®n grabada que mantuvo con su abogado el pasado 24 de febrero en la c¨¢rcel y en la que le pregunta por la prescripci¨®n de este tipo de delitos.
Sus compa?eros de esca?o durante el a?o que permaneci¨® en el Parlamento gallego tambi¨¦n han perdido la memoria.
La muerte de Xos¨¦ Cui?a, el secretario general y consejero de Obras P¨²blicas de Fraga hasta 2003 ?cuando fue apartado del Gobierno por vender desde sus empresas trajes de agua a la Xunta en plena crisis del petrolero Prestige?, traza la frontera entre el nuevo y el viejo PP. Cui?a, el hombre que fich¨® como n¨²mero tres del partido a Crespo -director por aquel entonces de una sucursal bancaria en Vilagarc¨ªa de Arousa, sin apenas pasado pol¨ªtico y con un perfil muy bajo-, todav¨ªa intent¨® plantar batalla a?os m¨¢s tarde en el congreso de la sucesi¨®n de 2006. Perdi¨® frente a N¨²?ez Feij¨®o, que por entonces ya le hab¨ªa sustituido como vicepresidente primero del Gobierno gallego, responsable de las infraestructuras y favorito en las plantas nobles de G¨¦nova 13, sede nacional del PP.
Y Fraga... Fraga, presidente del partido durante 17 a?os, ha dicho ahora desde el Senado que en cuanto conoci¨® de las andanzas de Crespo lo puso en la calle.
Esa decisi¨®n la adopt¨® en 1999, a instancias del secretario general del PP gallego, Xes¨²s Palmou. Tuvo bastante que ver una declaraci¨®n jurada que firm¨® el propio Crespo reconociendo una supuesta deuda del partido -sin facturas ni presupuesto que avalasen los gastos- de 50 millones de pesetas con Special Events. Fraga dio orden de cortar cualquier lazo con la red de sociedades de la trama y el secretario de organizaci¨®n fue relevado del cargo. Pero Crespo pronto busc¨® acomodo en Special Events, la firma con la que tanto hab¨ªa contratado a?os atr¨¢s. En el sumario consta que fue el mismo Cui?a quien le recomend¨®. "Ll¨¦vate a Crespo que es oro pulido", cuenta Correa que le dijo.
En la sede popular de Santiago algunos ex trabajadores tienen frescas las constantes llamadas del entonces tesorero del PP, Luis B¨¢rcenas, y sus repetidas presiones despu¨¦s del a?o 2000 para que se volvieran a encomendar trabajos desde el partido y la Xunta a Special Events. La ¨²nica consejer¨ªa que accedi¨®, la de Agricultura, encarg¨® una campa?a de promoci¨®n de la carne en plena crisis de las vacas locas, por 1,5 millones de euros. Estaba presidida por Juan Miguel Diz Guedes, otro hist¨®rico del PP e ¨ªntimo de Cui?a. Diz Guedes ha cambiado de siglas para presentarse por un partido independiente a la alcald¨ªa de Tui, un ayuntamiento mediano de Pontevedra.
Si sus antiguos socios internos reniegan de Crespo e insisten en que nunca lo trataron, al PP de Feij¨®o esas "historias de hace diez a?os" le suenan a chino. El propio presidente asegur¨® el jueves que s¨®lo dar¨¢ explicaciones sobre G¨¹rtel si aparece algo posterior a 2006. Lo de atr¨¢s, dijo, tendr¨¢n que aclararlo "anteriores responsables" del partido. Entre ellos, es de suponer, el propio Fraga, que lo nombr¨® vicepresidente. Y, cada vez que tiene ocasi¨®n -sucede casi a diario-, Feij¨®o airea que cuando sucedi¨® "todo aquello" (la trama que financiaba los actos electorales del partido en los 90) ¨¦l ni siquiera militaba en el PP (se afili¨® en 2001).
Sus allegados insisten en que la financiaci¨®n ilegal le queda lejos "no s¨®lo en el tiempo, tambi¨¦n por sus protagonistas", la mayor¨ªa enemigos internos que se opusieron a su ascenso en la organizaci¨®n. Hay incluso quien se sorprende de lo comprensiva que est¨¢ siendo la prensa con las pr¨¢cticas del sector de la boina, muy probablemente porque su m¨¢ximo exponente, Xos¨¦ Cui?a, falleci¨® en diciembre de 2007.
Feij¨®o, convertido en bar¨®n del PP nacional desde que recuper¨® la Xunta con una victoria que salv¨® el tipo a Mariano Rajoy, trata de evitar cada ma?ana que la corrupci¨®n lo salpique. Y no s¨®lo la de Galicia. Cuando los titulares del esc¨¢ndalo en Valencia se hicieron insostenibles, el presidente gallego pidi¨® "que cada palo aguante su vela". Mientras los candidatos a liderar el partido en el futuro -incluido Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y el propio Camps- se abrasan, uno tras otro, al calor de las imputaciones judiciales de sus cargos, Feij¨®o responde s¨®lo sobre Galicia. Afirma que no es nadie para dar ejemplo pero deja entrever que ¨¦l ser¨ªa m¨¢s contundente con ciertos comportamientos.
El presidente repite a menudo que su cabeza est¨¢ en la Xunta y en c¨®mo salir de la crisis, pero algunos de sus colaboradores empiezan a mirar sin disimulo a Madrid. No piensan en el corto plazo, porque, seg¨²n un dirigente de su confianza, "Alberto siempre ser¨¢ leal a Mariano, en quien ve a un amigo que lo est¨¢ pasando mal". Otra cosa es que Rajoy no est¨¦. El d¨ªa que eso suceda, Feij¨®o aspira a presentarse como el pol¨ªtico impoluto que no se dej¨® manchar por G¨¹rtel.
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