A¨²n hay jueces en la Audiencia
No ha sido ninguna sorpresa para m¨ª el auto de la Audiencia provincial de A Coru?a relativo al caso Prestige, que aparece firmado sin votos discrepantes por los tres magistrados de su secci¨®n primera y que aporta como principal novedad la de ordenar la imputaci¨®n de L¨®pez-Sors. Quien haya le¨ªdo mis columnas anteriores sobre este caso comprobar¨¢ que el razonamiento de la Audiencia coincide con el an¨¢lisis jur¨ªdico-penal expuesto en ellas, an¨¢lisis que tambi¨¦n es el de todos los (muchos y muy cualificados) especialistas en Derecho penal con los que he consultado la cuesti¨®n.
No es ¨¦sta la ocasi¨®n, pues, para volver sobre los pormenores t¨¦cnico-jur¨ªdicos del caso, pero s¨ª para valorar la importancia y el m¨¦rito que posee esta resoluci¨®n judicial, avalada por tres magistrados de larga trayectoria profesional, de reconocido prestigio y de probada independencia. El hecho de que en dicha resoluci¨®n se expongan con rigor los conceptos jur¨ªdicos que ense?amos en las facultades de Derecho nos devuelve una parte de la confianza perdida en la actual justicia penal espa?ola, que atraviesa uno de los momentos de mayor descr¨¦dito desde la restauraci¨®n de la democracia.
Los magistrados han evitado que se consumase una de las mayores injusticias
Ahora bien, la trascendencia de la resoluci¨®n se acrecienta si se tiene en cuenta que viene a corregir, con la contundencia que merec¨ªa, un auto inaudito de la juez instructora, respaldado incre¨ªblemente por la fiscal¨ªa. Pero es que, adem¨¢s, dicha resoluci¨®n rechaza la pretensi¨®n del Gobierno espa?ol, que, primero con el mandato del PP y despu¨¦s con el del PSOE, hab¨ªa dado orden a la abogac¨ªa del Estado de solicitar el sobreseimiento de las actuaciones contra L¨®pez-Sors (solicitud apoyada por la actual Xunta de Galicia), porque, entre otras razones menos confesables, ello permitir¨ªa evitar la responsabilidad civil subsidiaria del Estado espa?ol.
Precisamente, esta ¨²ltima raz¨®n fue el principal recurso dial¨¦ctico utilizado por algunos medios de comunicaci¨®n para orquestar una campa?a dirigida a manipular a la opini¨®n p¨²blica, campa?a que obviamente no iba acompa?ada de un solo argumento jur¨ªdico-penal v¨¢lido, sino simplemente de un alud de interpretaciones disparatadas, falacias e incluso graves injurias proferidas hacia quienes solicitaban la imputaci¨®n de L¨®pez-Sors. En algunos casos, como sucedi¨® con un conocido personaje, premiado despu¨¦s por el Partido Popular de Galicia, el chantaje se expon¨ªa con la m¨¢s zafia tosquedad: hab¨ªa que exculpar a L¨®pez-Sors porque, sencillamente, de lo contrario los espa?oles tendr¨ªamos que pagar la cat¨¢strofe con nuestros impuestos.
Ante esta aterradora forma de entender lo que es la justicia y el derecho, se corrobora la relevancia del auto de la Audiencia para el mantenimiento del propio Estado de derecho. Un auto que, por lo dem¨¢s, no prejuzga la culpabilidad de L¨®pez-Sors, porque en esta fase procesal lo ¨²nico que se dirim¨ªa (y esto no podr¨¢ ya ser nunca corregido por instancia judicial alguna) era si exist¨ªa "un m¨ªnimo grado de probabilidad indiciaria" (como dice nuestro Tribunal Supremo) en los hechos imputados a L¨®pez-Sors. Y, sinceramente, ello resulta muy elemental para cualquiera que tenga unos rudimentarios conocimientos de Derecho penal.
En las facultades de Derecho de toda Europa se sigue relatando un caso sucedido hace m¨¢s de dos siglos, cuando, con el fin de construir el palacio de Sans-Souci en la ciudad de Potsdam, Federico II el Grande, rey de Prusia, quer¨ªa derribar un molino y le hizo a su modesto propietario una oferta para compr¨¢rselo. Ante la respuesta negativa del molinero, el rey lo amenaz¨® con expropiarle el molino. Sin mediar palabra, el molinero mont¨® en su caballo, y, al preguntarle el rey ad¨®nde iba, aqu¨¦l replic¨®: "Es gibt noch Richter in Berlin" ("Todav¨ªa hay jueces en Berl¨ªn"). Ni que decir tiene que el molino se mantiene en pie todav¨ªa hoy junto al palacio.
Al ordenar que L¨®pez-Sors sea juzgado, los magistrados de la Audiencia -apoyados en un impecable razonamiento jur¨ªdico- han evitado que se consumase una de las mayores injusticias que yo haya conocido; y adem¨¢s en un caso que en el futuro se estudiar¨¢ en las facultades de Derecho. Y lo han hecho pese a las presiones a las que estaban sometidos y a sabiendas de que su resoluci¨®n no iba a ser del agrado de personas e instituciones poderosas, que tienen influencia en el otorgamiento de ascensos, cargos y premios de muy variado pelaje. Toda una lecci¨®n para algunos. ?Afortunadamente, todav¨ªa hay jueces en la Audiencia de A Coru?a!
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