"Esto es como la funeraria"
Siete funcionarios bregan con la burocracia que rodea la actividad parlamentaria
![Soledad Alcaide](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F82e6a88e-8927-4784-b476-a2e826f462af.png?auth=0cc0b2fac1bc78a65724bed1d02be18478095e204a4b1f5981367558965e3ffd&width=100&height=100&smart=true)
Cuando Beatriz Cabrera, de 53 a?os, lleg¨® hace 25 a su destino como funcionaria del Registro de la Asamblea de Madrid -entonces un reci¨¦n estrenado parlamento-, s¨®lo hab¨ªa un libro que serv¨ªa para anotar a mano los cuatro papeles que llegaban. Acababa de aprobar la oposici¨®n, y no ten¨ªa formaci¨®n para lo que se le avecinaba: "Lloraba y lloraba porque yo ten¨ªa la imagen del funcionario de registro con manguitos y visera".
Pero el disgusto le dur¨® tres d¨ªas. Y as¨ª, sin saber, la hoy flamante jefa del Registro del parlamento auton¨®mico fue montando un servicio que ahora da empleo a siete funcionarios, supervisa y da v¨ªa libre a un innumerable volumen de documentos -un diputado celoso de su trabajo puede llegar a presentar 6.000 iniciativas en un a?o-, vigila que se cumplan los plazos para presentar proyectos no de ley, enmiendas a los textos legales, preguntas al Gobierno regional y cualquier otro paso de la enorme burocracia que rodea a un parlamento.
Un diputado celoso puede llegar a presentar 6.000 iniciativas al a?o
"Funcionamos al ritmo de la actividad parlamentaria"
"?Abandonaremos el papel? Tengo mis dudas de que lo vayamos a hacer"
Cabrera echa de menos los debates de Gallard¨®n, Leguina y P¨¦rez
Para hacerse una idea de lo que esto significa, basta decir que s¨®lo se guarda en la C¨¢mara la documentaci¨®n de los ¨²ltimos tres a?os. O que cada d¨ªa el Registro debe enviar una copia con el listado de su producci¨®n -y parte de la documentaci¨®n que absorbe- a 42 personas de la Asamblea. O que cualquier pregunta a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, planteada por un portavoz de la oposici¨®n, implica que primero debe ser registrada (y enviada una copia a los otros grupos y a la Mesa de la Asamblea), y si logra ser aprobada por la Mesa, entonces pasa a la Junta de Portavoces que fija un d¨ªa en el pleno para que sea formulada (y ello se comunica a cada miembro de la Junta y, de nuevo, se notifica el d¨ªa elegido). Cada uno de estos pasos llega al Registro, que env¨ªa copias y copias de la documentaci¨®n. Es como si fuera un pulpo gigante que continuamente est¨¢ recibiendo papeles y enviando copias de aqu¨ª para all¨¢, siempre en movimiento y siempre pendiente de que fluya la informaci¨®n y no se agoten los plazos.
"El Registro es como la funeraria", advierte con humor Cabrera, que vivi¨® los d¨ªas en los que la sede estaba en San Bernardo y el traslado al edificio de Puente de Vallecas. "Si hay pleno, nos quedamos hasta que termine y, en julio y agosto, aunque tenemos horario de verano, si nos convocan Diputaci¨®n Permanente, alargamos el d¨ªa", explica. "Funcionamos al ritmo de la actividad parlamentaria".
Por eso, uno de los libros de cabecera de la responsable del Registro es el Reglamento de la Asamblea. Y ella est¨¢ satisfecha del servicio: "Es como mi hijo. Me siento orgullosa porque lo he montado yo".
Pero la C¨¢mara madrile?a hace tambi¨¦n una funci¨®n que no ofrece ning¨²n otro parlamento espa?ol: una ventanilla para los ciudadanos. Cuando la Asamblea se traslad¨® a su ubicaci¨®n actual en Puente de Vallecas, se convirti¨® en la conexi¨®n de los vecinos de aquel barrio tan alejado del centro con la Administraci¨®n. A trav¨¦s de esta puerta los ciudadanos presentan papeles para oposiciones, reclamaciones... La ayuda real es escasa, porque este Registro hace de mero transmisor de correo y deriva la documentaci¨®n a las ventanillas donde debieran haber ido, al no tener competencias de gesti¨®n. "Hace un a?o se abri¨® el plazo para solicitar guarder¨ªa y la cola, llena de se?oras con carrito, daba la vuelta al edificio", explica Cabrera. "Va por ¨¦pocas. El a?o pasado atendimos la consulta de 9.000 ciudadanos".
Otro de los retos a los que se enfrenta el Registro de la Asamblea es el paso del papel a la era digital. Desde hace a?os funciona con un programa inform¨¢tico y parte de su actividad se ha trasladado al correo electr¨®nico. Se escanean pr¨¢cticamente todos los documentos que llegan y se guardan en formato digital. "?Cu¨¢ndo abandonaremos el papel? Tengo mis dudas de que lo vayamos a hacer del todo", afirma la jefa del Registro.
En un mundo donde los dispositivos de memoria USB son de uso com¨²n, en la Asamblea todo se tramita en papel, aunque tambi¨¦n se haga v¨ªa digital. Y pese a que los diputados pueden comunicarse entre s¨ª durante un mismo pleno por correo electr¨®nico, SMS o v¨ªa twitter, oficialmente deben hacerlo por escrito y por el Registro.
Ahora que ha comenzado el curso parlamentario, comienza la peor ¨¦poca del a?o. Adem¨¢s del aumento de actividad por el efecto de vuelta al cole que tambi¨¦n tienen los diputados, estos meses la actividad incluye el debate de los presupuestos regionales -y sus kilom¨¦tricas enmiendas- y el cierre de las cuentas de a?os anteriores.
La jefa del Registro echa de menos los primeros a?os de la C¨¢mara, cuando la actividad legislativa era mayor y la discusi¨®n pol¨ªtica, m¨¢s elevada. "Como los debates de Alberto Ruiz-Gallard¨®n (PP), Joaqu¨ªn Leguina (PSM) y ?ngel P¨¦rez (IU), ninguno", sentencia.
![Beatriz Cabrera en los archivos del Registro de la Asamblea.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WAXQ7S6QIEKDL6QV6QOSTDCUXA.jpg?auth=ec718aa80d45f6bd0eea08ccfcd54b8e9db91d5fb20e840da60f96ab376a1386&width=414)
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