Homenaje a Ferrer i Gu¨¤rdia a los 100 a?os de ser fusilado

Pocos personajes de la historia de este pa¨ªs siguen generando tanta pol¨¦mica como Francesc Ferrer i Gu¨¤rdia. El famoso pedagogo, acusado de intelectual menor incluso en biograf¨ªas recientes, se resiste al olvido al que fue relegado por la inquina de los sectores m¨¢s conservadores de la sociedad. Eso, m¨¢s o menos, es lo que vino a decirse anoche en el acto institucional celebrado en el Sal¨® de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, donde se homenaje¨® al pedagogo en el centenario de su fusilamiento, tras ser acusado de instigar la revuelta popular que motiv¨® la Semana Tr¨¢gica en julio de 1909.

El alcalde, Jordi Hereu, inici¨® su discurso recordando la figura del fundador de la Escuela Moderna y anunci¨® la voluntad del Consistorio de dedicarle un espacio p¨²blico. Habl¨® tambi¨¦n el ex presidente de la Generalitat Pasqual Maragall, presidente de honor del centenario y nieto del poeta Joan Maragall, quien fue el ¨²nico intelectual catal¨¢n que levant¨® la voz por su condena. El presidente de la Fundaci¨®n Ferrer i Gu¨¤rdia reivindic¨® su aportaci¨®n a la cultura de la tolerancia y del respeto a la diferencia.El momento m¨¢s oscuro del homenaje tributado anoche a Francesc Ferrer i Gu¨¤rdia en el Ayuntamiento de Barcelona lleg¨® cuando el profesor de la Universidad de Barcelona Pere Sol¨¤ ley¨® el t¨¦trico auto de procesamiento en el que se acusaba al pedagogo de conspirador y de agitador revolucionario. Su gran pecado: ense?ar a pensar por s¨ª mismos a los dem¨¢s, al margen de supersticiones y fanatismos.

Su gran pecado: ense?ar a pensar por s¨ª mismos a los dem¨¢s

Al acto fueron invitados cinco ex alumnos de la Escuela Moderna de Estados Unidos, que fue fundada en Nueva York en 1911 y cerr¨® sus aulas en 1953. Estos cinco veteranos del libre pensamiento -convocados por iniciativa del periodista afincado en Barcelona Julius Purcell- estudiaron entre las d¨¦cadas de 1930 y 1940 en la escuela, cuyo proyecto pretend¨ªa fomentar la cultura como un medio para liberar a las personas, dot¨¢ndolas de herramientas para afrontar sus vidas. Al pregunt¨¢rseles, dijeron estar sorprendidos y emocionados, al ver la relevancia de este aniversario. Por la ma?ana hab¨ªan participado en el homenaje que se celebr¨® en Montju?c, junto a la r¨¦plica del monumento que se erigi¨® en memoria del pedagogo en Bruselas; al acto asistieron alumnos de todas las escuelas catalanas que llevan el nombre de Ferrer i Gu¨¤rdia.

Rina Winokour recordaba que aquella Escuela Moderna en la que estudi¨® valoraba sobre todo las consecuencias que sus m¨¦todos libertarios y racionalistas pudieran tener en la comunidad, aunque reconoce que cuando estudiaba sab¨ªa muy poco de la figura de Ferrer i Gu¨¤rdia. En cambio, Steve Shapiro asegura que los profesores mayores s¨ª les hablaron del proceso y de su muerte. Con vehemencia, todos ellos defienden ideas a¨²n tan innovadoras como una ense?anza sin ex¨¢menes ni castigos, de manera que aprender sea un derecho y no una imposici¨®n, y la libertad sea sin¨®nimo de responsabilidad; un sistema sin separaci¨®n por edades, sexos, credos o razas. Como dec¨ªa Styra Avins, all¨ª aprendieron a aprender, a desarrollar sus capacidades por s¨ª mismos.

Seg¨²n explican, muchos de los que pasaron por la escuela alcanzaron metas importantes. Hubo escritores, arquitectos, no demasiados abogados y ning¨²n banquero. Dato que da qu¨¦ pensar, mucho m¨¢s al contemplar el estado actual de la educaci¨®n.