El Bigotes + Camps = Costa

El Partido Popular de Mariano Rajoy decidi¨® aplicar un cortafuegos para sofocar el colosal incendio desatado en Valencia como consecuencia de las revelaciones del caso G¨¹rtel, la trama de corrupci¨®n masiva que dirig¨ªa Francisco Correa con la colaboraci¨®n de varias decenas de dirigentes del PP. Pero cuando un bosque arde por los cuatro costados, un cortafuegos en el centro del bosque, aunque se llame Ricardo Costa, apenas resuelve el problema.

La destituci¨®n temporal del secretario general del PP valenciano, impuesta por la direcci¨®n nacional a Francisco Camps, no s¨®lo provoc¨® un nuevo fuego con los dirigentes provinciales de Castell¨®n, Alicante y Valencia, divididos sobre una medida que pocos compart¨ªan, sino que puso a Mariano Rajoy en un brete mayor: explicar por qu¨¦ se ha elegido a Ricardo Costa como chivo expiatorio cuando los datos del sumario apuntan tambi¨¦n a otros responsables con poder dentro del partido y dentro del Gobierno valenciano.

Hubo pagos 'en B' desde 2002 hasta 2008. Costa lleg¨® a la secretar¨ªa en 2007

La documentaci¨®n incautada, las conversaciones grabadas entre los jefes de la red y los dirigentes del PP valenciano, y las declaraciones judiciales dibujan un escenario en el que la participaci¨®n de Costa en supuestas actividades ilegales es inviable sin la colaboraci¨®n y el amparo del presidente de la Generalitat.

- Financiaci¨®n ilegal del PP. Los apuntes contables de la trama corrupta se?alan a la financiaci¨®n ilegal del PP, con pagos de actos del partido a trav¨¦s de constructoras o cobro por servicios a esta formaci¨®n pol¨ªtica en dinero B, desde finales de 2002 hasta 2009. Ricardo Costa es jefe del partido en Valencia desde mediados de 2007. Cuando llega al cargo, ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, ya tiene en exclusiva la organizaci¨®n de actos del partido y en el Gobierno valenciano le han adjudicado decenas de contratos, la mayor¨ªa sin concurso.

- Conversaciones sospechosas. En 2008, Orange Market atraviesa dificultades financieras y exige el pago de distintas deudas al PP y al Consell. Y es entonces cuando El Bigotes despliega su diplomacia telef¨®nica para cobrar bien del partido o bien del Gobierno valenciano.

Costa. Entre ma?ana y el viernes te voy a dar todo lo que te falta, que te debemos nosotros, pero yo necesito que el presidente eso no lo sepa y entonces que le digas que ¨¦ste [Vicente Rambla, vicepresidente del Gobierno valenciano] es un hijo de puta.

?lvaro P¨¦rez. No te preocupes... Sabes lo que me ha dicho hoy [Rambla] por tel¨¦fono. '?T¨² hablas con Ricardo, no?'. Y yo le he contestado que s¨ª. 'Pues t¨² tranquilo que ya estoy intentando solucionarlo todo'.

Costa le jura a El Bigotes fidelidad absoluta -"doy instrucciones hoy mismo de d¨®nde tiene que estar el dinero, aunque me quede sin pagar el alquiler tres meses"- y le mendiga favores -"dile al presidente que me ponga en el Gobierno"-. El Bigotes le env¨ªa regalos caros a Camps por Navidad -"para que sepas lo que te debo", le dice- y el presidente le responde: "Amiguito del alma, tenemos que hablar de lo nuestro, que es muy bonito".

- Regalo de trajes. El juez Jos¨¦ Flors decidi¨® sentar en el banquillo a cuatro altos cargos del PP, entre ellos Francisco Camps y Ricardo Costa, por aceptar trajes regalados por ?lvaro P¨¦rez, contratista de la administraci¨®n valenciana y el hombre que organizaba los actos del PP valenciano en exclusiva. Ni Costa ni Camps pudieron acreditar el pago de los trajes, seg¨²n el juez Flors.

- Contratos p¨²blicos. Cuando la trama corrupta abri¨® en 2004 delegaci¨®n en Valencia con Orange Market, el Gobierno de Francisco Camps le adjudic¨® por concurso la exclusiva del montaje del pabell¨®n de Fitur y, sin concurso, otros 40 contratos menores en casi todas las consejer¨ªas. Durante todo ese tiempo, Ricardo Costa no tuvo responsabilidades de Gobierno pero El Bigotes logr¨® casi ocho millones de euros en contratos p¨²blicos.

- Facturas a nombre de constructoras. La polic¨ªa localiz¨® correos electr¨®nicos enviados desde Orange Market a una asesor¨ªa fiscal en los que se daban indicaciones para endosar gastos del PP a empresas constructoras, a las que se remit¨ªan facturas por servicios supuestamente no prestados. Las empresas de la trama corrupta, algunas con sede en Madrid, registraron ingresos de esas constructoras valencianas desde 2006, seg¨²n la Agencia Tributaria. Para entonces, Costa no era secretario general; Camps ya era presidente del partido.