'Dios' dice malas palabras
Maradona, a quien le dicen Dios, no sabe disponer ni el equipo ni las palabras, as¨ª que dice malas palabras. "La puta prensa". Desplaza palabrotas; un d¨ªa desplaz¨® inteligencia en el f¨²tbol. Ahora es un h¨¦roe solitario que sustenta su poder¨ªo en el pasado, y lo rescata a base de insultos contra aquellos que le afean que no sepa qu¨¦ hacer con los ochenta seleccionados de que ha dispuesto en su err¨¢tica estancia en un sitio que le viene grande.
Como ¨¦l mismo ha cre¨ªdo la ficci¨®n de que es Dios, se comporta como si pudiera estar en la humildad del banquillo y al mismo tiempo rematando, incluso con la mano. La mano de Dios. Su engreimiento ya es una patolog¨ªa que ¨¦l cura lanz¨¢ndose al c¨¦sped, ba?ado en l¨¢grimas, celebrando un triunfo que no es suyo sino del equipo que le sigue sin fe, a trancas y barrancas. Y como cree que el sentimiento se provoca llorando, se seca el sudor de su amargura y lanza improperios contra los hombres de la prensa ("con perd¨®n de las damas"). Es de la clase de genio del f¨²tbol al que le dura la pila hasta que deja de pisar el ¨¢rea; despu¨¦s pisa el limbo, y por eso sigue creyendo que puede ser Dios, dando mandobles. Los insultos son un arte que dosificaban Quevedo y Borges, pero ¨¦l no sabe, as¨ª que se sent¨® delante de los insultados y empez¨® a decirles: "Yo tengo memoria, a los que no cre¨ªan, a los que no creyeron..., con perd¨®n de las damas, que me la chupen, que me la sigan chupando". Su escatolog¨ªa es la de un egoc¨¦ntrico cuyo ombligo le hace el efecto de un espejo donde se ve una cara sin defectos. Se cree Dios, est¨¢ claro, se ha producido ese s¨ªndrome, por eso repite: "A los que no cre¨ªan, a los que no creyeron... Sigan mamando". Parece uno de esos parabolanos que aparecen en ?gora, la pel¨ªcula de Amen¨¢bar. Aquellos exig¨ªan la fe en Dios, y Maradona exige la fe en s¨ª mismo. E insulta si no le creen; es un dogma en s¨ª mismo, un tonto.
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