El diablo abre consulta en C¨¢diz
El l¨ªder de una secta sat¨¢nica se hace pasar por curandero y estafa medio mill¨®n de euros a una veintena de personas
Ella todav¨ªa viv¨ªa con el miedo en el cuerpo. Pero se atrevi¨® a acudir a la Guardia Civil. Revel¨® que trat¨® de paliar los dolores heredados de un accidente acudiendo a un santero. ?l la atendi¨®, pero antes que los males le quit¨® todo su dinero. Lo hizo mediante amenazas y vejaciones en un ambiente sectario y de fiestas sat¨¢nicas en un chal¨¦ de Chiclana (C¨¢diz). Su l¨ªder se hac¨ªa llamar Hijo de Sat¨¢n. Tras detener esta semana al autoproclamado Hijo de Sat¨¢n, los agentes de la Guardia Civil saben que utiliz¨® el nombre del diablo para enga?ar a unas 20 personas, montar un negocio de coches de alta gama y estafar, al menos, medio mill¨®n de euros. La trama dej¨® familias totalmente arruinadas. Muchos todav¨ªa reciben tratamiento psicol¨®gico.
El l¨ªder se hac¨ªa llamar Hijo de Sat¨¢n y esclavizaba a sus v¨ªctimas
El Hijo de Sat¨¢n se llama, en realidad, Carlos Javier Rojas. Y es un viejo conocido de las fuerzas de seguridad. Hace dos a?os le detuvieron por haberse quedado con el dinero de los clientes de su concesionario de coches. Estuvo en prisi¨®n pero sali¨® en libertad. Una de sus empresas lleg¨® a patrocinar los pantalones de los jugadores del C¨¢diz C. F. Tuvo varios negocios, entre ellos, un club de alterne. Ya entonces pon¨ªa anuncios por palabras para promocionar a sus chicas y ya empezaba a revelar p¨²blicamente sus coqueteos con el demonio, al que dec¨ªa ver en su casa cada viernes.
Tras salir de prisi¨®n, alquil¨® un chal¨¦ en la calle Buitre de Chiclana. Lo hizo junto a su novia, de origen paraguayo, sobre la que pesaba una orden de expulsi¨®n no ejecutada. Y volvi¨® a poner anuncios.
Cambi¨® las promociones del club de alterne por las de servicios de brujer¨ªa. Una de las primeras en llamar fue una sevillana, afincada en Chiclana. Meses despu¨¦s, esa misma mujer acudi¨® a la Guardia Civil. "Fue la que permiti¨® tirar del hilo", resalta Carlos Mar¨ªn, responsable de la investigaci¨®n en la Polic¨ªa Judicial de Chiclana.
El relato de la v¨ªctima fue espeluznante. Rojas y su pareja le cobraron 3.600 euros por el primer servicio. Acudi¨® al chal¨¦ y all¨ª le realizaron un rito sat¨¢nico para supuestamente quitarle los dolores. Pero ya no pudo dejarles. La mujer fue convencida mediante amenazas y vejaciones para seguir en la casa y entregar m¨¢s dinero. Asist¨ªa a las fiestas sat¨¢nicas y conoc¨ªa a nuevos clientes, que se iban sumando a una incipiente secta. Sus adeptos se convert¨ªan en esclavos. Ellos realizaban labores de alba?iler¨ªa. Ellas, tareas del hogar. En el jard¨ªn hab¨ªa una caseta donde encerraban a los que no se portaban bien.
La Guardia Civil cree que el l¨ªder podr¨ªa haber utilizado alg¨²n narc¨®tico para doblegar a sus v¨ªctimas. Pero por encima de todo los investigadores creen fundamental la gran personalidad de Carlos Javier Rojas: "Ten¨ªa mucha palabrer¨ªa. Era arrollador. Y hay que pensar que sus v¨ªctimas eran d¨¦biles, ten¨ªan problemas econ¨®micos o afectivos. Eran presas f¨¢ciles para ¨¦l". En el chal¨¦ del l¨ªder se han encontrado dagas, p¨®cimas, trajes sat¨¢nicos y pintadas alusivas a Lucifer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.