Y por bandera, la ideolog¨ªa pirata
El Partido Pirata, opuesto al 'copyright', llega a la Euroc¨¢mara y desaf¨ªa a las grandes formaciones
Una nueva invasi¨®n vikinga acecha Europa. El Partido Pirata, surgido en Suecia en 2006, tiene como objetivo el mar digital, es decir, Internet. Busca el libre intercambio de archivos en la Red, acortar los derechos de autor y exigir garant¨ªas para la privacidad de los usuarios. Abanderado de la defensa de las libertades civiles en la sociedad de la informaci¨®n, el nav¨ªo pirata avanza viento en popa. En Suecia, ha conseguido 215.000 votos en los comicios europeos (un 7,1% de los sufragios) y as¨ª ha arribado al coraz¨®n de Europa: ya tiene un esca?o en el Parlamento Europeo.
Propulsado por el ¨¦xito en Suecia, el estandarte pirata ha emprendido un movimiento internacional. Partidos hermanos han surgido en decenas de pa¨ªses, entre ellos Espa?a. El mayor triunfo ha ocurrido en Alemania. All¨ª han sumado m¨¢s de 845.000 (un 2% del voto) en las pasadas elecciones federales; una cifra que, aunque en un pa¨ªs del tama?o de Alemania no basta para conseguir un esca?o (el m¨ªnimo est¨¢ en el 5%), s¨ª que hay que tener en cuenta. Sobre todo porque un partido como el Pirata no aspira a gobernar sino a servir de bisagra independiente: "Obtener un diputado ya es un triunfo", se?ala Fernando Garrido, experto en tecnolog¨ªas de la informaci¨®n del Observatorio para la Cibersociedad.
Al intentar cerrar el portal The Pirate Bay, la organizaci¨®n triplic¨® sus afiliados
"Si derechos de autor y privacidad chocan, hay que cambiar la ley", opina Engstr?m
"La lucha por los derechos civiles se libra en la Red", avisan los usuarios
La privacidad en Internet inquieta a m¨¢s de la mitad de los espa?oles
"S¨®lo es una queja de chicos airados", dice el portavoz del sector del cine sueco
"Al pirata le suenan ajenas las pensiones o la sanidad", se?ala un soci¨®logo
?C¨®mo se explica el empuje de una formaci¨®n surgida de Internet, al margen de los cauces pol¨ªticos habituales, y con un programa tan espec¨ªfico? Las claves de su ascenso radican precisamente en la concreci¨®n de su programa y su atractivo entre los votantes j¨®venes, muy distanciados de la pol¨ªtica tradicional, seg¨²n los soci¨®logos.
"Los partidos existentes han fracasado en la tarea de desarrollar pol¨ªticas sensatas para la naciente sociedad de la informaci¨®n. En vez de aprovechar las fant¨¢sticas posibilidades de Internet, quieren usar la nueva tecnolog¨ªa para crear un Estado de vigilancia en el que el Gobierno tenga m¨¢s control sobre la vida cotidiana de los ciudadanos", explica a este diario el eurodiputado del Partido Pirata sueco, Christian Engstr?m. "En esta ¨¢rea tenemos una nueva perspectiva que aportar al debate pol¨ªtico. El hecho de que tuvi¨¦ramos tanto ¨¦xito en las recientes elecciones europeas muestra que hay muchos ciudadanos, en particular los j¨®venes, que comparten nuestra perspectiva".
Especialmente decisivo ha sido el efecto aglutinante provocado por las acometidas del enemigo. Es lo que sucedi¨® el pasado abril, cuando un tribunal sueco conden¨® a un a?o de prisi¨®n a los administradores de Thepiratebay.org, radicado en Suecia y considerado el mayor portal de enlaces a descargas P2P del mundo. Resultado: la afiliaci¨®n al partido casi se triplic¨®. Ya tienen alrededor de 50.000 miembros.
El caso del Partido Pirata es singular porque nace en un nuevo medio de comunicaci¨®n, pero tiene precedentes, seg¨²n recuerda Enrique Guerrero, experto en an¨¢lisis electoral de la Universidad Complutense de Madrid. "Hist¨®ricamente ha existido el single issue party, el partido con un solo tema. Es lo que sucedi¨® hace 30 a?os con Los Verdes y sus reivindicaciones de preservaci¨®n del medio ambiente". La causa verde naci¨® de la sociedad civil y los grandes partidos tradicionales acabaron incorporando sus reclamaciones. Algo as¨ª podr¨ªa suceder con los piratas. "Si se convierte en un tema de gran relevancia social, uno de sus efectos positivos es que inciten a los grandes partidos a adoptar la causa", a?ade Guerrero.
El germen del Partido Pirata surgi¨® en el seno de los grupos suecos de activistas por los derechos civiles. Ante la aprobaci¨®n de leyes que pretend¨ªan controlar la informaci¨®n que circula en la Red y que podr¨ªan permitir que el Gobierno leyera e-mails privados, se fund¨® en 2003 la Oficina Pirata, un foro de discusi¨®n. La iniciativa gan¨® un gran impulso con la creaci¨®n de The Pirate Bay (thepiratebay.org), un tracker (rastreador) de archivos que se ha consolidado como el mayor portal de enlaces a descargas P2P del mundo.
Finalmente, en 2006 el ingeniero inform¨¢tico Rickard Falkvinge puso en marcha el Partido Pirata, que recog¨ªa aquellas inquietudes aunque de manera independiente. "Los pol¨ªticos no se han enterado de lo que ha pasado en los ¨²ltimos 15 a?os con la revoluci¨®n que han supuesto los tel¨¦fonos m¨®viles e Internet", opinaba Falkvinge en una entrevista con este peri¨®dico poco despu¨¦s de fundar el partido, del que es l¨ªder. "Siguen repitiendo las mismas cosas y tienen que comprender que en la era de Internet el copyright es incompatible con el derecho a la confidencialidad".
La privacidad de las comunicaciones, insiste Falkvinge, es un derecho crucial: "Ning¨²n Gobierno puede llegar a decretar que cada pieza de comunicaci¨®n privada, y m¨¢s a¨²n en el futuro, es ilegal; que si yo env¨ªo una canci¨®n o un v¨ªdeo por e-mail a un amigo estoy cometiendo un delito". De manera que la defensa de las libertades civiles y la reforma de los derechos de autor est¨¢n estrechamente relacionadas, seg¨²n advierte Engstr?m, "ya que la ¨²nica forma de intentar mantener el actual r¨¦gimen de copyright es supervisar todo lo que hace todo el mundo en Internet. Un precio que no estamos dispuesto a pagar".
La ecuaci¨®n es clara: "Cuando la legislaci¨®n sobre copyright, tal como est¨¢ hoy, entra en conflicto con nuestros derechos humanos fundamentales, los derechos tienen que prevalecer y la ley de copyright debe ser modificada", se?ala el eurodiputado a trav¨¦s del e-mail.
Precisamente la reforma del copyright es quiz¨¢ ahora la cuesti¨®n m¨¢s complicada. El objetivo del Partido Pirata es limitarlo a cinco a?os, seg¨²n explicaba el eurodiputado Engstr?m en una entrevista reciente. "Hoy, el plazo de protecci¨®n del copyright dura toda la vida de un autor, m¨¢s 70 a?os, lo cual es rid¨ªculo. Las normas actuales no tienen sentido porque en ning¨²n negocio se puede trabajar con la idea de recuperar el dinero durante 100 a?os". Su objetivo es claro: "Que sea totalmente legal el intercambio de archivos que no tenga finalidad comercial".
Es lo que sucede en Espa?a, donde las descargas son legales, incluidos los contenidos sujetos a derechos de autor, con la condici¨®n de que no haya ¨¢nimo de lucro. Pero es una situaci¨®n que puede tener fecha de caducidad. La principal opositora es la industria cultural, que denuncia p¨¦rdidas continuadas debido a las descargas. El sector cinematogr¨¢fico avisa de que lleva cuatro a?os seguidos de p¨¦rdidas en ventas de entradas, al tiempo que crecen las descargas, que superan los 300 millones al a?o. En el sector musical aseguran que hace ocho a?os que pierden ingresos. Y dan un dato: si en 2000 se vend¨ªan en Espa?a 600 millones de euros en discos, en 2008 han bajado a 225 millones.
Para poner coto a la situaci¨®n, el Gobierno emplaz¨® a la industria cultural, representada en la Coalici¨®n de Creadores e Industrias de Contenido, y a las operadoras de telecomunicaciones, agrupadas en Redtel, a que negociaran una autorregulaci¨®n del sector. Pero las conversaciones quedaron bloqueadas el pasado mayo.
La Coalici¨®n pide que se penalice a los concentradores de contenidos (como eMule, Thepiratebay, BitTorrent) y que se persiga a los usuarios comunes y se les sancione con la desconexi¨®n. Las operadoras aprueban lo primero, pero rechazan frontalmente desconectar a usuarios comunes.
Ante la falta de acuerdo, Redtel ha pedido al Gobierno que regule las descargas y le ha comunicado sus peticiones: que la futura normativa respete "escrupulosamente" los datos personales de los usuarios, que se descarte suspender conexiones a Internet, entre otras medidas. Eso s¨ª, tambi¨¦n quieren que se les blinde jur¨ªdicamente ante cualquier reclamaci¨®n de usuarios sancionados. Para supervisar la regulaci¨®n se crear¨ªa un ¨®rgano independiente, la Comisi¨®n de Desarrollo y Control de Contenidos Digitales.
Ahora es el turno del Gobierno. Si quiere ilegalizar las descargas deber¨¢ modificar la ley, seguramente la Ley de Servicios de la Sociedad de la Informaci¨®n y Comercio Electr¨®nico (LSSI) y la Ley de Procedimiento Administrativo. Ello dar¨ªa a la Comisi¨®n la potestad que ahora s¨®lo tienen los jueces para cerrar p¨¢ginas web.
La Secretar¨ªa de Estado para las Telecomunicaciones ha avanzado que "pronto" habr¨¢ medidas contra la pirater¨ªa, aunque no concreta fechas, seg¨²n informaba Europa Press esta semana. Tambi¨¦n hay alternativas. La propia industria cultural espa?ola, junto a los grandes estudios estadounidenses, preparan para 2010 un gran portal de descargas legales de m¨²sica y pel¨ªculas.
Mientras, en Europa se impone el control del intercambio de contenidos en la Red. Los Gobiernos de Suecia, Francia y Reino Unido ya han endurecido sus leyes para permitir identificar y perseguir a los usuarios que descarguen contenidos sin pagar derechos de autor.
En cualquier caso, la mayor¨ªa de expertos da la bienvenida al Partido Pirata, una formaci¨®n que, dicen, cuestiona la pol¨ªtica tradicional. Los piratas "representan una nueva manera de ver la pol¨ªtica, en general, y una nueva manera de actuar, en red, con contacto directo, con alianzas... Son un desaf¨ªo a lo establecido y a la pol¨ªtica formal", considera el asesor de comunicaci¨®n Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª. "Es un cambio en la manera de participar pol¨ªticamente. Es decir, defienden intereses muy concretos pero, al mismo tiempo, desautorizan, con su voto cr¨ªtico, al conjunto del sistema pol¨ªtico".
Luego est¨¢ el desencanto. Todos los expertos coinciden en que el crecimiento del credo pirata debe mucho a cierto cansancio respecto a la pol¨ªtica tradicional. "No hay ninguna sinton¨ªa entre pol¨ªticos e internautas", subraya V¨ªctor Domingo, presidente de la Asociaci¨®n de Internautas. Con ¨¦l coincide Guti¨¦rrez-Rub¨ª. El ¨¦xito pirata radica no s¨®lo en el descontento de los j¨®venes hacia la pol¨ªtica sobre Internet, sino tambi¨¦n a una desafecci¨®n general "hacia esos partidos tradicionales y hacia sus pol¨ªticas, que no responden a las demandas de la sociedad".
Otros consideran el movimiento pirata como poco m¨¢s que una pataleta de usuarios a los que s¨®lo les interesa las descargas. "Es un voto de protesta de j¨®venes airados", sostiene Henrik Pont¨¦n, cabeza visible de la Oficina Antipirater¨ªa sueca, que representa los intereses de la industria del cine, seg¨²n afirma en una entrevista con el semanario alem¨¢n Der Spiegel. "Los piratas se presentan como v¨ªctimas, pero en realidad son los responsables y est¨¢n da?ando a la industria del cine". Para otros, la propuesta pirata tendr¨ªa mucho de "glamour publicitario, con un tono propio de estilos de vida posmodernos, hiperconsumistas y l¨²dicos", afines a un grupo social "medio alto, urbano, semijoven y cosmopolita", se?ala Jos¨¦ Luis Dader, experto en Comunicaci¨®n Pol¨ªtica de la Complutense.
El avance del Partido Pirata, y los objetivos que persigue, parecen resultar inc¨®modos para algunas instituciones. De hecho, ni la Secretar¨ªa de Estado para la Sociedad de la Informaci¨®n, dependiente del Ministerio de Industria, ni la empresa p¨²blica Red.es (encargada de impulsar la implantaci¨®n de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n), ni el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Informaci¨®n han querido opinar para este reportaje. "Es un tema pol¨ªtico", zanjan.
El programa pirata es ambicioso, como destaca Carlos Ayala, presidente de la Junta Directiva Nacional del Partido Pirata de Espa?a. "Hablamos de la exigencia de transparencia de los cargos p¨²blicos, de la reforma del sistema de patentes, del apoyo al software libre, entre otros". Todo se resume en tres pilares: la libre circulaci¨®n de la cultura, la reforma del copyright y las patentes, y la protecci¨®n de los derechos de los ciudadanos, con especial atenci¨®n a la privacidad, que preocupa cada vez m¨¢s. De hecho, la protecci¨®n de datos de los usuarios en Internet inquieta a m¨¢s de la mitad de los espa?oles, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS).
"Muchas de las reivindicaciones del partido buscan la protecci¨®n de derechos fundamentales", advierte Domingo, "porque la batalla por la defensa de los derechos civiles en el siglo XXI se libra en Internet", remacha. La discusi¨®n ata?e a los fundamentos de la Red. "Hay un debate abierto sobre la neutralidad de Internet, sobre el papel de las operadoras y de los usuarios, y se est¨¢ haciendo de manera oscura y de espaldas al ciudadano", advierte Garrido.
Son cuestiones que los j¨®venes sienten muy cercanas. "El Partido Pirata asume un programa que afecta a millones de personas, pero sobre todo atrae a los j¨®venes, que son los que consumen m¨¢s tecnolog¨ªas y los que menos dispuestos est¨¢n a pagar por ello", a?ade el soci¨®logo Guerrero. Esos nativos digitales miran la Red como su espacio p¨²blico natural, indica Garrido. "Ven que su lugar de expresi¨®n es Internet y que hay multinacionales que quieren cerrarlo". Aun as¨ª, en el partido sostienen que sus militantes se dividen a partes iguales entre menores y mayores de 30 a?os.
Otros son esc¨¦pticos sobre el futuro del partido. "Es fruto del momento; en cuanto se regulen sus reivindicaciones, puede que se haga prescindible", avisa Guerrero. El partido, a?ade, se ha beneficiado de que frente a los programas abstractos y mesurados de los grandes partidos, ellos proponen uno muy concreto y atractivo. "Al votante joven le suenan ajenos asuntos como la sanidad, las pensiones, crear infraestructuras o la sostenibilidad de las empresas", a?ade. "Y sus votantes no los perciben como pol¨ªticos tradicionales. Pero cuando vean que se comportan como pol¨ªticos normales, llegar¨¢ el desencanto de la utop¨ªa".
Sea como fuere, s¨®lo el tiempo dir¨¢ si la acometida pirata es s¨®lo una batalla o el principio de la guerra por los derechos civiles en la sociedad de la informaci¨®n.
Los principios del ideario pirata
El Partido Pirata sueco se propone como objetivo principal facilitar el advenimiento de una sociedad de la informaci¨®n "diversa y abierta", seg¨²n consta en su Declaraci¨®n de Principios, que sirve de modelo para el resto de partidos hermanos. Tal cometido se asienta en tres pilares: la protecci¨®n de los derechos de los ciudadanos, la libre difusi¨®n de la cultura y la consideraci¨®n de que las patentes y los monopolios privados perjudican a la sociedad.
- Derechos. El derecho a la privacidad de la correspondencia, recogido en las constituciones de los pa¨ªses de la UE, debe defenderse ante un desarrollo tecnol¨®gico que permite a los Estados controlar las comunicaciones de los ciudadanos. "Que los Gobiernos utilicen los poderes de vigilancia contra ciudadanos que no son sospechosos de ning¨²n delito es inaceptable y supone una violaci¨®n del derecho de privacidad", reza la declaraci¨®n. "Igual que se proh¨ªbe leer el correo ajeno, deber¨ªa vetarse la lectura y el acceso al e-mail, los sms u otras formas de mensajer¨ªa".
- 'Copyright'. "Compartir copias, o difundir o emplear obras para usos sin ¨¢nimo de lucro, nunca deber¨ªa ser ilegal dado que tal uso justo beneficia a toda la sociedad", recoge el texto. Incluso a?aden que deber¨ªa impulsarse todo uso, tratamiento y distribuci¨®n de cultura que no tenga ¨¢nimo de lucro. "Proponemos una reducci¨®n de la protecci¨®n del copyright comercial, es decir, el monopolio para crear copias de una obra con prop¨®sitos comerciales, a cinco a?os desde la publicaci¨®n de la obra".
- Patentes. Consideran que sirven para crear monopolios privados y quieren suprimirlas. "Son empleadas cada vez m¨¢s por las grandes compa?¨ªas para impedir que empresas m¨¢s peque?as puedan competir en igualdad de condiciones", advierte el documento. Consideran que han quedado obsoletas, que son innecesarias y que representan una traba para la innovaci¨®n. Por ello, abogan por abolirlas gradualmente.
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