Grandes mentiras, una peque?a verdad

Tan b¨¢rbaro es extra?arse de que los obispos est¨¦n contra el aborto, como decir que este Gobierno lo impulsa e, incluso, lo impone. ?Mujer embarazada, cu¨ªdate de los socialistas! Es la idea que m¨¢s se difundi¨® ayer. Cuatro hermosas embarazadas portaban ante la Puerta de Alcal¨¢ esta pancarta obscena: "Ave Zapatero. Morituri te salutant".

Salud, C¨¦sar, los que van a morir te saludan. Espa?a no es un circo romano, sino una naci¨®n de personas libres. Hay exageraciones que ni siquiera en una manifestaci¨®n de masas deber¨ªan cobijarse. Pero es lo que han predicado los obispos estas ¨²ltimas semanas: que el Ejecutivo Zapatero avanza hacia una "matanza de ni?os", y que promueve "asesinatos legales".

Los prelados deber¨ªan conocer el sentir y pensar de los gobernantes. Pese a tenerlo por furibundo laicista y, tal vez, por un anticlerical a la vieja usanza, Zapatero recibe en la Moncloa a los altos prelados de la Iglesia romana; ha acudido a rendir una pleites¨ªa incluso exagerada al sumo pont¨ªfice de esa confesi¨®n, y tambi¨¦n ha incrementado m¨¢s all¨¢ de lo razonable hasta un 34%: nadie lo hizo antes, ni el cat¨®lico Gobierno de Aznar las aportaciones de Hacienda para salarios del clero. En suma, Zapatero no es Herodes (si realmente Herodes fue como nos ense?aron los curas cuando peque?os).

Dicho esto, lo cierto es que dentro de esta gran mentira eclesial hay una peque?a verdad. El Gobierno socialista ha sido imprudente y torpe en la presentaci¨®n de su iniciativa legislativa.La despenalizaci¨®n del aborto voluntario, hace 25 a?os, era una cuesti¨®n asumida por la ciudadan¨ªa. Se trataba de no a?adir el castigo de la c¨¢rcel o su mera amenaza, al drama de tener que interrumpir un embarazo. Por eso fue entonces una iniciativa del Ministerio de Justicia.

El promotor de la reforma, ahora, es el Ministerio de Igualdad, como si el aborto contribuyese a equiparar a hombres y mujeres, y encima con el t¨ªtulo de "Salud sexual y reproductiva...", es decir, como una cuesti¨®n m¨¢s propia del Departamento de Sanidad. Para colmo, la defensa principal del proyecto se ha adjudicado a una ministra sin bagaje ni experiencia pol¨ªtica alguna. Quiz¨¢s por eso se han crecido de manera tan desproporcionada los obispos, en una agitaci¨®n popular que cre¨ªamos haber superado para siempre en el lejano 1983.