Es hora de ventilar el 'circo'

La muerte de Ayrton Senna "fue una infelicidad, pero la publicidad fue tanta... Fue buena para la f¨®rmula 1". Vista la cloaca en la que se rebozan los rectores de aquello que una vez fue un circo, a nadie puede extra?ar que la frase, escupida por Bernie Ecclestone en una entrevista concedida a Folha de S?o Paulo, haya sido el broche a la temporada de este deporte. Un curso para el olvido, de escas¨ªsimo inter¨¦s en el asfalto y de un hedor insoportable en su per¨ªmetro. Desde un presidente federativo que se divierte con atrezo nazi (Max Mosley) hasta un ejecutivo italiano con aires de casanova (Flavio Briatore) que conspira para que se estrelle uno de sus pilotos (Piquet) en beneficio de otro (Alonso) sin olvidar las mentiras de McLaren (Hamilton) tras consentir un adelantamiento ilegal. Venganzas, bajezas, espionajes, traiciones. Puro lodo.

El campeonato necesita credibilidad, que todo el inter¨¦s se ci?a a las carreras

El negocio automovil¨ªstico necesita una urgente ventilaci¨®n, tanto en las carreras como en las poltronas, por m¨¢s que la victoria de Jenson Button cotice al alza en el mercado anglosaj¨®n. Cuando todo apuntaba a que ser¨ªa Lewis Hamilton quien resucitara la f¨®rmula 1 en Reino Unido, su compatriota se convirti¨® ayer en Brasil en el 31? campe¨®n mundial, el d¨¦cimo con nacionalidad brit¨¢nica. Lo hizo tras una temporada circense, con sucesivas broncas sobre difusores y KERS, lo que no s¨®lo origin¨® una descomunal confusi¨®n entre los aficionados, sino que alter¨® el sistema jer¨¢rquico, con Ferrari, McLaren y Renault a rebufo de escuder¨ªas como Brawn -ganadora del t¨ªtulo de constructores pese a sus penurias iniciales por perder el mecenazgo de Honda- y Red Bull. Por algo, un brasile?o de 37 a?os, Rubens Barrichello, y un brit¨¢nico de 29 que tard¨® 113 grandes premios en ganar su primera carrera se pelearon por el t¨ªtulo de forma inopinada. A Button, que lleg¨® a estar en el paro, le bastaron seis triunfos en las primeras siete pruebas. A su espalda, el gran triunfador del a?o, Ross Brawn, fundador del equipo apenas 23 d¨ªas antes de que comenzara el campeonato. Por algo fue el genio que llev¨® a la cima a Michael Schumacher. Otro que, aunque fuera de forma indirecta, ha contribuido al teatrillo de este curso con su oportuno e impactante anuncio de que volver¨ªa a Ferrari. Copadas las portadas y alimentados todos los titulares, el alem¨¢n se fren¨® en seco aduciendo que su cuello ya no es el de un deportista en activo. Con el t¨ªtulo casi resuelto en los dos primeros meses de carreras, la f¨®rmula 1 precisaba otras estrategias para mantener la chispa. A falta de mayores escr¨²pulos entre los mandamases, los incendios se propagaron: grescas por los l¨ªmites presupuestarios, inscripciones a capricho y condicionadas para el pr¨®ximo a?o...

Echado el tel¨®n a tanto desprop¨®sito, es hora de mirar con esperanza hacia el horizonte. Sobre todo, desde el pabell¨®n espa?ol, con un ferrari en manos de Fernando Alonso, todo un atractivo. La FIRMA al servicio de quien para muchos es el mejor piloto. Se acabaron las excusas para el equipo y para su gran conductor. Todo lo que no sea circular por la periferia del podio ser¨¢ considerado un fracaso. S¨®lo as¨ª se puede medir la grandeza de Ferrari y del propio Alonso. Quiz¨¢ para entonces se hayan limpiado los subterr¨¢neos de la F-1 y la faceta deportiva recobre toda la p¨²rpura. El circo lo necesita con urgencia. Sobran pirateos, falta credibilidad.