El ¨¦xito de la eterna promesa
Button, campe¨®n a los 29 a?os y despu¨¦s de superar la desaparici¨®n de Honda, tard¨® 113 grandes premios en ganar su primera carrera
Jenson Button acababa de regresar de un entrenamiento en Lanzarote y esperaba su equipaje en el aeropuerto de Gatwick cuando son¨® su tel¨¦fono m¨®vil. "Honda ha anunciado su retirada", le dijeron. Y el mundo se le cay¨® encima. Era diciembre de 2008. Apenas hab¨ªa tiempo para nada. De golpe, se hab¨ªa quedado sin equipo. "Cre¨ª que mi carrera se hab¨ªa acabado", reconoce. "?Sab¨¦is que eso puede ser el final del equipo?", les dijo a los ingenieros y los mec¨¢nicos. Pero ellos le respondieron: "Hay que ser positivos porque es la ¨²nica forma de que alguien acabe compr¨¢ndolo".
No hubo un comprador. Sin embargo, el director de la escuder¨ªa, Ross Brawn, y el coordinador general, Nick Fry, sab¨ªan que el proyecto de coche para 2009, en el que hab¨ªan estado trabajando todo 2008, era demasiado bueno para dejarlo perder. Decidieron jug¨¢rsela. Expusieron su dinero junto al de un grupo inversor y pusieron en juego parte de su patrimonio para estar en la parrilla de salida. Button tuvo que renunciar a dos terceras partes de su sueldo. No obstante, le dijo a su representante que no escuchara ninguna oferta. "Quer¨ªa quedarme con ellos. Ross me dijo que el coche era una bomba", recuerda. En marzo, el coche pis¨® la pista por primera vez en Barcelona. Button no se lo cre¨ªa: "Era una maravilla. Pod¨ªa hacer con ¨¦l todo lo que quisiera: apretar el freno a fondo, buscar los l¨ªmites en las curvas... Respond¨ªa de manera incre¨ªble. Era fiable e incre¨ªblemente r¨¢pido".
El piloto renunci¨® a dos terceras partes de su sueldo para seguir con Brawn
"Soy un obseso de la perfecci¨®n. No tolero mis errores ni los de quienes me rodean"
Desde la primera carrera, en Australia, hasta la s¨¦ptima, en Turqu¨ªa, Button no se baj¨® del podio. Gan¨® seis de esos grandes premios y en el otro, en Bahrein, acab¨® tercero. Adquiri¨® una diferencia de puntos tan brutal que pudo vislumbrar el t¨ªtulo en el horizonte. Sin embargo, all¨ª comenz¨® su calvario. Tal vez fuera la presi¨®n o probablemente que los dem¨¢s equipos comenzaron a reaccionar e incorporar dobles difusores y mejoras t¨¦cnicas, pero Button inici¨® un declive fulminante.
En Brasil se lo jugaba todo. Y, pese a su p¨¦sima clasificaci¨®n, consigui¨® el objetivo de asegurarse el t¨ªtulo mundial. De golpe, su leyenda dio un vuelco. Sigue siendo el juerguista que fue capaz de dejar plantada a Louise Griffiths cuando ya se hab¨ªan mandado las invitaciones de su boda. Y permanece igual de fiel a sus caprichos, a correr por las calles de Montecarlo en los mejores coches, a no preocuparse si le ponen multas, a salir de copas con su amigo David Coulthard. "Soy un obseso de la perfecci¨®n. No tolero mis errores ni los de la gente que me rodea. Me considero un profesional cuando trabajo", asegura; "pero, si cuando todo ha acabado no puedo re¨ªrme, tomarme unas copas con mis amigos y salir con mi novia, esta vida no tiene sentido".
Desde que su padre, John Old Boy -nombre que le qued¨® de su etapa de piloto de rallies-, le regal¨® el primer kart hasta que se convirti¨® en el piloto brit¨¢nico m¨¢s joven en subirse a un f-1 en 2000 con Williams, a los 20 a?os, fue ascendiendo pelda?os y dando vida al t¨ªtulo de mejor promesa. Pero corri¨® el peligro de quedarse s¨®lo en eso. Su primera victoria tard¨® 113 carreras en llegar (Hungr¨ªa, 2006). Y este Mundial lo ha conquistado a los 29 a?os, cuando muchos ya no confiaban en ¨¦l y hab¨ªan depositado su admiraci¨®n en Lewis Hamilton, campe¨®n en 2008. Pero ¨¦l sigui¨® y fue fiel a s¨ª mismo. "Si no tienes un coche ganador, nunca ser¨¢s campe¨®n en la F-1", afirm¨® siempre. Y este a?o, en el que a punto estuvo de quedarse sin equipo, lo tuvo y termin¨® siendo el campe¨®n.
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