De tanto fuego rojo s¨®lo quedan brasas
Berlusconi lo dijo al principio de la temporada y lo repiti¨® durante el campeonato: "Somos m¨¢s fuertes que el a?o pasado". Pero el f¨²tbol, a diferencia de la pol¨ªtica, la ¨¦tica o la econom¨ªa, es algo sencillo. En efecto, muchos milanistas se preguntaron entonces c¨®mo podr¨ªa ser m¨¢s fuerte el equipo sin Kak¨¢, sin Maldini, presencia siempre carism¨¢tica dentro y fuera del campo, y sin Ancelotti, acostumbrado a moverse en todo tipo de mares. Desde hace un tiempo, ya nadie se hace esta pregunta: todos tienen claro que el Milan es menos fuerte, y no s¨®lo un poco menos. Kak¨¢ era el ¨²nico que garantizaba el cambio de velocidad, fundamental para un equipo envejecido que hace de la posesi¨®n del bal¨®n (a ritmo suave) su bandera, pero que no tiene equilibrio entre el ataque y la defensa y soporta a muchos adversarios con menos t¨¦cnica, pero m¨¢s r¨¢pidos, como el Z¨²rich.
El Milan, cargado de gloria y a?os, es un equipo cansado que sue?a con retrasar su ocaso
El Milan se presenta en Madrid reconfortado por el 2-1 con que remont¨® en Roma. "Una verg¨¹enza", comentaba Ranieri, descontento con el arbitraje de Rosetti (neg¨® un penalti a Menez en el 1-0 para el Roma). Los tres puntos mantienen al Milan cerca de la zona superior de la clasificaci¨®n (a siete puntos del Inter), pero no resuelven los problemas de fondo. El principal es Ronaldinho. No tanto por lo que cuesta (dos a?os a 11 millones netos), sino lo que da o no da. Contra el Roma obtuvo las puntuaciones m¨¢s altas (en el 7). Puntuaci¨®n fruto del penalti marcado y del lanzamiento (bonito, en diagonal) para el 2-1 de Pato. No es que hiciera mucho m¨¢s. En el primer tiempo no vio el bal¨®n como segundo delantero (el papel lo defini¨® el mismo Berlusconi). Con la entrada de Inzaghi, se escabull¨® a la izquierda en un pa?uelo de campo. Como bien saben en Barcelona, en parado, a Ronaldinho le salen golpes notables. Lo malo es cuando el bal¨®n lo tienen los dem¨¢s.
En Mil¨¢n tienden a enamorarse de los brasile?os que empiezan por R (Rivaldo, Ronaldo, Ronaldinho), a excepci¨®n de Kak¨¢, que en el terreno de juego es el menos brasile?o de todos. Y ahora han puesto sus esperanzas en otro brasile?o, Dunga. Si a Ronaldinho y Pato les importa el Mundial de Sur¨¢frica, que pongan manos a la obra. El entrenador cree posible usar a Ronaldinho: si est¨¢ en condiciones f¨ªsicas decentes, ?por qu¨¦ no? Pato tiene menos posibilidades: se cree un fen¨®meno, seg¨²n Dunga, pero todav¨ªa no lo es. El futuro es suyo, el presente hay que conquistarlo. Ronaldinho no se entrena muy bien y no le disgusta alg¨²n que otro brindis nocturno. El trabajo que ha planteado Leonardo (mucho bal¨®n, poco atletismo) no le va bien. El nuevo entrenador del Milan, despu¨¦s de unos pocos campeonatos, ha llegado a pensar como Ancelotti: Ronaldinho es un lujo y m¨¢s valdr¨ªa emplearlo como la Juve en tiempos de Altafini: en el segundo tiempo, cuando los adversarios est¨¢n m¨¢s cansados. Pero Ronaldinho quiere ir al Mundial y en el banquillo pierde la sonrisa de dibujo animado. As¨ª que debe jugar. Naufragado como segundo delantero, suspendido como media punta (pierde demasiados balones en regates imposibles), s¨®lo le queda la banda izquierda.
Cuando se habla de equilibrios en el Milan hay que tener en cuenta que, a menudo, juega sin un delantero centro. Inzaghi, a su edad, saborea sus apariciones. Borriello, que deb¨ªa dar peso a la primera l¨ªnea, est¨¢ pr¨¢cticamente parado desde hace m¨¢s de un a?o; Huntelaar a¨²n no se ha integrado, y no por culpa suya. Queda Pato, t¨¢cticamente ingobernable. El Milan es un equipo cargado de gloria y de a?os; un equipo cansado, pero orgulloso, que ha so?ado con retrasar el momento del ocaso. De tanto fuego rojo lo ¨²nico que queda son unas ligeras brasas.
Gianni Mura es periodista de La Repubblica.
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